La Pandemia es cada vez más un ámbito en el cual EE.UU. y China disputan su hegemonía global.
En la última reunión de la Organización Mundial de la Salud (OMS) Washington y Beijing volvieron a chocar desde posiciones antagónicas.
El gobierno estadounidense insistió en que la organización está manipulada por China y ésta lo negó, coincidiendo con sus autoridades que se allanaron a la posibilidad de una investigación sobre su actuación, aunque no puso fecha para ello.
EE.UU. no sólo ratificó que suspende pagar su cuota del segundo semestre, si no que abrió la posibilidad a un retiro definitivo.
El origen etíope del secretario general -Etiopía tiene muy buena relación con China- es utilizado por los estadounidense para argumentar a favor de su postura.
Trump enfáticamente volvió a acusar a China por el manejo inicial del Coronavius y la responsabilizó por “la Matanza mundial” que habría provocado.
La opinión publica estadounidense es cada vez más “anti-china” de acuerdo a las encuestas. Creen que la potencia asiática es una “amenaza” y que “miente”.
Trump por esta razón está dando cada vez más relevancia a este conflicto, en razón de que le reporta beneficios en una elección en la cual si se votara hoy perdería y cuando los desempleados pueden llegar a ser 40 millones.
Además, es un tema en el cual los demócratas no pueden enfrentarlo, no sólo por la opinión pública, sino también porque los trabajadores industriales son muy contrarios a China a quien ven como un competidor peligroso.
Pero la Administración Trump va sumando más aliados a su causa. El responsable de relaciones exteriores de la Unión Europea (UE) -el socialista español Borrell- ha pedido a la organización una postura más “robusta” frente a China, posición que fue adelantada por la jefa del gobierno alemán Ángela Merkel y el Presidente francés Emanuel Macron ha pedido a la UE restricciones a que China compre empresas europeas de interés estratégico.
El enfrentamiento entre China y EE.UU. también escala por la relación con Taiwán y por las protestas en Hong Kong.
Al cumplirse un nuevo aniversario de la independencia de la China nacionalista -cuya Presidenta rechaza la unificación con la fórmula de “un país dos sistemas”- EE.UU. felicitó al país con énfasis, elogiándolo y defendiendo su independencia.
La respuesta china a través de un vocero fue contundente, diciendo que la potencia occidental debía entender que era “extremadamente erróneo y muy peligroso” lo que sostenía.
Se ha iniciado la Conferencia Consultiva política del Pueblo Chino, integrada por más de 2.000 delegados. Había sido postergada por el Coronavirus.
Al mismo tiempo, pasada la urgencia de la Pandemia, emerge el problema del freno de la economía, evidenciándose un aumento significativo del desempleo.
El protagonismo adquirido por Taiwán por el Coronavirus y la posición independentista de su Presidenta, debilitan a China que se ve desafiada.
Las protestas en Hong Kong se reiniciaron tras la Pandemia, con incidentes entre los legisladores pro-chinos y anti-chinos y medidas represivas en la que fueron detenidos 180 activistas contrarios a Beijing.
En este marco, si bien el liderazgo del Presidente es indiscutible, parece haber perdido cierta libertad de acción.
La carrera entre las dos potencias por llegar antes a la vacuna contra el Coronavirus suma un ámbito de competencia más, cuando China a acusa EE.UU. de querer crear una “nueva guerra fría”.
En este marco, el Presidente hizo un público llamado al país a prepararse para “la guerra”, un mensaje por el que puede buscar recuperar liderazgo y firmeza, pero que también muestra el peligroso aumento de la tensión.
La aprobación por parte de la Asamblea china de una ley que respalda la represión de las protestas en Honk Kong, es otro factor que agudiza el conflicto entre Trump y Xi.
Al mismo tiempo, se agudiza el conflicto estratégico-militar entre EEUU y Rusia. La Administración Trump decidió retirar al país del acuerdo de “cielos abiertos”, por el cual un país podía volar sobre otro, con aviso previo. Varios países europeos se han sumado a este acuerdo. Es el tercero de contención estratégica que abandona EE.UU., en la Administración Trump, junto con el firmado con Irán para contener su desarrollo nuclear y el de control de misiles de alcance intermedio.
Coincidentemente, EE.UU. presentó una nueva arma para derribar aviones mediante el uso de rayo láser, la que fue probada desde un buque de la Flota el Pacífico.
Rusia comenzó la navegación de la primera central nuclear flotante. Es a prueba de “tsunamis” y “icebergs”, tiene como base el nor-este del país cercano a China y puede navegar dando energía a zonas alejadas del país.
Pero quizás el anuncio más relevante de Rusia en términos estratégicos, fue cuando el 25 de mayo anunció que “no permitiremos la privatización de la luna”.
Este año se intensifican los lanzamientos espaciales de EE.UU., realizados por empresas privadas como Space-X. Ello se enmarca dentro de la política estadounidense de explotar los recursos naturales del espacio (luna, marte, etc.) para lo cual tiene la ventaja de que llegará antes. El rechazo ruso a esta política es coincidente con el de China.
La política de EE.UU. frente al mundo musulmán ha llevado a la Autoridad Palestina a retirarse de los acuerdos con Washington y Tel Aviv y la presencia de buques iraníes en Venezuela genera tensión. Un nuevo período de gobierno de Netanyahu aprovechará el último año del segundo mandato de Trump, para afianzar la alianza con Washington y consolidar su presencia en los territorios palestinos, antes de una elección presidencial estadounidense que es incierta. Esta situación es la que llevó al retiro palestino de los acuerdos mencionados.
Paralelamente, Irán y Venezuela, dos enemigos de EE.UU. en Medio Oriente y América el Sur, hacen manifiesta su alianza, al llegar una flota petrolera iraní a Venezuela para entregar combustible que es prioritario para el régimen de Maduro que enfrenta una carencia inédita del mismo. Esto tiene lugar cuando el Comando Sur de los EE.UU. realiza un despliegue aeronaval sin precedentes en las últimas décadas en el Caribe en torno a Venezuela y cuando la tensión con Irán sigue siendo muy alta y Trump dice respecto a este último país que “algo va a pasar”.
La Pandemia, en lugar de atenuar el conflicto por la hegemonía global lo ha incrementado. Tanto Trump como Xi y Putin, parecen olvidar que las crisis suelen escalar por errores de cálculo.