Llegar al Parque Nacional Los Alerces implicará horas de contemplación y otras de aventura en embarcaciones que van por tempestuosos ríos, a pie sobre inmutables glaciares o en cuclillas por secretos túneles de hielo. El viajero elige su experiencia.
Un guía será la mejor compañía para atreverse a descubrir el glaciar colgante del cerro Torrecillas, uno de los tesoros mejor guardados dentro del Parque Nacional Los Alerces. El punto de partida es el Puerto Chucao, con una apacible navegación por el brazo norte del lago Menéndez. Una vez en tierra y luego de un energético almuerzo comenzará el trekking hacia la Laguna del Antiguo, desde donde se avistará, unas horas después, el imponente glaciar.
Los primeros habitantes del camino en ascenso son los originales coihues bonsai, que acompañan un viejo cauce de rocas de origen aluvional. Llegar hasta el arroyo Torrecillas significa poder divisar la margen sur del glaciar.
Faltará un corto tramo más, hasta los 760 metros sobre el nivel del mar, para quedarse en silencio ante un espectáculo difícil de describir: las aguas verde esmeralda de la Laguna del Antiguo, poblada de inmaculados témpanos, y el glaciar colgante, en todo su esplendor, a 1.900 metros de altura.
Otra excursión impactante es hacia los túneles de hielo. Comienza con un recorrido en 4x4 que asciende por las laderas del cerro La Torta, en medio de un multicolor bosque de lengas, musicalizado por los arroyos que pueblan la Comarca.
Continúa con una etapa de trekking en subida hasta los 2.200 metros, pero el esfuerzo vale la pena: una gran cascada en forma de “v”, con nieve en su interior, se descongela de adentro hacia afuera, lo que da origen a una serie de impresionantes túneles transparentes, ¡que pueden recorrerse a pie!
Hazaña Futaleufú
Quienes quieran observar también lo que el hombre es capaz de hacer con sus manos en medio de la inhóspita naturaleza pueden visitar el Complejo Hidroeléctrico Futaleufú, una impactante obra de ingeniería construida sobre el nacimiento del río homónimo, en el extremo sur del Parque.
Fue toda una hazaña el trabajo de anegación de cuatro lagos, Situación, Quiñe, Epu y Cula, pero dio sus frutos: a más de cuarenta años de su construcción, aún hoy provee el 85 por ciento de la electricidad que utiliza la planta de aluminio Aluar, en Puerto Madryn, mientras que el resto de la energía generada se orienta a Esquel y ciudades aledañas.
El imponente embalse cubre una extensión de 9.200 hectáreas y la presa, construida de materiales sueltos, posee una altura de 120 metros. Dos horas son necesarias para recorrer todo el predio, comenzando por cuatro kilómetros de caminata en zig zag, ascendiendo hacia la parte superior de la represa. Un camino de baja dificultad culmina en una impactante vista del lago artificial Amutui Quimey, que significa “belleza perdida” en mapuche, ideal para disfrutar de una navegación o simplemente del sol patagónico en un ámbito distendido.
Por su parte, el sendero interpretativo permite comprender la historia del complejo en su contexto histórico y conocer el funcionamiento de la presa General San Martín, la casa de máquinas y la aplicación del sistema de aducción, que traslada el agua desde la presa a las turbinas y de allí nuevamente al río Futaleufú.
En los meses de noviembre y diciembre se organizan salidas de pesca, aunque también es posible disfrutar de un baño en los piletones naturales de aguas transparentes o conocer algunas cascadas cercanas como Los Tambores, de unos diez metros de altura.
Aventura y relax en el lago Krugger
El paisaje del lago Kruger, bañado de sedimentos glaciarios que otorgan una coloración particular a sus aguas, lleva impresa una singular belleza que a nadie dejará indiferente. Pero hay que estar en buen estado físico y dispuesto a madrugar para aventurarse a un recorrido de unas doce horas a pie o dividir la excursión en dos jornadas y acampar en Playa Blanca, para avanzar luego por el lago Futalaufquen hasta el lago Kruger.
A no desesperar: hay alternativas menos exigentes pero igual de atractivas, como una excursión lacustre de un día que permite descubrir este paisaje espectacular en el corazón del Parque Nacional Los Alerces desde el agua. La navegación se despide del puerto Limonao y atraviesa el lago Futalaufquen hasta llegar hasta el Estrecho de los Monstruos, donde se encuentra el lago Kruger. Una vez allí, la embarcación se dirige hacia la boca del río Frey, donde se desembarca para dar comienzo a un trekking de dificultad media-baja hasta el final del recorrido.
Adrenalina estival
En los meses de verano, los más aventureros podrán disfrutar de un paseo en kayak por el Kruger. Luego de la introducción técnica de rigor, comienza la travesía por la margen oeste del lago hasta la desembocadura del río Stange. En la costa se comparte un refrigerio para luego retomar la margen norte, pasando por la isla para cruzar en dirección de la margen este y regresar para un merecido descanso.
Sin embargo, hay emociones aún más fuertes, como el rafting en el río Corcovado, con rápidos de clase II y III. La recompensa al esfuerzo físico es alcanzar zonas del Parque a las que no se accede desde los circuitos de trekking. Hay momentos también para el rélax pasando los rápidos, cuando el agua se encajona entre los acantilados y se suceden apacibles playas.
También pueden realizarse flotadas en aguas mansas, que permiten observar con tranquilidad la flora y la fauna de la zona, especialmente la increíble diversidad de aves que rodean las embarcaciones. El río Rivadavia, con sus orillas boscosas, es uno de los elegidos para esta actividad.
Al galope
Las excursiones a caballo tienen sus propios circuitos, que pueden ser de unas horas hasta varios días. Una opción de largo aliento son las cabalgatas en la zona de Valle Chico, desde donde puede apreciarse el cerro Nahuel Pan, de 2.200 metros de altura, y espectaculares panorámicas de la estepa, el cordón Esquel, La Hoya, los Cerros 21, Tres Torres y La Torta.
El ascenso nocturno al cerro La Cruz es otra alternativa fuera de lo común. El paseo comienza al atardecer y la ciudad de Esquel se ilumina a medida que el grupo se aleja del pavimento. Los cinco sentidos entran entonces en juego para intuir el camino en medio de una colina poblada por pinos. Luego llega el turno del descenso y el vértigo es el protagonista. Para amantes de la aventura o simplemente admiradores de la naturaleza en estado puro, toda la Comarca de los Alerces es un paraíso por descubrir.