Frente a la actual escasez de cigarrillos, los fumadores mendocinos se ven -y se verán por algunos días más- obligados a recorrer más de un quiosco para comprar un atado de "puchos", no siempre de la marca preferida y a un precio "inflado" que se sigue yendo para arriba como el humo del tabaco.
Desde el 20 de marzo pasado, cuando comenzó la cuarentena obligatoria, las tabacaleras dejaron de producir ya que el Gobierno no los consideró fabricantes de un producto esencial.
Pero en la última ampliación de las actividades industriales se permitió que el tabaco volviera a producirse. Siguiendo los protocolos de cada provincia y municipio, las fábricas han abierto entre el lunes y el martes pasado, aunque algunas aún no lo han hecho.
En Merlo y en Avellaneda ya se activaron Massalin Particulares y Tabacalera Sarandí (Red Point). En cambio, British American Tobacco (ex Nobleza Piccardo), ubicada en Pilar, todavía no abrió sus puertas.
Así las cosas, medios nacionales estiman que entre el viernes y el lunes próximo, se normalizaría el abastecimiento para CABA y la provincia de Buenos Aires.
Luego será el turno del interior de país. Un sondeo que hizo Los Andes entre los quiosqueros locales, indica que los mayoristas no tienen aún una fecha de normalización el mercado, estimando que podría ser hacia el fin de la semana próxima, aunque de forma escalonada.
Mientras tanto, los fumadores mendocinos deberán respetar las reglas que le impone momentáneamente el mercado: un atado por cliente, precios altos -hasta más de 200 pesos- y a recorrer quioscos para buscarlos, olvidándose de que sean de su marca preferida.
Se esfumaron
Ayer, en el Centro, algunos quioscos tenían cigarrillos pero sólo de algunas marcas; otros no tenían nada y los menos "sólo convertibles, que son más caros y que no tienen tanta salida".
Un quiosquero de San Martín y Amigorena explicó su situación: "Hoy tenemos algunas marcas porque ayer mi jefe consiguió. Pero estuvimos sin nada por varios días". Luego afirmó que los precios están como el humo, siempre subiendo: "Nos venden a un precio más alto y nosotros tenemos que volcar el aumento al cliente. La gente se enoja, pero termina comprando".
A media cuadra, otro negocio no tenía ningún tipo de cigarrillos. "Algunos me piden tabaco, que cuesta 170 pesos el paquete de 30 gramos. La semana pasada vendí bastante", confió el vendedor. Un negocio de calle Montevideo tenía algunas marcas y vendía "hasta agotar stock, no como otros que los racionan". "Si querés 10 atados, te vendo. Cuando se me terminen, chau", explicó el comerciante.
Todos los comerciantes consultados coincidieron en que los mayoristas y proveedores habituales "no tienen nada y no saben cuándo van a tener". Un vendedor de la calle San Lorenzo, que sólo tenía convertibles, explicó que "las distribuidoras nos dicen que el lunes pasado habilitaron la fabricación y que hay que esperar que elaboren y distribuyan. Pero no hay fecha".
Las roncas voces de los fumadores
"Yo compro en los quioscos de la Quinta, donde vivo, y me venden un atado por día. También compro en el Centro, por el trabajo. Los que antes compraba a 120 los compro a 200 pesos", comentó un fumador.
Todos los consumidores de tabaco consultados coincidieron en este punto: “Se abusan con los precios. Te dicen: ‘Si querés llevarlos, este es el precio; sino, no los llevés’”.
"Compro en el Centro y fumo la marca que encuentro. Hoy compré unos de 120 a 200. Pero por un Chesterfield me pedían 230 pesos el paquete", se quejó otro consumidor consultado.
Una fumadora de la zona de Puente Olive, en Godoy Cruz, explicó que los mayoristas, en las últimas semanas, le vendían medio cartón "y ahora sólo un atado y te dicen que tienen pero para los quiosqueros". "Por ahí te venden convertibles, que es lo que les está quedando", concluyó.
En las redes están “que echan humo”
La falta de cigarrillos, sumada a la cuarentena. fue un tema muy abordado en las redes sociales. Los fumadores se mostraban "echando humo".
Los primeros comentarios arrancaron hace un mes, cuando los consumidores empezaron a notar que no había puchos de su marca preferida en los negocios de cercanía.
Con el paso de los días, el problema se agudizó porque no sólo no conseguían marcas sino que el precio se fue a las nubes.
A esto se sumaba la cuarentena vigente, por lo que la gente no podía salir a buscar cigarrillos a quioscos de otra zona ni a los mayoristas y lidiar con la ansiedad que genera el encierro.
"Soy adicta al tabaco. En mis alrededores están racionando la venta, incluso de tabaco suelto. ¿Alguien conoce a algún mayorista por la zona de Luján?", preguntaba una mujer a sus contactos.
"Yo salí a comprar alimentos y en ningún lugar tenían cigarrillos y el que tenía te vendía Chester a 200 pesos. Además de que subieron el precio en casi todos lados. No se consigue ni tabaco suelto por mi barrio!", le contestó uno de sus contactos, sumándole "caritas" de todos los colores.
"Yo fumaba Virginia Slim. No hay más. Ahora fumo cualquier cosa que encuentre", le mandó como respuesta una amiga.
En ese momento, Godoy Cruz parecía un departamento más amigable, a juzgar por este comentario: "Anímese y salga de la aldea. Llegue hasta Godoy Cruz (no hasta Palmares, que parece ser el límite para los lujaninos). Acá algo se consigue".
A lo que la "adicta" inicial le contestó: "No. Me para la cana. No es la primera vez que lo intento!!!".
