Ashton Kutcher: “Internet está elevando la calidad de la ficción”

Netflix lanzó su nueva temporada en nuestro país y las estrellas de sus series vinieron a presentarla: Ashton Kutcher, entre muchos otros, charló con Los Andes y habló de su juventud, sus miedos y su nuevo proyecto, “The Ranch”, serie que produc

Ashton Kutcher: “Internet está elevando la calidad de la ficción”

Como en la época dorada del cine argentino, cuando reconocidas estrellas internacionales llegaban para promocionar sus películas junto a cronistas de todo el continente, la semana pasada Buenos Aires se vio invadida por una nueva camada de estrellas de Hollywood que recorrieron sus calles y dieron nota tras nota a reporteros de toda Latinoamérica. El motivo fue el lanzamiento mundial de la nueva temporada de series de Netflix, el canal de Internet prepago y sin publicidad que está revolucionando la idea de lo que entendíamos por televisión.

“Pensamos a Netflix como una comunidad global, por eso elegimos Buenos Aires para el lanzamiento”, sostuvo en conferencia de prensa Allie Goss, vicepresidenta de contenidos de la compañía,  considerada una de las empresas jóvenes que más ha crecido en los últimos años.

Jon Bernthal de “Daredevil” (famoso por su rol como Shane en “The Walking Dead”), Michael Kelly de “House of Cards”, Dascha Polanco de “Orange is the New Black” y Tom Wu de “Marco Polo” fueron tan solo algunos de los actores que pasaron por nuestro país.

El más requerido de todos fue Ashton Kutcher, el joven galán protagonista de éxitos como “El Efecto Mariposa”, que fuera pareja de Demi Moore y que acaba de casarse con la actriz Mila Kunis, con quien tiene una hija de un año: fiel a su estilo despojado, paseó por la calle Corrientes, se tomó selfies con sus fans y charló con Estilo en una entrevista en la que habló de su juventud, sus miedos y su nuevo proyecto, “The Ranch”, una serie acerca de un deportista profesional que fracasa en su carrera y debe regresar a la casa de sus padres en una pequeña granja en Norteamérica.

Allí actúa y produce junto a su amigo Danny Masterson, compañero de andanzas en “That 70’s Show”, la serie de los noventa que lo lanzó a la fama.

“Es un poder muy fuerte el que te da poder trabajar con alguien que es tu amigo desde hace más de veinte años, de otra manera sería difícil arriesgarse a hacer ciertas cosas”, comenta Ashton.

“Él sabe cuándo estoy perdido y yo sé lo mismo de él... También sabíamos que podíamos motivarnos el uno al otro a hacer las cosas siempre mejor, y creo que eso abre la puerta para que todos en la producción hagan lo mismo: no sólo decimos que queremos la opinión de todos sino que la buscamos todo el tiempo”.

–En el discurso que diste en una entrega de premios de MTV que se volvió viral hablás de cómo muchos jóvenes toman de la pantalla modelos que no dejan nada más que la superficialidad del consumo. ¿Trabajar sobre eso fue uno de los puntos de partida para este proyecto?

–Sí, totalmente, fue una elección muy intencional. Yo vengo de una familia de trabajadores conservadores de un pueblo chico, viste, y creo que es muy importante contar en estos días este tipo de historias reales, cosa que acá hacemos desde una comedia.

La idea original fue trabajar sobre variaciones en muchas de las convenciones que existen en el formato tradicional de las sitcoms, queríamos que, dentro de lo que es una comedia, los diálogos y la construcción de los personajes tuvieran una altura actoral que elevara el promedio, por eso elegimos a Debra Winger y Sam Fuller para el papel de los padres, dos actores que casi no habían hecho televisión pero que son casi una leyenda en el cine.

–¿Y qué tipo de historias tratan en "The Ranch"?

–Actualmente se está retratando mucho una mentalidad extremista que está creciendo desde lo político y que está siendo alimentada en gran parte por los medios de comunicación.

No creo que esta mirada sea representativa de la mirada real del pueblo trabajador de Norteamérica, creo que está siendo promocionada por... o sea, creo que una de las responsabilidades de la industria del entretenimiento es equilibrar la realidad con la propaganda que impulsa, y teniendo eso en cuenta nos interesaba sumergirnos en diferentes temas desde un lugar sincero, o más cercano a la realidad, por ejemplo al mostrar a un trabajador extranjero que llega a trabajar a la granja con nosotros.

Tenemos la esperanza de lograr una perspectiva que equilibre la realidad frente a la propaganda que llega desde los medios... Porque ahora parece que esa otra visión extremista estuviera creciendo entre la gente pero, ¿será realmente así?

–¿El hecho de trabajar desde un canal de Internet les da más libertad a la hora de elegir qué decir y cómo decir algo en televisión?

–¡Totalmente! Internet está elevando la calidad de la ficción. Nos interesaba Netflix porque toman riesgos, y el hecho de no estar sujetos a publicidades sino a los espectadores te permite crear algo original, algo nuevo... Así y todo cuando hacíamos “That 70’s Show” en Fox teníamos una relación similar a la que ahora tenemos con Netflix.

Fox recién empezaba y sólo venía haciendo “Casados con hijos” y “Los Simpsons”, eso era todo. Y entonces decidieron competir con los otros canales con cosas que no eran comunes de ver en esos días, en nuestro programa por ejemplo tenías amigos fumando en un sótano o tipos besándose entre sí. Y lo mismo está sucediendo ahora con Netflix.

–¿Y desde el humor qué quisieron trabajar?

–Creo que todos nos reímos cuando nos encontramos con cosas que nos son familiares, ¿no?, cuando alguien dice algo que pensaste pero no te animabas a decir o reacciona de una manera atípica pero a la vez cercana a algo que vos harías. Y todos estos shows funcionan mejor cuando tratan acerca de familias en crisis, porque al fin y al cabo todos venimos de familias en crisis (risas), todos tenemos este pasado incómodo con nuestras familias que tratamos de cubrir para mostrarnos de determinada manera.

Este programa trata sobre una generación que dejó la casa de sus padres para estudiar en la universidad pero luego regresó porque no pudo encontrar trabajo. Y relacionarte con tus padres en esa situación cuando ya sos adulto es una especie de misión imposible, ellos quieren llevarte hacia ciertos lados y vos tenés tus propias ideas y decisiones, pero en cuanto se los decís ellos con más fuerza quieren llevarte hacia otro lado. Esa es la idea familiar con la que trabajamos en este programa y que va por el lado de las cosas que me hacen reír...

–¿Te sucedió algo así con tus padres?

–Cuando dejé mi casa, a los 19 años, estudiaba ingeniería química con mi trabajo de medio tiempo para pagarme los gastos, tenía todo el caminito armado, y de golpe me fui a Nueva York con cien dólares en mi bolsillo y llamé a mis padres para decirles “No voy a volver”.

-¿Y qué te dijeron?

-Mi papá me dijo “¿En qué estás pensando?? ¡¡Estás loco, te volvés!!”. Pero no lo hice. Y hubo momentos en esa época en que no tenía dinero, comida o un lugar donde vivir... Fue una lucha muy difícil, pero volver a casa era la última opción, así que quise que el programa fuera algo así como ese miedo volviéndose realidad. La relación del programa con mi vida está en una conversación que tuve con mi papá años después de que me fui, en la que él me dijo “Tal vez sí habías tomado una buena decisión…” (risas). Imaginarme esa conversación pero desde un lugar donde sucede lo opuesto... Ese fue el gancho para esto.

–¿Y cómo se lleva el temor al fracaso desde tu lugar de exposición?

–Creo que todos tenemos miedo al fracaso, y cuando hacés algo público... A veces te destrozan sin piedad desde todos lados. Prendés la tele, ves los diarios y ahí están, dándote. Y tampoco es que  trabajamos desde conceptos grandiosos del tipo “queremos cambiarle la vida a la gente”, pero nos gustaría darles algo valioso en el rato que eligen pasar viendo tu programa.

Y entonces sacás algo y de golpe te empiezan a dar de a trompadas en la cara (hace el gesto con ruido de golpearse a sí mismo)... Vos creías que eras bueno para eso y... paff, más golpes, y más, hasta que llega un momento en el que llegás a tu casa y te preguntás “¿quién soy?”, “qué soy?”, “¿éste es mi sueño o debería tener otro?”. Entonces tarde o temprano bajás, mirás alrededor y empezás a preocuparte también por acompañar los sueños de los demás... Creo que de alguna manera es eso en lo que se basa mi personaje en el programa.

–Tenés una fundación que invierte en emprendimientos tecnológicos. ¿Cómo ves al futuro con respecto a la tecnología? ¿Te asusta un poco la manera en que todo está cambiando?

–No me asusta. Creo que el miedo se relaciona con lo desconocido y podés quedarte en él o trabajar duro para entender hacia dónde está yendo todo. Es fácil asustarse cuando no sabés qué va a suceder, pero pienso que si te metés a conocer profundamente los avances que están sucediendo con la tecnología vas a ver todos los beneficios que vienen con ella, la manera en que puede utilizarse para tu bien y el de los demás, y para mí ese es el gran foco a seguir.

Sí, vamos a entrar a un futuro en el que o le vas a decir a una computadora qué debe hacer o una computadora te lo va a decir a vos. Eso va a suceder, no veo que se venga un mundo en el que eso no pase. Hay un nuevo lenguaje internacional con la tecnología y si entendés cómo utilizarlo vas a estar del lado más favorable.

Pasó con la industria del cine: el mercado se apoyaba en las salas y los DVDs, y cuando Internet comenzó a arrasar con todo muchos en la industria se agarraron de los pelos diciendo “Listo, se acabó todo!”... Ahora que pasó un tiempo y todo se fue acomodando están empezando a aparecer más trabajos, más oportunidades.

–Por último: el público te ve como alguien famoso, exitoso, pero seguramente hay cosas tuyas que no te gustan, que querrías mejorar. ¿Cuáles son?

–Uff, me gustaría ser mejor en todo, pero sobre todo me gustaría ser una persona más empática... Por ejemplo, soy muy malo recordando nombres y caras, mi registro mental de eso es un desastre. Me va a encantar cuando con la tecnología pueda tener un coso en la oreja que me diga “Este tipo es tal y tal, lo conocés de tal lado” (risas)... Pero hablando en serio sí, me gustaría ser más empático. Creo que esa virtud de ponerse en el lugar del otro es el verdadero poder que mueve al mundo.

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