Entrevista a Pablo Ramirez: elegancia taciturna

El diseñador nos recibe en su impecable boutique. En esta ecuación, de blanco y negro, Pablo Ramírez comprende y sabe darle la mística necesaria a cada persona que llega a hacerse ‘uno’ con sus prendas.

Entrevista a Pablo Ramirez: elegancia taciturna
Entrevista a Pablo Ramirez: elegancia taciturna

El hombre de negro, Pablo Ramírez, abre las puertas de su impecable boutique. Oleadas negras con un contorno blanco rezan su nombre en silencio, colgando sin vida, esperando que alguien las anime. En esta ecuación el diseñador comprende y sabe darle la mística necesaria a cada persona que llega a hacerse ‘uno’ con sus prendas.

Ya su nombre remite a su sello: elegancia, armonía y negro, mucho negro. Hoy, establecido en su negocio de Buenos Aires, Pablo abre las puertas de su mundo: percheros ordenados en un ambiente impoluto que guía la mirada hacia sus piezas, para más tarde enfocarse hacia él.

Simpático, pero muy serio y asertivo en sus declaraciones, Ramírez lleva consigo una historia intrigante que en cada esquina brilla con la creatividad de un artista.

De pequeño el dibujo fue su forma de expresión, encantado por la belleza del cuerpo humano concurría a las clases de baile de su hermana para dibujar los vestuarios y las escenografías. Con el deseo frustrado de convertirse en bailarín, ya en el colegio diseñaba para sus compañeras y su madre.

Algo dentro de la pureza y oscuridad de sus diseños nos remite a lo eclesiástico, y es que el diseñador fue a colegios religiosos. Así, esas imágenes que quedaron grabadas en él, se manifiestan en sus dibujos (principio de sus creaciones) y llegan a colmar los versos de una letanía, que creó como banda sonora de un desfile junto a Lucrecia Martel y Marilú Marini.

Bien sabe plantarse en el presente, huyendo de toda tendencia y detectando las trabas que no dejan a la moda y al diseño seguir evolucionando. Un ser en contraste, que con sus tiempos denota la tranquilidad y el bagaje de un diseñador consagrado.

- ¿Cómo ves la escena de la moda actual?

- Acá estamos desfasados con el tema de los desfiles, es temprano y tarde a la vez. Yo lo que propongo hace un montón es que hay que saltar una temporada y desfilar una temporada antes, no se puede mostrar invierno cuando arranca el invierno porque no le sirve a los compradores, no le sirve a la prensa y para nosotros también se complica porque se nos atrasa la producción.

Por mi parte esta primavera-verano estuve trabajando el denim con Santana Textiles y ellos me apoyaron. Y en el invierno va a venir como mucho más fuerte. Ese material fue con el que yo empecé, porque cuando gané el concurso en el ‘94 era una marca basada en el jean; gané con eso y arranqué haciendo eso. Lo terminé discontinuando, y fue algo que siempre me quedó pendiente porque me encanta el material.

- ¿Qué tenés pensado hacer para este invierno?

- En cuanto a las tipologías pienso en tener opciones para los diferentes cuerpos, más que en la tendencia, si no es como que limitás. Mi trabajo está basado en el cuerpo, en entallar la silueta y favorecer que todo el mundo se pueda ver bien.

Toda mi ropa de alguna manera marca la cintura, y no quiere decir que tengas que tener cintura para poder usarlo. Esto lo saco de la experiencia con la gente, cuando vienen y se encuentran probándose una prenda.

- ¿Qué tipo de clientes tenés?

- Es muy variado. Tengo chicas, madres y abuelas. Hace poco hice una boda y no sólo terminé vistiendo a las tres, sino también al novio y a los padrinos. Me pasa justamente eso, que al no manejar tendencias, intento subrayar lo mejor de cada uno para que se noten las individualidades.

Desde que empecé, el 70% de la producción es femenina y el otro 30% para hombres. A ellos les pasa lo mismo que a las mujeres, se ven con la ropa y es como que redescubren su cuerpo, ven una mejor versión que con su ropa no la habían notado antes. En la colección invierno se viene también denim para hombres.

- ¿De dónde nacen tus creaciones?

- Mi punto de partida es el dibujo; como dibujo todo el tiempo, hay cosas que por ahí me quedan pendientes y son la punta de algo. O por ahí me pasa que toqué un tema en una colección, y en la siguiente necesito continuarlo o ir por el lado opuesto. Casi nunca hay un tema que yo elija muy específico.

Lo que me pasa es que cuando algo que es tendencia, intento huir de eso. Hace unos años, cuando no estaba de moda lo que yo hacía, estaba tranquilo; pero ahora que hay una vuelta hacia el negro, hacia lo gótico, tengo que encontrar para qué lado irme y no quedar pegado. Pero nunca haciendo algo con lo que no me sienta identificado, recorriendo un camino propio.

“Sagrada seda natural, inmaculada organza, santísimo tul, bendito satén. Alabado seas tú, divino shangtun, esplendoroso taftán. Primavera-Verano ten piedad de nosotros”...

- Estas palabras se escuchan en la letanía al entrar en tu página web, ¿qué historia hay detrás?

- Lo hice para un desfile y quedó. Es una colaboración que hice con Lucrecia Martel y la voz la grabó Marilú Marini. Todo surgió cuando la vestí a Lucrecia para un festival de Cannes, y ella quería hacer algo conmigo.

Entonces, como ella siempre hace un trabajo muy interesante con el sonido en sus películas, me dijo que se podría pensar en la banda de sonido del desfile. Yo me imaginaba que fuera como una oración, después elegimos el formato de la letanía, describí la colección y relatamos el guión con esas palabras.

- ¿Qué pensás de la novedad vs. calidad?

- Para mí importa más trabajar en la calidad que en la novedad, que es pasajera. En el mundo se hacen producciones monstruosas en la producción de desfiles, pero descuidan otras cosas. Me sorprendió mucho en los últimos viajes que hice ver cómo había bajado la calidad de casas de moda consagradas, en las vidrieras se veían hilachas, cosas sin planchar, pero el desfile es impecable.

Devoradas por los grupos económicos, estas marcas le dan más importancia a la novedad pero descuidan los detalles. Praga es un un buen ejemplo a seguir, maneja todo impecablemente.

- No se puede evitar preguntarte sobre el color negro...

- Para mi colección no lo uso. En la vida personal jamás; un poco de blanco puede que sí y tal vez el azul del denim. Fue algo progresivo eliminar el color de mi ropero. Tampoco es que tengo colorfobia o soy daltónico. Pero si viene una clienta y me lo pide, hacemos la prenda del color que elija. El color es algo muy personal, tiene que ver con el color de tu piel, tu pelo, tu forma de ser, tu ánimo, la situación.

Es eso para esa persona, para esa ocasión. No es una elección, sino es algo natural para mí. A veces tengo tantas cosas en la cabeza que en otros sentidos necesito depurar.

- ¿Cómo te estás proyectando?

- Me interesa estar un poco más organizado para vender en el Interior en multimarcas, y estoy pensando mucho en la tienda on line. Es algo nuevo para mí, pero estoy entendiendo que no es algo tan lejano y ajeno.

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