Miércoles 4, zona mixta, salida de vestuarios del Monumental, hinchas agolpados junto a las vallas, indefensión de los periodistas acreditados ante el avasallamiento y cero control de los organizadores.
De repente, la puerta de camarines se abre y egresan los primeros jugadores de la Selección; Enzo Pérez, casi imperceptiblemente, apura el paso y enfila hacia el ómnibus que espera por el plantel.
Camina ensimismado, como si aún estuviera descargando la adrenalina tras su performance en el segundo tiempo del partido contra Trinidad y Tobago, en el cual ingresó en el minuto 17 y jugó alrededor de media hora.
La gente se desespera ante la proximidad del “Kun”Agüero y del “Pipa” Higuaín, quienes se detienen para firmar autógrafos y ser fotografiados. El “Principito”, en tanto, es anónimo para la mayoría de los presentes en ese lugar, pero no para Alejandro Sabella y para el resto de los compañeros.
Es uno de los 23 que el próximo lunes 9 viajará hacia Brasil. Ni más ni menos, uno de los mundialistas del seleccionado nacional.
El maipucino es un futbolista altamente valorado por Sabella, un hombre moldeado en la escuela pincharrata.
Enzo Pérez había cumplido un muy meritorio papel en el Malvinas a pesar de la derrota de Godoy Cruz (3-1) ante el equipo platense, en ese momento dirigido por Diego Simeone.
El “Cholo” lo supo valorar y en la temporada siguiente (2007/2008) se produjo el pase hacia el albirrojo. La última horneada supo dársela Sabella cuando armó pieza por pieza el engranaje de una formación que siempre supo correr los límites hacia adelante, al punto de haber ganado la Copa Libertadores 2009.
Éste será el mismo escenario en el que jugará la Selección frente a Irán, en su segunda presentación en el Grupo F de la Copa del Mundo.
Sabella había utilizado al mendocino en la función de volante externo con explosión en zona de definición, pero además como relevo de lateral derecho.
En esta misma posición lo utilizó Diego Maradona a fines de 2009, cuando Argentina le ganó 2-1 a Perú, en River, por las eliminatorias, la noche del gol agónico de Palermo bajo la lluvia.
El Mago, además, observó con atención el cambio de modalidad de juego que el entrenador Jorge Jesús le aplicó al “Principito” en Benfica: doble cinco adelantado, generalmente como enlace.
Por eso, queda claro que con el egreso de Ever Banega del grupo no se perdió al reemplazante natural de Fernando Gago, ya que Enzo Pérez cumplió a la perfección ese rol; es más, fue considerado por la prensa portuguesa como un jugador clave en las "Águilas", que este año ganaron la Liga de Portugal y la Copa de Portugal, además de haber sido finalistas en la Europa Liga (el mendocino fue suspendido en la semifinal con Juventus y no jugó la definición).
Contra Trinidad y Tobago, “Pachorra” aprovechó para realizar ensayos tácticos en juego más allá de la endeblez del rival. El ingreso de Enzo Pérez fue uno de los ejes de tales variantes.
De entrada, el volante trabajó en línea de triple cinco (“trivote”, como gustan decir los italianos) repartiéndose el ancho de la cancha con Mascherano y Biglia.
Luego, con la salida del jugador del Barça, el entrenador probó un doble cinco con Biglia delante de los marcadores centrales y el mendocino en función de enlace, como lo demostró en Benfica. Así, pudo soltarse en ataque y cuando le tocó el retroceso lo hizo con disciplina táctica.
Hubo un caso modelo similar, también originado en Estudiantes, cuando Carlos Bilardo lo dirigía en 1982. El Narigón venía observando a un volante derecho de Lanús, pero River terció a último momento y se llevó al juvenil: era Héctor Enrique.
El DT, igual, armó un mediocampo de buen pie con Trobbiani, el Bocha Ponce y Sabella; el equilibrio defensivo lo daba Russo. Ese equipo ganó dos títulos y fue el trampolín para que el entrenador llegara a la Selección.
Bilardo le prestó mucha atención a Enrique y lo llevó al torneo “Esperanzas” de Toulon, pero lo hizo hacer banco. Ya en México '86, con el “Negro” en fase ascendente en el “Millonario”, el técnico pareció repetir el proceso: contra Corea del Sur (debut) ni siquiera lo metió de suplente, ante Italia le dio unos pocos minutos y frente a Bulgaria le hizo jugar un tiempo. Fue titular con Inglaterra y no lo movió más, al punto de haber sido clave también en la semi vs Bélgica y en la final contra Alemania.
Sabella va llevando a Enzo Pérez de a poco. Ya cuando lo designó entre los 30 se palpaba que contaba con grandes chances de llegar a Brasil; las salidas de Banega y José Sosa completaron el círculo.
Y el mendocino, mientras, sigue creciendo dentro del plantel con la misma actitud que tuvo al salir de camarines del Monumental el miércoles pasado: sereno, concentrado y con la autoestima firme por saber que se ganó el espacio por derecho propio.