Ernesto Suárez: "Vivo del teatro y para el teatro"

El actor y director festeja su medio siglo de oficio con la interpretación de dos obras breves de Chéjov, “Sobre el daño que hace el tabaco” y “El canto del cisne”. Un artista y maestro de generaciones, que apostó siempre por Mendoza y sigue cosechando re

Ernesto Suárez: "Vivo del teatro y para el teatro"
Ernesto Suárez: "Vivo del teatro y para el teatro"

Su apariencia es inconfundible. Bigote ancho, pelo blanco, su andar encorvado y las marcas del tiempo en su rostro. Así, Ernesto Suárez camina por el Centro y cada veinte metros saluda a algún transeúnte que lo reconoce por la calle.

A sus 74 años, la gracia, el carisma y la imaginación que cubre su personalidad están intactas. Las vicisitudes del trabajo, el tiempo y las desilusiones no pudieron apagar las ganas de apostar a su gran pasión, el teatro. Y esta noche para no perder la costumbre celebrará sus 50 años de oficio con una nueva obra en la sala mayor.

Maestro de varias generaciones de actores y miles de funciones en su espalda asume el desafío de interpretar dos obras de Antón Chéjov. Un especie de homenaje al dramaturgo ruso, donde amalgama monólogos que representan el absurdo y la simpleza con la que el Flaco entiende el teatro.

“‘El daño que hace el tabaco’ es una comedia e irónica en donde un hombre da una charla, pero termina contando todos sus problemas, la mujer que lo tiene cortito, una especie de absurdo. El tipo no da la conferencia, y se termina descargando con el público de todas las cosas que le pasan.

El daño que hace el tabaco es lo menos con la vida que el tipo lleva. Es casi autobiográfica (ríe). Y después lo mezcló con el cuento ‘Muerte en un funcionario’, donde aparecen todos los miedos del hombre”, cuenta con picardía el actor al teléfono sobre la puesta con la que subirá una vez más al teatro Independencia.

Y como una especie de espejo, los textos de "El canto del cisne" le sientan justo en esta etapa. Con la actuación de Gonzalo Aranda representará a un viejo actor que se queda encerrado en el escenario, y este accidente lo invita a la reflexión.

“Este monólogo es muy parecido a mi problemática. Es un actor viejo que se queda encerrado en el escenario una noche. El tipo se duerme borracho, entonces recapacita de toda su vida y va diciendo textos sobre el dolor, las alegrías y tristezas del actor, los personajes a los que le dio vida.

Empieza a decir textos clásicos de Shakespeare, Calderón de la Barca, Cervantes. Es un desafío grande, porque en media hora pasa por seis estados de ánimo diferentes”.

Se puede afirmar que 2014 es un año intenso para el Flaco. Sin abandonar la tarea de docente en la Universidad y funciones todos los fin de semana en su Teatro bar Los Angelitos, rodó su primera película “Camino a La Paz”, de Francisco Varone junto al actor Rodrigo De la Serna; estrenó “Bairoletto” y protagoniza el ciclo televisivo “Los cuentos del Tío Ernesto”.

Y hablar de teatro en nuestra provincia significa señalarlo a él, pieza fundamental en la formación y desarrollo de las artes escénicas locales. Por eso y en coincidencia con este aniversario, el 6 de octubre pasado sumó un nuevo reconocimiento a su basta trayectoria, la de Embajador Cultural de Mendoza.

-¿Cuál es su reflexión luego del reconocimiento que recibió por parte de las autoridades?

-Me emocioné mucho, porque fueron amigos del barrio donde yo me críe. Es un símbolo de que me quedé en Mendoza y me jugué la ficha por este lugar, cuando yo estaba re bien en Ecuador y Perú. Volví a Mendoza y empecé de cero construyendo un par de salas, luego El Taller. Formé un montón de jóvenes, sigo trabajando.

Fue muy emotivo porque nos pusimos a llorar todos. Yo pensé que como embajador me iban a mandar a una isla del Caribe, pero no... (desliza una carcajada). Y acá el reconocimiento cotidiano de los colegas, los grupos o las autoridades es grande, pero más grande es el reconocimiento que siento en la gente.

Haber logrado esta popularidad con el teatro, es un triunfo impresionante. Yo me siento feliz de haberme quedado en Mendoza, de trabajar por esta tierra; acá nací y es mi lugar.  Son cosas que no tienen un vuelo de alfombra roja, pero miro para atrás y veo que en 50 años he trabajado muchísimo; he intentado ser honesto, hacer un teatro sencillo y profundo.

-¿Hace algún balance en todo este tiempo de oficio?

-El balance es que tengo 74 años, empecé a los 24, he hecho miles de funciones en mi vida. ¿Éxito económico? Los actores en Mendoza nunca llegaremos a tener una isla en forma de corazón como Brad Pitt. Puedo vivir del teatro y para el teatro. Y 50 años es mucho tiempo, para seguir manteniendo las ganas y fuerza, hasta que se pare la maquinaria.

-¿Tiene alguna cuenta pendiente?

-Sí, tengo una deuda con un banco que no puedo pagar (ríe). No, hice todo lo que he querido. Hice teatro en las salas, en los bares, en los barrios, en las cárceles.

Donde me llaman ahí estoy, si hay plata o no, lo hago lo mismo. Eso para mí son mis 50 años de laburo. Y poder seguir haciendo teatro, estrenar una obra, tener un par de proyectos, eso es suficiente. Mi laburo en "Dinosaurios" fue hermoso. Eso era una cuenta pendiente, trabajar con Gladys Ravalle.

-Después de debutar en cine, ¿tuvo otras propuestas?

-Sí, tuve una propuesta de un director de Buenos Aires, pero le dije que no. Ya está, me gustó mucho, la experiencia fue muy buena, pero lo mío es el teatro. Soy más de moverme antes que esperar siete horas para hacer una escena. El cine es el director, el teatro es el actor.

-¿Tiene alguna clave para resistir y permanecer en el teatro?

-La clave es trabajar y democratizar el trabajo. Tener una sala propia como El Taller y dejársela a los actores que se lo merecen. La clave no es monopolizar. Si doy clases en la Universidad, ponerle toda la energía, y alimentarte de todo lo que te dan los jóvenes y niños. Viajé con el teatro, actué en ciento de lugares, ¿qué más puedo pedir?

La ficha

Dos obras breves de Antón Chéjov, "Sobre el daño que hace el tabaco" y "El canto del cisne".
Actúan: Ernesto Suárez y Gonzalo Aranda.
Día y hora: hoy a las 21.30.
Lugar: teatro Independencia (Chile y Espejo).
Entradas: $80 y $50 (estudiantes y jubilados). En boletería del teatro.

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