No hay forma de imaginar al Deportivo Maipú sin Carlos César Sperdutti en el banco de suplentes. Y viceversa. El Gringo, desde 2002 hasta la fecha (en periodos interrumpidos desde 2014), es el DT del equipo de calle Vergara. "Estuve 12 años consecutivos; más que Pablo Vicó", dice, a sus 65 años, exponiendo, sin decirlo, una queja a quienes consideran al DT de Brown (A) como un ícono del ascenso argentino.
-Son muchos años en el club; ¿llevas la cuenta?
-Debuté en Primera en 1970, pero al club llegué con 11 años y estuve hasta los 29, cuando una lesión me retiró. En 2002 asumí como DT y acá me tenés todavía. Cuando hice el servicio militar estuve en San Rafael y jugué en Pedal; pasé por Luján y volví a Maipú.
-Sos el DT con más años consecutivos al frente de un equipo en una categoría de AFA...
-Y muchos dirán que es por mi hermano Omar (NdR: es el presidente de la entidad). Si supieran que es el dirigente con el que más he peleado. Sin embargo, más allá de todo, los resultados hablan; siempre hemos peleado campeonatos.
-¿Te considerás un hombre afortunado?
-He tenido mucha suerte; conocí dirigentes maravillosos, grandes compañeros y jugadores increíbles. Nunca hay que olvidarse. Yo siempre estaré muy agradecido a Antonio Cassia y familia, quienes me dieron una mano cuando comencé a trabajar en YPF.
-No es normal estar tantos años al frente de un club...
-El desgaste es grande, pero la clave siempre es contar con cuerpos técnicos como los que pude formar. Con ellos hablo de todo, no solo de fútbol. Eso ayuda mucho.
-¿Qué dirías del Carlos jugador de fútbol?
-Era un delantero que se movía por todo el frente de ataque, goleador (risas). En realidad era un trabajador del fútbol; corría mucho y nunca daba una pelota por perdida. Eso me llevo a ser leal conmigo y mis compañeros. Y eso es lo que pretendo para mis equipos.
-Tu primera experiencia como DT fue una locura...
-Fue en Las Paredes, en San Rafael. Salía de trabajar a a las 14 y viajaba todos los días. Volvía a la una de la mañana y arrancaba de nuevo a las cinco. Tenía un ayudante de campo de lujo: Juan Caló.
-¿Qué fue lo peor que te pasó en el fútbol?
-El día de la barbarie en San Francisco (NdR: hinchas locales lo agredieron salvajemente).
-¿Y lo mejor?
-Los ascensos con Deportivo Maipú, con Chacras de Coria y el que tuve con Las Paredes, en San Rafael.
-¿Con los años aprendiste a sobrellevar las críticas periodísticas?
-Con las críticas se aprende más que con los triunfos.
-¿Ganar como sea o además jugar bonito?
-Si tengo que mentir: jugar bonito, pero siempre hay que ganar. Claro que si ganás, gustás y goleás, es mejor.
-Imagino que te ha pasado eso de quedarte pensando en algo que sucedió en un partido durante varios días...
-Me ha pasado, claro; sobre todo cuando hacés alguna modificación. Aprendí que los cambios se hacen con la cabeza, no con el corazón.
-¿El sueño sigue siendo el mismo?
-¡El ascenso con Maipú! Pasa que miro el calendario y se me complica (risas). Lo he intentado varias veces y fallé. Ojalá pueda.