Entrevista a la diseñadora Alejandra Pérez

Diseñadora de indumentaria, productora y DJ. Conocemos la vida de esta mendocina cuya misión es quitar ciertos prejuicios.

Entrevista a la diseñadora Alejandra Pérez

Por Mariela Encina Lanús

En términos formales es diseñadora de Indumentaria, productora y DJ. Pero nada más alejado de la formalidad para definir a esta emprendedora multifacética, visionaria y autodidacta. En pleno atardecer, hablamos del mercado del diseño de indumentaria y del entretenimiento nocturno con una de las creadoras de Feria Indigna y del Club del Sodeado, proyectos que germinaron en la escena alternativa y se transformaron en fenómenos culturales.

"EL 70% DE LAS PERSONAS QUE SE DEDICAN A ESTE OFICIO SON MUJERES; MUJERES EMPRENDEDORAS. ESTO GENERA UNA SINERGIA IMPORTANTÍSIMA"

Alejandra Pérez tiene los ojos grandes. Los ojos llenos de ideas, tiene. Se le nota. Ahora, esos pibitos curiosos recorren una pared blanca. La miran con entusiasmo, estirando una sonrisa que es igual de blanca. “Va a quedar divino”, dice como si anticipara el futuro, frente a la fachada de Picasso. Allí, en el lugar en donde actualmente funciona El Club del Sodeado, Federico Calandria (artista plástico, diseñador, referente del street art) está presto a dejar sus pinceladas. Esta no es la primera vez que Ale­jandra puede avizorar algo que todavía no exis­te. Ese es su talento.

En términos formales, Alejandra Pérez es dise­ñadora de Indumentaria, productora y DJ (DJ Mämi). Sin embargo, nada más alejado que la formalidad para definir a esta emprendedora visionaria y multifacética; reina del desprejuicio y alumna perfecta del aprendizaje autodidacta.

Alejandra nos espera al atardecer, en un quios­co céntrico que funciona, las veces, de oficina de El Sodeado, el club que produce con Georgi­na Puebla (DJ Efrita) y que se convirtió en un fe­nómeno de la movida nocturna. La charla fluye entre bocinazos, amigos que saludan y reunio­nes aledañas. De cierta manera, el lugar elegi­do para esta entrevista también la define: hace rato que perdió los prejuicios. Y le encanta.

Tiene 32 años y una década de oficio. Es una de las creadoras de Indigna Arte & Diseño, fe­ria multidisciplinaria que, desde 2007, une di­seño, instalaciones, fotografía y música; y que impulsó el desarrollo de un mercado para los diseñadores de indumentaria. Conduce, ade­

más, una empresa de decoración y fotografía para eventos en sociedad con la fotógrafa Paula Iannuzzi (Lampeduza). Y cada miércoles junto a Efrita, agitan la pista de El Sodeado con cumbia, dance hall y regueton.

Alejandra es la hija del medio. Para ella, eso explica muchas cosas: “No sé si pasa en todas las familias pero a mí me marcó ser la hija del medio. Siempre voy a sentir que soy a la que menos le dieron bola (risas). Por eso me inde­pendicé desde chica. Quería que me respetaran y crecer rápido para hacer lo que a mi edad no podía. Creo que mucho de lo que hago ahora tiene que ver con la infancia. No me pongo pa­rámetros porque nunca lo hice”.

-¿Y ahora?

-Ahora mi vida es una vorágine (risas). Aunque llevo un ritmo estresante, hoy por hoy no me puedo visualizar cumpliendo horarios, tranqui­la, teniendo un sueldo fijo. Soy inquieta por na­turaleza. Esa locura es mi alimento, no puedo parar y además me cuesta delegar. Me gusta laburar bajo presión y estar rodeada de gen­te que me crea; por eso elijo trabajar con mis amigas. En temporada baja o cuando está todo tranquilo no me reconozco; no sé quién soy ni qué dar. A mí dame laburo; así funciono.

-¿Cuándo supiste que querías ejercer este ofi­cio y no otro?

-Todo empezó cuando organicé Indigna porque no tenía dónde vender mis diseños, que eran remeras y muñequeras. Pero después de esa primera edición, me di cuenta que lo mío era la gestión. Ahí arrancó toda la locura y la aventu­ra. También fue el lugar en donde empecé a pa­sar música, pidiendo asesoramiento y apren­diendo de los DJs invitados. Indigna fue el lugar que me permitió abrir mis propias puertas.

-Indigna impulsó y acompañó el desarrollo del diseño de indumentaria en Mendoza. Una década después, ¿cómo está configurado este mercado?

-Con el paso de las ediciones, el diseño de indu­mentaria se posicionó como un rubro creíble, serio, profesional y comercial; y comenzaron a surgir, también, otras ferias. Esto coincidió con la profesionalización de las universidades en donde se dictaban estas carreras, ya que diez años atrás no había diseñadores recibidos. El crecimiento es paulatino pero se nota. Hoy, el rubro está nucleado de otra manera: lo encon­trás en atelieres, locales, desfiles, comercios, shoppings. Incluso se realizan estadísticas; se sabe cuánta ganancia genera y cuál es la red de actores involucrados: talleristas, bordadores, proveedores. Siento que hemos puesto un gra­nito de arena (N de la R: en la próxima edición Primavera-Verano, prevista para el 9, 10 y 11 de diciembre, van a participar 100 feriantes).

-Por otro lado, Indigna reveló también el sur­gimiento de un grupo de mujeres producto­ras.

-Esa es la parte más hermosa. El 70% de las per­sonas que se dedican a este oficio son mujeres; mujeres emprendedoras. Esto genera una si­nergia importantísima. Por darte un ejemplo, hace poco fui invitada a disertar sobre Indigna en la Feria Comecoco junto a otras tres ferian­tes; todas éramos mujeres. Me muevo en di­ferentes ámbitos y me encanta demostrar que una mujer puede hacer muchas cosas. "Ey, yo soy mina, soy sola; yo puedo". Pero volviendo a Indigna, otro factor que tuvo que ver con el crecimiento y el posicionamiento del rubro es su multidisciplinariedad; esas diversidades ar­tísticas generaron una masa que va a la feria a consumir arte.

-Indigna, en ese sentido, es un signo de época. Los límites entre esas diversidades artísticas de las que hablás son permeables.

-Sí, es una línea que se va borrando. En mi caso, es una intención clara en todas las cosas que hago. Me refiero a quitar los prejuicios. Siento que esa es mi misión; generar un cam­bio en ciertas maneras de pensar. Pero para hacer entender a la gente que está pensando raro, primero hay que quitarse los propios pre­conceptos. Ahora, por ejemplo, El Club del So­deado (los miércoles) está en Picasso, un lugar en donde también funciona una bailanta y por este motivo es estigmatizado. Pero si entrás, te das cuenta que no importa tanto el lugar como el producto que ofrecés. Más que una fiesta, hoy El Sodeado es un concepto: es espacio en donde convive en armonía gente diferente. Eso para mí es un logro y me emociona. Y quiero mantener esos valores.

-No es el único aspecto novedoso de El Club del Sodeado. Diez años atrás, el oficio de DJ no era cosa de chicas.

-Geo (DJ Efrita) viene haciendo un trabajo fino hace mucho tiempo; imaginate que es la pri­mera DJ mujer que pasa cumbia en Argentina. Además de que sea mi amiga, es un orgullo la­burar con ella. Somos dos DJ mujeres, que pa­samos cumbia y reguetón; y que tomamos so­deado. Si no me saco los prejuicios yo… (risas).

-¿Pensaste alguna vez en desarrollar tus ofi­cios fuera de Mendoza?

-Sí, muchas veces. Siempre que viajo, que es algo que amo hacer, llevo mi compu para po­ner música en donde pueda; lo disfruto. Pero creo que sería más fácil ir a un lugar en don­de ya está todo semi armado o armado. Por el momento siento que mi misión es marcar la diferencia acá.

ALEJANDRA PÉREZ

Productora de eventos culturales y de entretenimiento nocturno. Estudió la carrera de Diseño de Indumentaria en el Instituto Alberto Arias y la Universidad de Mendoza. Cursó el Diplomado en Gestión Cultural de Fundación Coppla.

Desde hace una década trabaja en la producción independiente en Mendoza y en el país. Es co creadora de Indigna Arte & Diseño junto a Natalia Roitman y Ximena Niederhauser; El Club del Sodeado –en sociedad con Georgina Puebla-, Alameda Alamoda y Basstards, entre otros.

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