Posee numerosas publicaciones en el país y en el exterior. Ernesto A. O'Connor es economista de la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de la Argentina -FADA- y en una reciente publicación aseguró que 1 de cada 6 argentinos que trabajan lo hacen en algún punto de las cadenas agroalimentarias, o más de 1 de cada 5 si sólo se considera el empleo privado.
De estos puestos, 30,8% lo genera la cadena de granos, el 31,7% la cárnica y láctea, el 33,8% las producciones regionales y el 1,7% la maquinaria agrícola.
-¿Cómo se ha comportado el empleo en las cadenas agroalimentarias de Argentina los últimos cinco años?
-El sector agropecuario se ha transformado en una larga cadena agroindustrial prestadora de servicios muy diversos, en la que la materia prima producida a partir de los recursos naturales sufre un proceso de transformación tecnológico e industrial con gran incorporación de innovaciones y con servicios conexos: desde los más visibles como logística, transporte y comercialización, hasta todo tipo de servicios tangibles e intangibles, asociados a esta actividad.
La estimación de FADA incluye empleo tanto directo como indirecto, entendiéndose por empleo indirecto la creación de puestos de trabajo en sectores proveedores y en sectores clientes del sector agropecuario, es decir, mirando la cadena de valor hacia atrás y hacia adelante, respectivamente.
Las diez cadenas agroalimentarias que se consideran son: maíz, trigo, soja, girasol, otras oleaginosas y cereales, cárnicas (bovina, porcina y aviar), láctea, vitivinícola, frutas, verduras y otras economías regionales (incluye yerba mate, té, apícola, aceite de oliva, cacao y chocolate, caña de azúcar), y maquinaria agrícola.
También se considera la creación de empleo por parte de la industria del bioetanol, dado que esta actividad se nutre de la siembra de maíz que, de otro modo, no hubiera existido, y lo mismo se realiza con el biodiésel, en la cadena de la soja.
Según las estimaciones de FADA, los resultados consolidados para 2013 indican que ese año las cadenas agroalimentarias crearon 2.745.801 puestos de trabajo en Argentina, el 17,1% del empleo total del país.
De estos puestos, el 33% lo genera la cadena de granos, el 32% la cárnica y láctea y el 34% las producciones regionales.
Estas cadenas exhiben una pérdida de 300.000 puestos de trabajo a lo largo de todo el país entre 2010 y 2013, comparando estos resultados con los de una estimación previa de FADA de 2011, que arrojaba unos 3.000.000 de puestos para 2010. Esto sin tener en cuenta nuevos empleos que se pueden haber perdido en 2014 como consecuencia de la recesión y la caída de precios de los bienes agrícolas.
-¿Cuáles han sido las cadenas más afectadas?
-Sin dudas, las cadenas cárnicas y lácteas, y las producciones regionales en su conjunto, por diversos motivos.
-¿Cuáles considera que son los factores que han sido fundamentales para que se dé este comportamiento?
-El tipo de intervención estatal estableciendo precios internos disociados de los precios internacionales; las prohibiciones o restricciones a las exportaciones; las altas retenciones a las exportaciones; la desarticulación entre el régimen laboral y de planes sociales en el caso de las producciones regionales; tipo de cambio atrasado, han sido los motivos principales que, originados por un afán de “asegurar la mesa de los argentinos”, han logrado solamente reducir la oferta, la producción y el empleo, como siempre ha ocurrido en el pasado en este tipo de iniciativas políticas.
-En su reporte asegura que 1 de cada 6 argentinos que trabajan lo hacen en algún punto de las cadenas agroalimentarias. ¿Cómo llega a esta conclusión?
Para 2013 las cadenas agroalimentarias crearon 2.745.801 puestos de trabajo en Argentina, el 17,1% del empleo total del país, contrastando este dato con la Población Ocupada (Indec). Es decir, 1 de cada 6 argentinos que trabajan lo hacen en algún punto de las cadenas agroalimentarias, o más de 1 de cada 5 si sólo se considera el empleo privado.
-¿Cómo analiza la cadena agroalimentaria vitivinícola?
-Esta cadena generaba 202.573 puestos de trabajo directos e indirectos en 2010, y ha caído hasta 156.112 en 2013 (46.461 menos), debido a una conjunción de problemas como los señalados precedentemente, sobre todo de tipo de cambio, condiciones para la producción y la exportación, y laborales.
-¿Cómo analiza la cadena agroalimentaria frutícola?
Se analiza en conjunto, sumando frutas, legumbres, hortalizas y otras, como ser yerba mate, té, apícola, aceite de oliva, cacao y chocolate y caña de azúcar principalmente. De 944.000 puestos de trabajo en 2010 ha caído hasta 827.396 en 2013.
-¿Qué perspectivas tienen para 2016-2019?
-La economía podría crear 1 millón de puestos de trabajo, de los cuales las cadenas agroalimentarias aportarían casi 500.000. Este guarismo equivale a un promedio de 125.000 puestos anuales en todo el país, principalmente en el interior, llegando el total a 3,2 millones, y el total de empleo nacional a 17 millones de trabajadores.
Entre 2016 y 2019, el agro argentino podría crear 497.816 nuevos puestos de trabajo. De estos, los granos aportarían 175.000, con fuerte incidencia del trigo y el maíz, las carnes y lácteos 152.000 puestos, las producciones regionales 170.000. La cadena vitivinícola podría llegar a 184.000 empleos.
-¿Qué condiciones se deben dar para que el empleo en las cadenas agroalimentarias aumente?
-Para que esto suceda son necesarias políticas que promuevan la inversión, la producción y la creación de empleo. Entre ellas, políticas macro como seguridad jurídica, estabilidad de precios, menor cantidad de impuestos distorsivos, una mejor distribución federal de recursos fiscales, infraestructura de transporte vial, ferroviario, fluvial y portuario y una mayor inserción internacional con orientación Asia-Pacífico, entre las principales; políticas agroindustriales como la eliminación inmediata de derechos de exportación excepto complejo soja que sería gradual; eliminación de las intervenciones y trabas a la comercialización en los mercados de trigo, maíz, carnes y lácteos; promoción de inversiones, reintegros automáticos de retenciones de IVA y aumento del corte con biocombustibles en naftas y gasoil, entre otras.