Es el viejo Lobo

Como si fuese un experimentado en la categoría, Gimnasia manejó los tiempos y dominó siempre a un inexpresivo Brown, que jugó casi media hora con dos hombres más.

Es el viejo Lobo
Es el viejo Lobo

El número por sí solo no dice absolutamente nada. Gimnasia mutó de lo que se supone un ofensivo 3-4-1-2 a un 4-4-2 que tildan de especulador.

Parado en la cancha, el 4-4-2 del Toti daba vértigo. Albornoz y Marín levantaban al equipo, se paraban casi en mitad de cancha, para rápidamente retroceder y ofrecerse como alternativa de salida al ras del piso para Alasia. Los laterales parados bien arriba y cualquiera que buscase salir con un pelotazo veía cuatro camisetas blanquinegras paradas al borde del área ajena (Fredrich, Akerman, Pereyra y Garin). Oga y Garay atentos a la segunda jugada. Era mucha gente en campo adversario, algo que sorprendió al local, que no daba pie con bola.

En los primeros 15 minutos Gimnasia había generado no menos de cuatro situaciones claras de gol. Yllana se avivó y mandó a Susvielles y Romea a presionar sobre la salida, para que que no fuera tan cómoda. Recien allí el local logró equilibrar las acciones aunque no se le caían ideas.

Lo que no sabía Yllana es que en Alasia, Gimnasia tiene un gran lanzador. Justamente así llegó el gol. El portero Mensana sacó un largo pelotazo que cayó cerca de la medialuna del área local, Oga peinó ante una llamativa pasividad de la última línea de Brown, Akerman entró habilitado por atrás y cacheteó ante el achique del arquero para poner un 1-0 que ya era largamente merecido por el equipo mendocino.

El encuentro estaba claro en favor del Lobo. Alguna genialidad táctica de Yllana o una individualidad descollante eran las únicas alternativas que parecía tener La Banda para torcer la historia. Ni una ni otra: aparecieron las expulsiones. Al minuto del complemento, Garín “atajó” una pelota para cortar un contragolpe y ya tenía amarilla. De igual manera, el Lobo era más. A 20 del final, Garay ve la roja por protestar y con el volante central se iba toda posibilidad de cruzar la mitad de la cancha.

Ya con nueve jugadores, Toti sacó a Oga y Akerman para que ingresen Carabalí y Montiveros. A tirarla a cualquier lado.

El Mensana perdió las formas y se aferraba a aquello que había logrado en el epílogo de la primera parte. Y en esta faceta, cuando tuvo que “morder”, correr y “embarrarle” la cancha al adversario, también fue más astuto que un local que pese a tener dos hombres más en cancha fue incapaz de inquietar a Alasia.

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