Entre tantas malas aparecen algunas buenas - Por Rodolfo Cavagnaro

Si bien los datos económicos no son buenos y anticipan meses muy complicados, la crisis financiera pareciera haberse tranquilizado.

Entre tantas malas aparecen algunas buenas - Por Rodolfo Cavagnaro
Entre tantas malas aparecen algunas buenas - Por Rodolfo Cavagnaro

Entre quienes se dedican a estudiar y seguir de cerca la información económica se sabe que hay una diferencia entre los datos financieros y los datos económicos. Los datos de tipo financiero se refieren al tipo de cambio, la tasa de interés, los precios de los bonos y acciones o los datos del banco Central que vinculan circulante, depósitos y otros. Los datos económicos están referidos al nivel de actividad, inflación, empleo, pobreza, balanza comercial.

Más allá de las diferencias propias de cada tipo de información lo importante es saber que los datos financieros son inmediatos y, en muchos casos, los mercados financieros tratan de anticiparse a los datos económicos futuros. Por eso muchas veces el observador común no puede advertir las razones de ciertos movimientos, tanto positivos como negativos. Los económicos, por el contrario, llegan más tarde y reflejan el resultado de lo ya ocurrido. En un estado de excitación como vivimos en Argentina, los económicos resultan datos viejos.

Pero esta semana, en la cual habían muchas dudas sobre el derrotero del dólar por el mega vencimiento de Lebac del martes, las jornadas terminan con un leve pero importante cambio de expectativas. La prueba de fuego fue el miércoles cuando, a través de nuevos instrumentos el Tesoro absorbió casi el 80% de los 250.000 millones que habían quedado libres. El resto fue a otros destinos y una parte fue a dólares, pero aparecieron algunas señales que diría que los términos más graves de la crisis financiera habrían quedado atrás.

Desde unos diez días atrás comenzaron a recuperar posiciones los bonos argentinos, que habían estado muy castigados, y esto hizo que comenzara a bajar el riesgo país. Si bien falta mucho para estar en estado normal, abandonó el nivel de 820 puntos al que había alcanzado para cerrar en un nivel cercano a los 600 puntos. Este punto marca claramente el cambio de visión de los operadores internacionales, máxime cuando estaría muy cerca un nuevo acuerdo con el FMI.

La conducta sostenida de los inversores internacionales termina llegando y, aunque había carencias de divisas en el mercado, el Banco Central jugó fuerte y puso sobre la mesa más de 600 millones de dólares, pero el miércoles introdujo un cambio en la estrategia de intervención. Hasta entonces, ofrecía dólares a valor de mercado, pero el miércoles cambió y salió a bajar el precio de forma más agresiva. Esto hizo que muchos operadores vieran el cambio del BCRA y salieran de sus inversiones en dólares y, además, muchos exportadores salieron a liquidar antes de que baje más.

Hay que esperar cómo seguirán las operaciones en los próximos días, aunque es probable que se tranquilice el mercado cambiario, pero los coletazos de las crisis se verán reflejados recién en el próximo semestre. Pero para complementar estos datos, hay que esperar la sanción del Presupuesto 2019 y esperar cómo se cierra, finalmente, el nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional.

De ninguna manera podemos decir que la crisis financiera haya pasado. Todos temen que algún rebrote inflacionario, una suba de tasas en EE.UU., la guerra comercial de Trump contra China o el resultado electoral en Brasil puedan provocar turbulencias. En ese caso se pondrán a prueba la idoneidad de las medidas adoptadas.

Mientras tanto, siguen apareciendo malas noticias económicas, como la caída del PBI en el segundo trimestre y una caída del nivel de actividad industrial. A crisis financiera dejó una corrida cambiaria, que anticipa una elevada tasa de inflación, cercana al 45% y se prevé que el PBI caerá un 2,4% en todo el año. O sea, lo peor todavía no se ha visto.

El desafío del Presupuesto

Las variables financieras son muy inestables y necesitan anclarse en variables macroeconómicas que le den certidumbre hacia el futuro. Por esta razón pasa a ser clave la aprobación definitiva del Presupuesto 2019, cuyos primeros números se conocieron el lunes y que el jueves el ministro Dujovne estuvo explicando en el Congreso.

Los primeros datos permiten apreciar que habría algunos números que no aparecen muy consistentes. Es que la proyección del PBI, con una caída del 2,4% para este año y de 0,5% para 2019 no se compadecen con una cotización del dólar a $40,10 como promedio, que daría un número cercano a $ 42 para diciembre del año próximo.

Si bien la cotización de la moneda norteamericana tuvo desde el miércoles un recorrido bajista, hasta tocar los $ 38, algunos especialistas sostienen que intentará seguir los pasos de la inflación proyectada para no volver a atrasarse. Se calcula un 20% adicional en la inflación de este año y un 25% como mínimo el próximo.

Pero, de todos modos, se trata de un pronóstico y no de metas estrictas, por lo que lo importante es que se marque una tendencia y dentro de un rango razonable. Es que entre los imponderables hay que considerar una recuperación de las exportaciones y una caída en las importaciones. Esto, sumado al saldo positivo que comenzará arrojar el turismo,  va a generar un balance positivo de divisas y permitirá un mayor flujo de dólares, que podrían hace caer o estancar el tipo de cambio.

De todos, el gobierno debe conseguir el equilibrio fiscal en 2019 y, aunque hay conversaciones avanzadas con los gobernadores, las medidas más claras para conseguirla vuelven a ser ajustes al sector privado, porque el sector público se niega en forma rotunda a ajustarse. Si esto queda claro tendremos problemas ya que los inversores nos pueden castigar porque el sector político en Argentina no es confiable Por esta razón las consultoras privadas tampoco prevén que caiga mucho más el riesgo país, dado que Argentina tiene un elevado “riesgo político”.

Las definiciones con el FMI

Por ahora se mantiene  en máxima reserva las negociaciones entre los técnicos del Ministerio de Hacienda y el banco Central con el equipo del Fondo Monetario Internacional para analizar los pasos hacia el futuro. El gobierno introdujo una nueva negociación para revisar las metas e incluir las nuevas propuestas que se han plasmado en el proyecto de Presupuesto 2019 presentado al Congreso.

Los técnicos del FMI están revisando los números fiscales, pero es probable que se estén evaluando nuevas estrategias, hasta ahora desconocidas, que podrían requerir un financiamiento adicional.

Para esto han sido importantes los diálogos mantenidos por el Presidente Macri con los mandatarios de EE.UU., Donald Trump, y de Alemania, Angela Merkel. Lo importante es que el apoyo explícito de estos importantes mandatarios se traducirá en el apoyo en el directorio del Fondo, donde ambos países son los mayores contribuyentes.

Algunos sectores vienen reclamando prudencia, ya que se trata de nuevos endeudamientos, aunque a tasas y plazos mucho más razonables y menos pesados para los presupuestos futuros. De todos modos, todo dependerá del futuro de las políticas argentinas. Nuestro país debe entrar en una lógica de superávit fiscal para evitar nuevas deudas y poder pagar los vencimientos futuros sin requerir el uso de reservas del Banco Central.

La  novedad que se conoció esta semana fue la posibilidad de salir del sistema de libre flotación y pasar a un sistemas de bandas, es decir, que el mercado conozca el piso y el techo que tendrá la cotización del dólar.

Es un sistema que da ciertas previsiones, pero tiene el inconveniente de las altas tasas de inflación, que puede obligar a correr los márgenes para no perder competitividad.

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