Por Mariela Encina Lanús
Es productora y manager. Desde hace dos décadas coordina Fader Records, uno de los estudios de grabación más reconocidos de Mendoza por el que pasaron desde Tilín Orozco y Altertango hasta Lisandro Aristimuño y Santaolalla.
"Ser productora más que un trabajo, es un estilo de vida"
El día después del multitudinario homenaje que se le realizó a Gustavo Cerati en el Espacio Le Parc, Tuti Petrich recibió un correo electrónico. Era de Laura, la hermana del ex Soda y entre otras cosas decía “Gracias”. “Recién entonces caí”, recuerda Tuti Petrich, mientras el aroma del samuherio trepa zigzagueante hasta la altura de los ojos claros. “Eso lo más lindo de este trabajo: no solo se trata de la artística ni de lo ejecutivo sino de tocar ciertas fibras sensibles”.
Sus palabras fluyen con espontaneidad de zapada en la cocina-buffet de Fader Records. De fondo se cuelan los ensayos obstinados de una banda de rock. Ese fue, es y será el soundtrack cotidiano del estudio de grabación instalado en una antigua casona del Barrio Bombal, de Godoy Cruz.
"En setiembre cumplimos 17 años. ¿Podés creer? Soy testigo del paso de cuatro generaciones de músicos", dice, aferrada el mate. Después enciende un cigarrillo, advierte que las entrevistas no son su terreno y al instante sonríe con cierta timidez. Pero estamos ante la misma mujer que lleva las riendas de Fader Records, quien produce los shows de Lisandro Aristimuño e Iván Noble y representa a Usted Señálemelo, banda que integran Lucca Begueri Petrich, su hijo mayor, Juan Saieg, Yuyo Iglesias y Gaby Orozco (hijo de Tilín Orozco), una de las más talentosas de la escena mendocina.
Tuti Petrich es una mina perseverante y quien se deja seducir constantemente por desafíos. Desde hace dos décadas brega por posicionar a Mendoza a nivel nacional e internacional, desde el lugar que ocupa como manager, productora independiente y cabeza del estudio que abrió, en 1999, junto a Carlos Begueri.
Su oficio no es casualidad. "En casa siempre hubo música en el ambiente. Mi abuela era pianista y mi papá es músico. Mi relación con el rock empezó a los 9 años, cuando mi padrino me regaló un disco de Charly. Después empecé a ir a recitales, tuve amigos músicos y estuve en pareja con un músico (Begueri), con el que tuve a Lucca y Bruno, que heredaron su pasión. No tengo escapatoria (risas) y me encanta. Creo que más que un trabajo, es un estilo de vida. Aunque a veces vaya a contramano del mundo, porque trabajo de noche y muchas horas, el círculo de gente es tan lindo que agota pero no es tedioso. En setiembre se cumplen 17 años".
-Es innegable que Fader Record es parte fundamental de la historia del rock en Mendoza.
-Y… creo que sí. Con 40 años ya vi pasar cuatro generaciones de rockeros. Cuando abrimos, en 1999, estaba instalada la idea de que sólo servía grabar en Buenos Aires aunque había estudios como Zanessi, de larga trayectoria, y Búnker, que funcionó acá mismo durante una década. Hubo que hacer un trabajo de docencia con los músicos y todavía lo hago. Pronto comenzamos a tener un lugar en todos los géneros musicales pero en el rock se dio más: tres años después, en 2002, llegaron discos como el de Cabezones (la banda de César Andino) que nos dieron las primeras alegrías.
-Pienso en la fecha y no puedo obviar la crisis de 2001.
-Eso fue tremendo, casi no lo logramos (risas). Tuvimos que mudarnos acá, al estudio. Mis hijos crecieron entre grabaciones, ensayos y producciones. Absorbieron todo eso. Hoy, además de integrar Usted Señálemelo, Lucca (20), es el operador del estudio; y Bruno (16) está empezando con sus primeras producciones.
-¿Y qué encontramos en la prehistoria de Fader?
-Antes de abrir el estudio, con Carli vivimos en el sur de La Florida, en Estados Unidos. Trabajamos full time porque teníamos la meta clara: necesitábamos comprar equipamiento para este proyecto. Hicimos un buen equipo; su desarrollo como ingeniero de sonido fue mucho más rápido que el mío como productora porque, en un punto, ni yo sabía en qué iba a terminar.
"Como en cualquier trabajo, hay que tener metas pero también una admiración mutua entre el artista y el manager, ya que son procesos a largo plazo".
-¿Y cuándo lo supiste?
-Aunque desde chica era la que organizaba todo, los viajes, las fiestas, las movidas, no fue hasta que Elbi Olalla (pianista, compositora, gestora cultural) me ofreció trabajar con Altertango.
Casi al mismo tiempo comencé a laburar con Los Salvajes Unitarios y Peter Júpiter, que eran bandas amigas, pero mi primera producción grande fue un show de Cabezones, en 2004. Esa vez me pasó de todo pero, al final, el show salió hermoso. Creo que se debe a que me tengo confianza y la inspiro en los demás. De hecho, los demás artistas (Lisandro
Aristimuño, Iván Noble, Chico Trujillo) y producciones (los multitudinarios homenajes a Spinetta, Cerati y Nebia) fueron llegando por recomendación. Y porque soy perseverante. A veces, demasiado (risas).
"En los últimos 15 años viene creciendo el número de mujeres que se dedican a la producción de espectáculos en Argentina".
-¿Te costó ejercer tu oficio en un ámbito regido por hombres?
-En realidad no. Más bien diría que resultó raro. Al principio no era común que una chica estuviera a la cabeza de un estudio pero nunca me sentí discriminada.
-¿Está desarrollada la figura de manager o productor en Mendoza?
-No, no realmente. Creo que es lógico cuando se piensa en las ganancias que tienen las bandas independientes, que son magras y por ende, lo son las del manager también. No sé cuánta gente está dispuesta a hacer ese recorrido que requiere muchísimo trabajo y voluntad, y a veces es ingrato. Por otro lado, recién en los últimos 15 años viene creciendo el número de mujeres que dedican a esto. Yo no estudié para ser productora o manager pero considero que para ejercer estos roles hay que tener sentido común, habilidad en las relaciones públicas y capacidad de proyectarte en el tiempo.
Como en cualquier trabajo, hay que tener metas pero también una admiración mutua, ya que son procesos a largo plazo. En mi caso, siento que en esto fui aprendiendo muchas cosas junto a Elbi; en ella se resume la figura de un artista que es su propio manager y productora.
-¿Elegís con qué artistas trabajar?
-Sí, siempre. Claro que hay artistas que llegan a mí por recomendaciones pero me permito la pregunta: “¿por qué no?” Como soy una productora independiente, que trabaja de manera casi artesanal, suelo asociarme a otros productores que trabajan en proyectos más ambiciosos, al sector empresarial o al Estado.
Lo fundamental, cualquiera sea el caso, es que se cumplan ciertas condiciones de trabajo para cada una de las personas que están involucradas en la producción. Digo: hay tener las reglas claras porque el trabajo de producción requiere muchas horas y no siempre son redituables.
Gracias a eso hoy puedo decir que me relaciono de igual a igual con productores de grandes ciudades, como Buenos Aires y Santiago.
-Claro: quién dijo que 20 años no es nada…
-Nada es fácil. Pero nada es tan difícil tampoco. Me siento una privilegiada por poder hacer lo que me gusta y por poder acompañar a mis hijos en su carrera artística.