El tema de las tarifas ha comenzado a generar descontento en algunos sectores de la población y, aunque los aumentos no son mayores que los ya efectuados en los dos años anteriores, es la acumulación de ajustes lo que cansa porque, además, el grueso de la gente no tiene claro cuándo terminarán.
La gente se enoja ahora y no se enojó antes porque les dijeron que era el último ajuste por atrasos tarifarios y que luego sólo se ajustarían en función de costos.
Puede haber varias explicaciones. La primera, es que hubo una acumulación de ajustes tarifarios que comenzaron en diciembre y siguieron en febrero y continuarán en abril. Además, en Buenos Aires, con atrasos mayores, restan nuevos valores para el agua y el transporte.
Los primeros ajustes tomaron a la gente, especialmente a los asalariados de clase media, con la guardia baja, con salarios viejos y consumos ya realizados sin prever sus consecuencias. Luego el transporte, que pesa mucho en el presupuesto familiar, y luego el gas.
Lo del gas es preocupante porque hubo una suba en diciembre del 45% (que debió hacerse en setiembre pero se postergó por las elecciones) y ahora se viene otro ajuste de hasta el 40%. Esto significa que en las próximas facturas invernales los usuarios pagarán una tarifa un 90% superior a la del año pasado.
Hay que dejar de lado las propuestas absurdas de Cristina de Kirchner, que proponía dejar de lado los ajustes y postergar hasta 2020 cualquier cambio. En realidad es una propuesta irresponsable porque en ningún caso propone cómo financiar esa marcha atrás, y supone que se haría fácilmente emitiendo moneda. El resultado sería un caos total, hiperinflación y mayor angustia social.
Sería más razonable -además de instruir a las familias sobre los métodos para ahorrar energía y preservar las temperaturas de la casa- establecer algún mecanismo que permita repartir el costo del consumo pico en el resto del año.
Argentina necesita ordenar el tema tarifario y poner fin a los subsidios en general, salvo las tarifas sociales para los sectores más vulnerables. Los subsidios fueron la causa del enorme déficit y la decisión del gobierno de reducirlos en forma gradual fue aceptada por la sociedad. Debió haber habido mayor explicación, pero es real que es necesario que los costos queden explícitos.
