La Lepra no pudo extender la racha de triunfos (dos consecutivos, uno por Copa Argentina) y terminó repartiendo anoche puntos con Gimnasia (J). Fue 0-0 en un partido que no tuvo grandes emociones.
A Independiente Rivadavia le costó el protagonismo en su casa ante un equipo jujeño que se plantó firme y lejos del arco de Cavallotti. Las buenas intenciones locales se acababan cuando el balón corría cerca del área rival. Allí faltaba precisión, e ideas, para desnivelar.
Y la visita, con el correr de los minutos, fue ganando confianza y y tuvo un par de ocasiones en un cabezazo de Miranda y en un disparo de Fernández. Se jugaba a mucha velocidad y el mediocampo era constantemente salteado por los protagonistas. La más clara de la “Lepra” la tuvo Villarreal, quien tras un centro de Nadaya, definió forzado y desviado.
Para el segundo tiempo, Quinteros rompió rápidamente el molde y mandó al campo de juego a Méndez y sacó a Cálgaro, cambiando el esquema inicial. Ahora la “Lepra” jugaba con un 3-4-1-2. La modificación dio como saldo positivo más tenencia de balón e imposición de las condiciones sobre como jugar esta etapa. El local finalmente era dueño del juego, aunque esto no se traducía en situaciones de riesgo para la valla de Cavallotti. ¿Qué faltaba? Simple, profundidad.
Y mientras la Lepra se debatía buscando claridad para romper el orden rival, Gimnasia comenzó a mirar, cada vez más, con cariño el reparto de puntos. Eso llevo a que los esfuerzos ofensivos de los jujeños fueran escasos y los pelotazos comenzaron a ser una variante para salir del asedio local. Arriba, el “Flaco” Miranda ya no pesó y el visitante le bajó la persiana al duelo.
Ni siquiera el tiro del final fue para los de Quinteros. Pereyra perdió una inmejorable chance frente al arco rival y fue empate.