Se sabe que el actor de “Las mil y una noches” está en Carlos Paz haciendo temporada con la obra “Marcianos en la casa”, en la que comparte cartel con Pedro Alfonso, Emilio Disi, Fredy Villarreal, Lourdes Sánchez, Soledad Silveyra, Gladys Florimonte y Candela Ruggeri.
Pero desde que llegó a la villa cordobesa, donde la obra debutó el viernes 25 de diciembre, las cosas no parecen funcionar como es debido.
En primer lugar porque la habitación del hotel donde se aloja queda exactamente enfrente de un boliche bailable que está abierto toda la noche y el ruido, las luces y la música no lo dejan pegar un ojo, lo que lo tiene de pésimo humor.
Furioso, descargó su bronca a través de su cuenta de Twitter: “La discoteca que se enfrenta a mi habitación apagó sus luces, vuelve la calma. Por fin puedo tratar de dormir. ¡¡¡Mamá, pierdo mi paciencia!!!”, escribió pasadas de las 6 de la mañana.
Y para comprobar que lo que dice es cierto, sumó a sus palabras un video donde puede escucharse el ruido desde el balcón de su habitación. “Yo soy un hombre feliz. Sólo necesito un mínimo de 5 horas de sueño por noche. Es ilegítima? Beso”, protestó desde su perfil.
Pero el turco que llegó al país para participar del Bailando 2015 y se quedó para hacer temporada en la ciudad cordobesa ya venía con problemas desde antes. Apenas llegado a Carlos Paz y en menos de una semana tuvo tres reacciones que llamaron la atención de todos.
La primera: no quiso pasar Navidad con sus compañeros de elenco. Según reveló entonces Ángel De Brito en el programa “BdV” (Magazine, a las 13), Demir dijo que iba a continuar con sus costumbres, es decir quedarse en el hotel, prender una vela y rezar toda la noche.
La segunda: bajó de su cuenta de Twitter a todos sus compañeros que no lo saludaron para su cumpleaños (que había sido el 10 de diciembre) y que parece que él tomó como una ofensa tremenda.
La tercera: tuvo un cruce con Peter Alfonso antes de salir a escena en la obra, porque el ex productor le dio una palmadita en la cola como señal de buena suerte, algo que puede ser habitual en la Argentina pero no en Turquía. El turco lo tomó como un insulto y le hizo un escándalo. Desde entonces no lo saluda.
