"Conectando vidas, compartiendo culturas", es el eslogan que pregona AFS (American Field Service) en el mundo. En la actualidad esta red de intercambio estudiantil en San Rafael cuenta con la participación de 7 estudiantes de países muy disímiles como Tailandia, Alemania, Italia, Islandia y Dinamarca.
A su vez, dos alumnos sanrafaelinos se encuentran realizando este intercambios en Estados Unidos y Alemania. De los estudiantes que están aquí, 6 permanecen por 11 meses y sólo uno, el joven de Italia, por cinco, ya que debe volver a terminar su secundaria el próximo año allá.
Pero hoy es una chica de 17 años de figura espigada la que se prepara para contar su experiencia en un país y en una ciudad totalmente distintos y desconocidos.
A´slaug Erlingsdottir cursa el cuarto año, primera división de la escuela Mercedes Álvarez de Segura, conocida como la ex Ebyma, en la ciudad de San Rafael. Ella está realizando un intercambio educativo y cultural desde el 20 de agosto buscando aprender el idioma y conocer la cultura Argentina. Y se quedará hasta el 15 de julio de 2017.
Ese aprender se le ha hecho difícil, pero no imposible, y su cara muestra sorpresa ante cada pregunta en castellano. Cambia el gesto y asiente con la cabeza. Dibuja una sonrisa amplia pero inocente cuando su traductora, compañera de banco y quien la aloja, Martina Olivares, le pregunta en inglés.
A´slaug contesta muchas veces en un castellano rebuscado. Elabora sus respuestas mezcladas con el inglés y apoyada en partes por su cuaderno de apuntes en castellano que el grupo de compañeras le preparó desde su llegada.
En ese raro “mezcla de idiomas” A´slaug afirma que desde que llegó la pasa muy bien en la Argentina. “Aún me queda hasta julio y me volveré a casa, aunque noto algunas diferencias en el clima. Allá hace mucho frío, acá calor, la comida acá es muy rica, me encanta y en mi país comemos mucho pescados y tiburones”, relata con nerviosismo.
Entre pregunta y respuesta rodeada por sus compañeras de curso, en la sala de pintura, ella observa lo que pinta, tarea que en Islandia no hacía porque sólo la matemática, física y química ocupaban su tiempo escolar.
“En mi país -agrega- nosotros estudiamos el secundario hasta los 20 años. La formación de los niños y jóvenes es muy importante y un niño a los 12 años puede empezar a trabajar sin inconveniente alguno “ indicó al momento de comparar su tierra con la nuestra.
Islandia, según la joven, es uno de los países más seguros del mundo y le sorprende la importante inseguridad que reina nuestras calles y en cada rincón de Argentina. Sin embargo se apura en decir que le gusta y que en algún momento de su vida cuando estudie medicina en la universidad una de las opciones de perfeccionamiento están aquí donde también es gratis. Aclara que cualquier estudio en Islandia es muy oneroso.
En su estadía en San Rafael, la joven islandesa aprovecho de conocer y en estos meses visitó algunos lugares que le han agradado y mucho, como Las Leñas, Valle Grande, Los Reyunos, la ciudad de Mendoza, Buenos Aires y próximamente saldrá del país y visitará Chile y Brasil, donde hay otros alumnos en intercambio.
“El intercambio en Argentina me ha gustado. Estaba acostumbrada sólo a estudiar y estar con mi familia, y aquí salgo mucho. He conocido y rodeado de buenas personas, tanto en “mi casa” donde me alojan, como las compañeras de curso, que poco a poco fui conociendo y adaptándome a esta vida, totalmente distinta”.
La vida para A´slaug en su país no sólo es estudiar, con una educación que dura 10 años de primaria y cuatro años de secundaria, también desde pequeño se puede trabajar, “yo trabajo los fines de semana en un supermercado y en un restaurante, de 8 a 16 y eso en mi país es legal y da gusto trabajar, te hace bien y ayudas a la familia”, concluyó.
AFS nació como grupo de apoyo humanitario
AFS, American Field Service, en 1914 se inició con otras actividades que luego en el tiempo fue cambiando hasta que se gestó lo que es hoy. En sus comienzos fue un cuerpo de conductores de ambulancias creado y mantenido por voluntarios estadounidenses que actuó en Europa, África y Asia durante las dos guerras mundiales de una manera pacífica, transportando heridos desde el campo de batalla hasta los hospitales utilizando una donación de camionetas Ford.
En 1947 se volcó al desarrollo de programas de intercambio estudiantil entre distintos países con el objetivo de que el reconocimiento de las diferencias culturales que proporciona la inmersión en una sociedad distinta a la propia, fuera la garantía de que no se produjesen más guerras.
En San Rafael su colaborador es Matías Montanaro, encargado de las conexiones para los intercambios.