En la próxima elección legislativa al oficialismo le bastará con salir tercero a veinte puntos del primero y a diez del segundo para retener la banca que pone en juego. Para perderla deberá sufrir una debacle electoral histórica y ubicarse en un tercer puesto a 38 puntos del primero y a 26 del segundo. Es decir tendrá que sufrir una vez y media la peor de sus palizas (en 2009) cuando el Frente Cívico Federal (UCR-Confe, Lista 503) lo aplastó por 24 puntos.
En cambio el oficialismo podrá agregar una banca tanto si gana la elección (por cualquier porcentaje) como si consigue un segundo puesto diez puntos por debajo del primero y diez por arriba del tercero. Para conseguir esto le bastará con retener dos de cada tres votos que lo apoyaron en la elección de 2011 cuando (a legisladores nacionales, aunque en elecciones presidenciales) el Frente para la Victoria se quedó con el 46% de los votos (cinco menos que a Presidente y cuatro más que a Gobernador) y -desquite mediante- aplastó al 22% de la UCR y al 17% de Compromiso Federal (PD-PF).
Es decir que el balance de los diputados nacionales mendocinos entre oficialismo y oposición podrá dejar de ser de cuatro a seis y pasar a ser de cinco a cinco, aún con una pérdida de quince puntos por parte del kirchnerismo con relación a la elección pasada.
UCR
Una tarea mucho más difícil se le presenta al radicalismo que, para sostener las dos bancas que pone en juego deberá, como mínimo, salir segundo a no más de diez puntos del primero y, al mismo tiempo, deberá sacarle -como piso- diez puntos al tercero. Cualquier performance por debajo de una de estas dos alternativas pondrá en alto riesgo una de las dos bancas en juego.
Para que la UCR pueda aspirar a conseguir tres bancas (agregando una más a las que actualmente tiene) deberá ganarle al segundo por no menos de treinta puntos, lo cual supone una elección más que excelente. Es decir debería lograr un resultado mejor aún al de 2009 cuando el Frente Cívico Federal (503) superó el 50% de los votos y se colocó 24 puntos por encima del Frente para la Victoria (26% con aliados) y 37 por arriba del Frente Demócrata-Pro (13%).
PD-PJ Federal
Por su parte tanto los demócratas como el peronismo federal (que ponen en juego una banca) necesitarán alcanzar -como mínimo- un tercer puesto a diez puntos del segundo y a veinte del primero. Cualquier resultado por debajo de esa performance pondrá en riesgo sus bancas.
Entre ambas fuerzas se vive una situación particular ya que fueron aliadas en la elección pasada de 2011. Pero frente a la próxima tanto los demócratas como los peronistas federales apuntan a fortalecer sus propias organizaciones antes de pensar en alianzas.
Para colocar un segundo diputado tanto el PD como el Peronismo Federal (por separado) deberían alcanzar el segundo puesto a no más de 25 puntos del primero y siempre y cuando se distanciaran no menos de 16 puntos del tercero.
Y para conseguir un tercer diputado tras revalidar las dos bancas que ponen en juego (en un hipotético escenario juntos) deberían provocar un terremoto electoral. Tendrían que ganar sacándole no menos de doce puntos al segundo y alejarse 38 del tercero.