Corría el año 2003 y Mendoza ya vivía los días previos a la Fiesta Nacional de la Vendimia. Por aquellos años, las calles lucían las fotos de todas las reinas departamentales en cada rincón, ya que entonces no existían las redes sociales y era allí donde cada comuna buscaba dar a conocer a su candidata.
Días antes del Acto Central hubo una gráfica que generó una explosión mediática y llamó la atención de todos los mendocinos: la reina de Las Heras, Gisela Gaviola, salía con una bikini de parra en uno de sus afiches.
Por primera vez en la historia, un municipio dejaba atrás la imagen solemne y formal que acompañó siempre a las reinas y mostraba a su soberana de forma sensual. No era mucho lo que se veía, pero sin dudas era muchísimo más de lo que históricamente se había mostrado.
El afiche estaba ocupado principalmente por una foto de Gisela sosteniendo un gran racimo de uva, pero en el margen derecho inferior se la veía desde las rodillas hacia arriba luciendo una bikini de hojas de parra, sosteniendo un racimo en la mano derecha elevada y un jarrón con agua del lado izquierdo.
La carta que jugó el municipio generó el impacto deseado porque en todos lados se hablaba del tema, con posturas encontradas entre quienes no veían bien que se mostrara así a una reina y entre quienes insistían en modernizar la Vendimia y a las soberanas.
Eugenia Ferrer, coordinadora de Comunicación institucional de Las Heras por aquellos años, explicó que buscaron "hacer algo distinto, pero respetando la simbología vendimial", razón por la que eligieron trabajar "con la parra, la uva y el agua".
Como para que se entienda mejor la idea, la funcionaria agregó: "Buscamos identificar a la reina con la Madre Tierra, a partir de la cual crece la vid. Tiene un arraigo en las divinidades greco-romanas".
En la imagen original Gisela surgía de la tierra y era envuelta por las ramas de la parra que iba tejiendo la bikini que vestía a la soberana.
Según relató oportunamente Hugo Félix, quien realizó la famosa fotografía, el concepto inicial no se entendió porque al realizar el afiche habían cortado los pies. No obstante, reconoció que le había gustado el atrevimiento.
Por su parte, Gisela explicó que la parra y las uvas habían sido recogidas de la finca de su abuelo y que las otras reinas con las que convivía en el hotel la habían expresado buenas críticas.
Pasaron ya 17 años de aquella famosa fotografía y todo el mundo recuerda el revuelo que armó. Hoy, simplemente parece una foto inocente.