El Mundial de Rusia erá el primero de la historia de Islandia pero también el primero de la marca que lo viste, Errea, que simbólicamente llevará un trocito de Italia a un torneo donde no participará como selección.
Errea, una empresa familiar con sede en Parma, se encontrará en Rusia 2018 compitiendo en un mundo habitualmente reservados a multinacionales tan grandes como Nike, Adidas o Puma.
Azul, con rojo en las mangas y blanco en el cuello: la camiseta de Islandia, como la bandera del país, está por todas partes en las instalaciones de Errea en San Polo Di Torrile, en la periferia de Parma.
Errea es un nombre a partir de dos iniciales, R y A, por Rosanna y Angelo Gandolfi, los fundadores, y también por Roberto y Annalisa, sus hijos, que hoy trabajan en la dirección de la empresa.
Con 140 personas trabajando en San Polo, y más de 1.000 en total, y una cifra de negocio de unos 57 millones de euros en 2017, Errea es una empresa cada vez más pequeña y sus camisetas son utilizadas por ejemplo por la selección de Francia de voleibol, por el Pescara (Serie B), el Parma (Serie B) o por el Queen Parks Rangers (2ª división inglesa).
En el mundo del fútbol de selecciones, Errea tiene un peso testimonial.
Adidas y Nike se reparten 22 de los 32 equipos que participarán en el Mundial de Rusia y Puma se encarga de vestir a 4. Quedan 6 selecciones con otras marcas: New Balance (Costa Rica y Panamá), Umbro (Perú), Ulhlsport (Túnez), Hummel (Dinamarca) y Errea (Islandia).
“Son gigantes que tienen un enfoque diferente. La filosofía es diferente, las dimensiones son diferentes. Nosotros intentamos estar muy presentes en el servicio, estar cerca de nuestros clientes”, explicó a la AFP Roberto Gandolfi, vicepresidente del grupo Errea.
“Para la concepción de la camiseta también es diferente”, añade Fabrizio Taddei, responsable de exportaciones y de los clubes profesionales.
“Se ha desarrollado en plena colaboración con los responsables de la Federación. Es un trabajo de equipo. Nike y Adidas crean modelos y los aplican a todos sus equipos. Nosotros hacemos un trabajo personalizado”, dijo.
‘Efecto Islandia’
La colaboración entre Errea e Islandia, que dura hasta 2020, comenzó en 2002. En la época, imaginar a ese país de 330.000 habitantes, con 20.000 licencias y un centenar de jugadores profesionales disputar un Mundial era casi ciencia-ficción.
“Es un país pequeño, eso es verdad. Pero fui allí por primera vez en 2004, para un amistoso ante Italia, el primer partido de Marcello Lippi como seleccionador. Italia perdió 2-0. Fue una gran fiesta. Al menos, yo lo celebré”, cuenta Roberto Gandolfi.
“Se veía ya que tenían un proyecto serio y profesional para el deporte. Así es como se obtienen los resultados. Son resultados muy grandes porque es el país más pequeño en ir a un Mundial e hicieron una Eurocopa soberbia en Francia, dando una excelente imagen, igual que sus hinchas”, subraya.
Esa Eurocopa de Francia-2016, marcada por la sorpresa de Islandia, que llegó a cuartos de final, disparó los pedidos de camisetas para Errea. “Sobre todo después de la victoria contra Inglaterra. Tuvimos entonces muchas peticiones que venían de Escocia”, sonríe Fabrizio Taddei.
“Por supuesto, hubo un ‘efecto Islandia’. Un efecto importante”, confirma Roberto Gandolfi. “Con la Eurocopa tuvimos un resultado significativo y creemos que será parecido, o superior, con el Mundial. Porque se sabe que la presencia de una nación tan pequeña es algo histórico”, dijo.
Los resultados obtenidos por los islandeses han cambiado también un poco la naturaleza económica de un contrato que, en el origen, no preveía un pago de parte de Errea, solamente el suministro de los equipamientos.
“Hemos dado un peso suplementario a ese contrato”, confirma Roberto Gandolfi, sin dar muchos más detalles.
Nada comparable, en cualquier caso, con los 50 millones de euros por año que paga Nike para equipar a los Bleus (la selección de Francia) o los casi 70 millones que desembolsa Adidas para tener la camiseta de los campeones del mundo alemanes.