Fernando Morales era médico argentino y vivía en Tanzania desde hace siete años. Falleció en aquel país luego de contraer coronavirus. Su esposa había viajado a la Argentina en marzo pero sus dos hijos, ambos menores de edad, quedaron ahora varados en aquel país y la cancillería está haciendo lo posible por repatriarlos.
Días antes de fallecer, Morales le comentó a sus allegados que estaba muy enfermo y necesitaba un respirador de inmediato. Ayer, nuevamente se comunicó vía WhatsApp, y explicó que ya casi no podía respirar y que necesitaba en forma urgente un trasladado a un hospital con unidad de terapia intensiva para recibir atención médica. Pero falleció este martes en la madrugada debido a que su cuadro se agravó.
Su esposa se encontraba en Buenos Aires, había llegado en marzo por asuntos personales, y sus dos hijos, de 8 y 12 años, quedaron en Tanzania. Aunque el resultado del hisopado post mortem aún no se encuentra listo, todos los síntomas hicieron pensar a los médicos que se trató de una muerte por coronavirus.
Luego del deceso de Morales y con su esposa en Argentina, ambos menores quedaron varados en Tanznia. Según informó La Nación, el caso ya está en manos de Cancillería, que a través de la embajada argentina en Nairobi, Kenia, se encuentra analizando las posibilidades para reunir a la madre, Crymy, con sus hijos, que desde la muerte de Fernando se encuentran al cuidado de una empleada doméstica y de amigos de la pareja que se encargan de llevarles comida y todo lo que necesitan.
Desafortunadamente el cierre de fronteras en la mayor parte del mundo debido a la pandemia por el coronavirus puso varios obstáculos al objetivo, pero la prioridad es que los chicos se reencuentren con su madre.
Fernando Morales tenía 52 años, era un paciente de riesgo ante el coronavirus por sus antecedentes cardíacos y pulmonares, pero no imaginó que la enfermedad le provocaría la muerte en apenas tres días. Trabajaba como médico en ICAP Columbia University Mailman School of Public Health, una ONG enfocada en brindar servicios integrales para combatir el VIH y en iniciativas de fortalecimiento del sistema de salud en comunidades vulnerables.
El desarrollo de su profesión en África comenzó hace 25 años y pasó por otros momentos de tensión y angustia, como cuando fue secuestrado en Sierra Leona, mientras trabajaba en Médicos sin Fronteras, según recordó su madre.
Junto a Crymy, nacida en Mozambique, y sus hijos, vivía en la ciudad de Dar es-Salaam, capital económica de Tanzania , pero los cuatro tenían pasaporte argentino, por lo que eran recurrentes sus regresos al país. El último viaje de Fernando fue en noviembre cuando falleció su hermano, de 48 años, a raíz de una infección sanguínea.
Desde el entorno familiar del médico argentino, que había nacido en San Isidro , contaron a La Nación que la muerte de su hermano había sido uno de los motivos del viaje de su esposa, que llegó al país a principio de marzo, pocos días antes del inicio de la cuarentena para ayudar a su familia.
Días después, Crymy quiso volver a Tanzania pero justo en el país se decretó el aislamiento social, preventivo y obligatorio impuesto para combatir el coronavirus en nuestro país, por lo que se quedó en Buenos Aires junto a la mamá de Fernando para ayudarla a cuidar a sus sobrinos.
Pero ahora lo que requiere mayor urgencia es que los hijos de ambos puedan ser repatriados. "La prioridad es que sus hijos vengan a la Argentina, porque en Tanzania no hay un sistema sanitario adecuado para enfrentar la pandemia. Por momentos ellos están bien, pero en otros lloran desconsolados. Es algo muy difícil de superar", contó Verónica De Laforê, amiga de Fernando desde hace 37 años.
Los resultados del hisopado de Fernando estarían listos para este martes en la noche y los de sus hijos recién mañana. De eso dependerá si los chicos pueden ser alojados por alguna familia de amigos en Tanzania hasta que se defina si es posible que viajen a la Argentina.
Desde Cancillería adelantaron que el traslado de los menores es sumamente complejo, aunque las gestiones se concentran en la embajada argentina en Nairobi que, hasta hoy, no había podido avanzar en una solución.