Por Diana Chiani
Junto con los teclados, la electrónica fue el punto de partida de esta mendocina que hoy vive en Buenos Aires, lleva adelante un proyecto artístico que engloba música, indumentaria y performance así como ha trascendido las fronteras aferrada al deseo de vivir de lo que la apasiona.
Eloísa López quiso, desde "siempre", hacer música. El deseo se manifestó a través de su hermano varios años mayor quien, como un gran amante de la música, la llevó hacia el mundo de Spinetta, Depeche Mode y todo lo que cruzara por sus manos en aquellos momentos. "Un amigo de él compraba discos y mi hermano los grababa. Tenía más de 500 casetes con todo tipo de música", recuerda Eloísa y a la vez delata la época en que su vocación se manifestó. Entonces tenía 9 años y no sabía -como ahora- que también fue una manera inconsciente de cumplir el deseo de su mamá, que alguna vez quiso ser cantante pero no pudo por el recelo familiar de aquellos tiempos sobre el tipo de vida que podría llevar alguien que se dedicara a la música, algo reservado para hombres".
Y fue su mamá, la reconocida escultora Inés Rotella, quien también influyó -sin proponérselo en el cambio de nombre artístico. En la vida pública abandonó en cierto modo a Eloísa para englobar todo su proyecto con el arte ("un impulso que une música, ropa y performance") bajo la denominación de Audia Valdez. "Necesitaba dejar de usar el nombre propio y englobar distintas cosas bajo el mismo concepto. Es como que lo puedo escribir en una pared y no pasa nada. Me da más libertad", relata Audia acerca de su alter ego. Así se llamó uno de sus discos en 2001 y de esa manera denominó a su marca de ropa cuando comenzó a diseñar con el fin de acercarse a otro modos de expresión -el dibujo siempre fue un canal para su arte- así como de sustentar su sueño y su proyecto de dedicarse a la música; algo en lo que jamás claudicó.
- ¿Cuál fue el punto de quiebre?
- En 2014 habían pasado 4 años de mi último disco ("Por un Paisaje", en parte inspirado en la montaña de Mendoza) y venía alejada de los escenarios, no tocaba en vivo pese a que estaba haciendo algo de música para teatro. En ese lapso pasó lo de mi mamá y el diseño de indumentaria empezó a tomar más protagonismo. Hubo un click que tuvo que ver con correrme un poco del ego, de esa cosa tan protagónica y que a veces es algo pesado. Además, preferí unir las dos cosas para que la energía no se diluyera.
En 2008, la familia de Eloísa se enteró de que su mamá tenía una enfermedad terminal que, como suele suceder en estos casos, no solo cambió el esquema de algunas prioridades sino que implicó tomar decisiones que derivaron en aprendizajes enormes y constantes. La casita museo con las esculturas de Inés en Las Carditas (El Salto), como una especie de testigo mudo, acompañó muchos de aquellos momentos en los que primó la alegría de estar juntos y disfrutar de lo que hay, sin más.
Acostumbrada a autogestionarse y producirse, Audia editó en 2014 Fotogramas, su primer disco bajo el paraguas de un sello. Nada menos que Twitin Récords del músico Tweety González quien también fue su coproductor. "Venía de varias desilusiones con la música y quería un cambio. Le comenté a Tweety que quería englobar todo bajo el nombre de Audia", cuenta la artista que en ese disco alude de algún modo alude a esa dualidad que experimentaba a través de una canción denominada Dos Mentes.
- Y le pareció bien.
- Al principio me dijo que no porque tenía 4 discos como Eloísa, lo que marcaba una trayectoria pero al día siguiente me llamó y me dijo que lo había pesando y que se había dado cuenta de que el nombre Audia estaba muy bueno. Fue como un renacer.
De la Eloísa que a los 15 debutó con su banda de rock en un bar de la Alameda para participar de un concurso a la que partió a Buenos Aires hace 18 años con ansias de ampliar horizontes o a la Audia que hoy lleva adelante -junto con su pareja- su negocio de ropa, que ha realizado 4 giras por México, proyecta una quinta así como una primera incursión musical en España, que tocó un año entero en la banda de Peteco Carabajal y en los más diversos ámbitos porteños entre los que se destacan el Centro Cultural Kirchner hay algo que parece no haber cambiado.
- ¿Qué es?
- Creo que es la búsqueda. Mi arte busca encontrarse, tratar de ser auténtico. Mi música es como un mantra. Es un deseo que canto, cosas que tienen una búsqueda espiritual, interna. Siempre traté de encontrar mi propia voz, mi esencia y ponerla ahí. El arte es una manera de buscar la libertad. En uno de mis temas digo que no importa el nombre sino el ser esencial, lo que está adentro y nos conecta a todos los humanos. Es algo sutil, que no tiene palabras, pero uno la busca como artista, mi mamá también la buscaba. Eso también me marcó. Su búsqueda es también la mía.
En Mendoza, Eloísa estudió en la facultad de Teatro como una manera de complementar su música y sus puestas en escena. Sus espectáculos nada tienen de convencional y montan una performance que apela a todos los sentidos. Su música -apoyada en los teclados y en la electrónica desde siempre- es una especie de híbrido que mezcla rock, pop y hasta algunas notas folklóricas (fanático del rubro, su papá también fue parte inconsciente y vital de esta construcción musical). "Audia busca siempre nuevas formas conceptuales y estéticas, transversalizando y deconstruyendo los géneros musicales y del arte, experimentando con nuevas tecnologías, instrumentos populares e incursionando en una gama amplia de actividades creativas como el video, la indumentaria y la performance", se lee en su página web. "Me gusta el término pop ácido", dice Audia para tratar de definir a su música, aunque para quienes no están en el tema probablemente no lo logre.
Entre 2016 y 2017 estuvo un año tocando y girando con la banda de Peteco Carabajal.
"MI MÚSICA ES COMO UN MANTRA. ES UN DESEO QUE CANTO, COSAS QUE TIENEN UNA BÚSQUEDA ESPIRITUAL, INTERNA. SIEMPRE TRATÉ DE ENCONTRAR MI PROPIA VOZ, MI ESENCIA Y PONERLA AHÍ."
- ¿Cómo fue que llegaste a los festivales de folklore?
- Yo había hecho unos remixes para Mavy Díaz & las Folkies (ex Viudas e Hijas) que me invitó a tocar en un show donde también estaba Peteco. Ahí lo conocí. Cuando me pidió que hiciera algunas cosas con él, le dije que no tenía idea de folklore -incluso no es el género que prefiero- pero eso fue lo que le gustó. Igual él es bastante moderno porque con un músico más tradicionalista no hubiera podido. Estuve un año girando con su banda por diversos festivales del país. Mi participación era pequeña ya que hacía teclados, efectos y programaciones en unos 9 temas. Él toca como 30 en cada presentación.
- ¿Y cómo fue la experiencia?
- Divertida. Nunca me imaginé tocar en festivales. Entre otras cosas haber ido a Cosquín fue muy loco y a la vez una experiencia que me marcó y que influye en muchas de las cosas que estoy haciendo ahora. Conocí lugares que no sabía que existían y estuve en un ambiente muy gaucho, muy tradicional y ajeno a mí ya que vengo del rock y encima soy vegetariana.
Con Peteco, Audia grabó Raíz, un tema de su último EP -"Llamando a tierra"- que en parte la conecta con la familia (en especial con su pequeña sobrina) que tiene en Mendoza y que -pese a que Inés ya no está- la invita a regresar algunas veces durante el año.
- ¿Qué es para vos Mendoza, después de tantos años en Buenos Aires?
- Son muchos sentimientos encontrados. Una vuelve por la familia.
Si no, no sé si vendría pero siempre pienso que fue muy lindo haber nacido acá. En los viajes, en mi vida en Buenos Aires y hasta cuando me paro como artista, creo que hay algo que te da el haber crecido en una provincia que te diferencia de quienes lo hicieron en las grandes ciudades. Uno tiene otros tiempos, un ritmo más tranquilo y creo que eso está bueno para favorecer la creatividad.
Audia brinda la entrevista en uno de sus días de descanso en la provincia y la familia se convierte en el centro de las jornadas. "Venir acá es conectarme con otras cosas. Me invita a repensar y me da siempre otra perspectiva", resume y recuerda cuando a fines de 1999 con su pareja y siendo muy jóvenes los dos- decidieron aventurarse a vivir juntos a Buenos Aires. "Fui buscando volar, hacer mi carrera ahí. Además, cuando de grande conocí la ciudad me enamoré de ella. Me gusta eso de poder perderse por ahí", redondea.
"NUNCA ME IMAGINÉ TOCAR EN FESTIVAL ES. ENTRE OTRAS COSAS HABER IDO A COSQUÍN FUE MUY LOCO Y A LA VEZ UNA EXPERIENCIA QUE ME MARCÓ Y QUE INFLUYE EN MUCHAS DE LAS COSAS QUE ESTOY HACIENDO AHORA."
- ¿Cómo ves ahora esa experiencia?
- Nos dio cosas muy lindas pero no fue nada fácil. Crecimos ahí. Los primeros años fueron duros, extrañaba, pero de a poco fuimos haciendo amigos. Nos sostuvo el tener claro qué queríamos.
En 2015 y luego del disco con Tweety, la primera gira por México fue una bisagra en la carrera de Audia. "Todos me decían que fuera y no fui antes porque no teníamos los medios. Mi mamá también insistió para que viajara y la primera gira fue súper fuerte". Eloísa no encuentra otra manera de contar que apenas llegó a México su mamá falleció y, aunque no lo dice, tal vez viajar haya sido un modo de dejarla ir.
Al año siguiente, Audia quedó seleccionada entre más de 700 bandas de América Latina para participar de la Feria Internacional de la Música Profesional de Gaudalajara (Fimpro). La oportunidad le valió para girar por otras partes de ese país y dejar contactos armados para, en 2017, regresar por más. "El día de mi cumpleaños toqué para 12.000 personas ya que participé de un festival en el que tocaba, entre otras, una banda muy convocante de allá que es Belanova", se entusiasma Audia al relatar uno de sus últimos espectáculos "a la mexicana".
- Muchos músicos argentinos triunfan en México, ¿por qué crees que es?
- Creo que allá hay avidez de música y eso los lleva a estar más abiertos.
- ¿A qué aspiras?
- A ser feliz, a seguir haciendo música y que lo que hago llegue a la mayor cantidad de gente posible. Básicamente, a seguir trabajando de lo que me gusta y vivir de eso, claro. Nunca cedí en ese sueño, lo que también tuvo su precio.
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