Es el momento ideal para...

La AFA no cumple con los estándares mínimos de credibilidad. A pocos días de la elección de su presidente hay hábitos que se deben abandonar.

Es el momento ideal para...

Esta semana se conoció que la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) está entre las asociaciones nacionales que no cumplen con los estándares mínimos que pide Transparencia Internacional (organización sin fines de lucro que promueve medidas contra crímenes corporativos y corrupción política en el ámbito internacional)  para no estar cuestionada.

Ellos son: publicar en su sitio de internet el destino de sus fondos y también los valores en los que cree la organización. Si bien, todas las asociaciones de Sudamérica están en las mismas condiciones, en el caso de la AFA esa petición también se traslada a la parte futbolística.

Para muestra basta un botón, como decían las abuelas, y entonces podemos recurrir a un caso que toca muy de cerca a nuestra provincia: la definición del descenso en la Primera B Nacional.

Hacer jugar un partido (o mini partido) dos días después y con los resultados puestos, no ha hecho más que alimentar un sinfín de especulaciones. Es que Brown de Puerto Madryn consiguió así el gol que necesitaba para que el Lobo tenga que jugar el miércoles por un desempate.

Entonces uno recuerda que una situación similar se vivió con la definición de la Primera División, donde una serie de empates “muy” dudosos llevaron a que Nueva Chicago perdiera la categoría, más allá de haber hilvanado cinco victorias en forma consecutiva.

Y cómo no recordar el escandaloso penal que Ceballos le dio a Boca en la final de la Copa Argentina frente a Rosario Central o la mano que ignoró, de forma increíble, Trucco en el partido entre Belgrano e Independiente.

¿Coincidencias? Puede ser, pero, ¿no son demasiadas?

Soy un convencido de que los árbitros no son, o no deberían ser, protagonistas de los espectáculos deportivos, pero hoy todos los han convertidos en actores principales. Y cuando digo todos me refiero, principalmente, a los dirigentes que se pasan la semana rosqueando para que uno u otro sea el designado.

El vicepresidente de Brown de Madryn no se puso colorado a la hora de hacer conocer una lista de los jueces que quería que dirigieran a su equipo contra Gimnasia. Llamativamente, entre los tres propuestos estaba Ceballos. “Increíble”, decía al respecto el presidente de la Liga Mendocina, Carlos Suraci.

Los partidos se deben ganar en las canchas y no en los escritorios, más allá de que esto parezca romanticismo puro. Pero este es el momento ideal para que se produzca un cisma y las cosas se acomoden. Es que la AFA está a dos semanas de elegir presidente y se deberá decidir entre la continuidad del grondonismo, representado por Luis Segura, y la llegada de las caras nuevas que vienen lideradas por Marcelo Tinelli (cualquier similitud con la Nación es pura coincidencia).

Para muchos, esta situación electoral ha tenido que ver con las cosas que están sucediendo en los noventa minutos de juego. Es que hay muchos votos cantados y los oficialistas vienen siendo más beneficiados que el resto.

Gane quien ganare, sería ideal que se empiecen a desterrar viejos vicios (que también son parte del folclore de sospechas). Como también es importante que las injusticias no nos den lo mismo. Hay que denunciarlas e ir hasta las últimas consecuencias.

Es hora de unirse. El fútbol de Mendoza ha dado una muestra de madurez en los últimos tiempos. Desde la Liga se ha peleado por lo que se cree sea injusto. Es así, por ejemplo, que el partido de Gimnasia se podrá ver por televisión el miércoles. Ese fue un pedido de nuestra liga.

Mientras la AFA siga funcionando con el amiguismo como bandera nunca se crecerá. Es que todo termina arreglándose con prebendas o con el ingreso que, como dice la gente de Transparencia Internacional, no se sabe cuánto es y mucho menos adónde termina.

“Si las organizaciones que rigen el mundo del fútbol incorporan buenas prácticas anti-corrupción a sus operaciones pueden volver a ganarse la confianza de los hinchas, limitar las posibilidades de soborno y corrupción y ayudar a combatir el problema de los partidos arreglados”, dice el informe.

Tenemos un fútbol democratizado en las transmisiones, pero privatizado de la justicia. Una incongruencia que alguna vez hay que archivar en el pasado.

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