El ciclismo en Mendoza fue trazando los límites junto al progreso. La historia narró de los viajes en tren, los domingos de 1905, para ir al Velódromo en las inmediaciones de la Estación Benegas, o de las primeras ediciones de la “Doble Rivadavia” y de su campeón José Cobian.
En la década del ‘20, el entusiasmo abrió las puertas de la organización y se establecieron campeonatos, una década después nació la Federación Ciclista Mendocina.
De aquella pruebas que fueron ganando prestigio, tal vez la Doble Rivadavia fue la más afamada. Organizada por el Club Sportivo Godoy Cruz, con una extensión de 150 kilómetros, reunía un pelotón destacado.
Hasta el mismo Cosme Saavedra se anotó en el historial, tras su paso por los Juegos de París en 1924. Angel Cecconato, primero, y Roberto Zanelli, luego, consolidaron sus dotes de campeón al alzarse con el título.
El camino estaba trazado, y el trabajo de los clubes como Sportivo Italiano, Nacional o Pedal Maipú, se multiplicaba y la oferta de carreras era cada vez mayor. En el interior de la provincia, la aparición de nuevas figuras hablaba de una cantera que parecía inagotable.
La década del 40 estuvo liderada por Luis Ciani, Salvador Murcia, Mariano Ruiz, Aroldo Lazzarotti, Juan Bruna y Antonio López, principales figuras de una época en la que se consolidó el deporte.
La década del ‘50 fue el momento dorado, los frutos comenzaron a recogerse y la figura de José Caterino emergió como la del gran campeón. El hombre a vencer en las rutas fue Caterino, que reinó en forma consecutiva durante cinco temporadas, igualando lo hecho por Roberto Zanelli en los ‘30.
El corredor desafía la naturaleza, y los límites de los campeonatos comienzan a apuntar a la montaña: Villavicencio, Potrerillos, Uspallata son parte de un calendario próspero. Ernesto Contreras, Carlos Reyes, Roberto Bordón son las estrellas emergentes en la antesala de los Cruces de los Andes. Los escaladores han ganado fama y Contreras resume el espíritu del sacrificio.
Jorge Flores, José Serrano, Juan Carlos Fernández, Ramón Fernández, Manuel Cayetano Cortez (que sería el primero en ganar la Vuelta de Mendoza), Manuel Cataldo, el “Caballito” Juan Caros Molina y luego el sanjuanino Ramón Sánchez dieron color a las transmisiones de radio y sus nombres se propagaron en el boca a boca... Máximo Kadiajh.
El campeonato mendocino de ruta siguió su rumbo, cambiaron los materiales y los nombres propios, pero la vigencia del entusiasmo sostiene su juventud.
Quico Reyes, el ciclista del atlético club Palmira
Carlos Reyes fue uno de los más destacados ciclistas de la década del ‘50 y ‘60 en Mendoza. Conformando equipo con Ernesto Contreras, ganó varias carreras en la provincia e inclusive en San Juan.
Defendió la casaca “borravino” en los campeonatos argentinos de ruta y fue un distinguido animador de los ya míticos Cruces de los Andes. Nacido en un humilde hogar el 21 de febrero de 1942, en el ciclismo defendió con pasión los colores del Atlético Club Palmira, imponiéndose en numerosas carreras como La Doble Villavicencio y La Doble La Paz.
“Quico” Reyes alzó los brazos para trasponer primero la línea de llegada y alzarse con su primer título local en la temporada de 1959-60. El hombre de estatura breve y de estilo depurado sobre los pedales extendió su reino durante tres años.
Junto a Ernesto Contreras, Marcelino Gómez y Aníbal Salguero, conformaron un cuarteto que pudo destronar a otro gran ciclista de la época como lo fue José Caterino, quien por entonces hegemonizaba las competencias de ruta con un indiscutido quíntuple título de campeón. Caterino fue el ciclista más ganador entre los años 1950 y 1956.