Fue un golpe inesperado en la campaña de Hillary Clinton, que va adelante en las encuestas y parece navegar -al menos hasta ahora- con cierta tranquilidad hacia la Casa Blanca. Su estrecha amiga, la que estuvo junto a ella en la Casa Blanca, en el Senado, en el Departamento de Estado y ahora trabaja como asesora de su campaña presidencial, anunció ayer que se separaba luego de que un diario reveló que su marido enviaba fotografías y mensajes eróticos a otra mujer.
El escándalo ocupó los principales títulos de los medios de Estados Unidos y, como no podía ser de otra manera, impactó en la carrera política: Donald Trump aprovechó para castigar a Hillary por el tema y comenzó a sobrevolar otra vez el fantasma de las infidelidades cerca de los Clinton.
Huma Abedin, una estadounidense de 40 años que vivió un largo tiempo en Arabia Saudita y que conoció a Hillary al ingresar como becaria a la Casa Blanca cuando ella era primera dama, anunció el lunes en un comunicado: “Después de una larga y dolorosa reflexión y trabajo sobre mi matrimonio, he tomado la decisión de separarme de mi marido”. Horas antes, el diario The New York Post había publicado fotos y mensajes de texto de sexo explícito de su esposo, el ex representante Anthony Weiner, dirigidos a una mujer, con la que aparentemente solo tenía una relación virtual.
A Weiner, de 51 años, se lo ve en las fotos con el torso desnudo frente al espejo mostrando sus músculos y en otra aparece en la cama, exhibiendo sus calzoncillos abultados con su hijo de 5 años dormido al lado. La mujer, que según el Post es simpatizante de Trump y amante de las armas, fue quien suministró al diario las fotos y los mensajes privados subidos de tono que mantenía por Twitter con Weiner.
No es la primera vez que Weiner cae en la tentación del llamado “sexting”. Ya en 2011 se vio forzado a renunciar a su banca en la Cámara de Representantes cuando estalló el escándalo tras haber admitido que intercambiaba fotos y mensajes con contenido sexual explícito con al menos seis mujeres. Dos años después, otra vez reconoció haber enviado textos de ese tono a otras damas, con el alias de “Carlos Danger”.
Entonces Abedin, quizás con el consejo de su jefa Hillary, salió a perdonarlo públicamente y decir que lo amaba y que intentaría reconstruir su matrimonio. La ex primera dama pasó una situación similar durante la presidencia de su marido cuando saltó el escándalo con Mónica Lewinsky, con la que Clinton admitió haber tenido una “relación inapropiada” que casi le cuesta un impeachment.
Entonces Hillary salió estoica a apoyarlo.
