Una nueva frustración. Un dolor que se extiende tras perder la final de la Copa América con Chile, que se suma a la del Mundial de Brasil ante Alemania. Es la quinta definición que no puede superarse en los últimos 11 años, que se extiende ahora a más de 22 sin títulos. Pero no sólo se perdió en los penales, sino en el juego. La Selección no repitió lo que hizo en fases anteriores y claudicó ante un rival ambicioso, que lo neutralizó y superó.
El libreto que insertó Martino desde su llegada quedó de lado. La idea de sostener todo desde lo ofensivo, con tenencia de pelota que permite dominar al rival no encontró respuestas ante el planteo inteligente que propuso Sampaoli, que no renunció a su estilo y lo bancó para llevarse el premio mayor.
De todas formas, a pesar del dolor, Argentina tuvo a lo largo del torneo momentos que invitan a soñar con llegar a otra final en el corto plazo. El funcionamiento rozó la perfección en base al juego asociado, corto y exquisito. Por momentos le faltó el gol, que en la semi ante Paraguay, llegó en cantidades.
“Al futuro me lo imagino igual en cuanto a la búsqueda” dijo Martino post caída con Chile. También reconoció que a veces la idea puede chocar con el rival y no salir como se pretende. Entre sus aciertos hay que nombrar la inclusión de Pastore. Fue pieza clave en gran parte de la Copa y su floja actuación en la final no mancha lo bueno que hizo. Con él, Messi sumó un socio ideal para la generación de juego, aunque en el partido más importante fallaron.
Messi hizo un torneo aceptable, con pasajes característicos de su nivel. No caben dudas que es el mejor del mundo, pero ante Chile no jugó bien, aunque podría haber dejado a todos con la boca cerrada si Higuaín en la última jugada de los 90’ regulares convertía el gol tras una contra liderada por La Pulga.
De todas formas no todo es negativo. El Tata encontró una zaga central que respondió con altos puntajes. Otamendi y Garay dejaron en claro que son pieza clave y también el propio Demichelis, que reemplazó al hombre del Zenit por problemas físicos y demostró su vigencia.
‘Micho’ había dicho que quizá sería el último torneo suyo con la Selección, pero también que podría rever la decisión si Martino lo considera, durante las Eliminatorias hacia el Mundial de Rusia 2018, que comienzan en octubre.
Mascherano es un marca registrada. El alma del equipo, quitando, metiendo y jugando. Su nivel siempre es alto, pero el dolor por otra nueva decepción pueden llevarlo a tomar una decisión inesperada. “Quizá sea yo”, relató el sábado. El ‘Jefecito’ no ocultó que va a pensar si sigue o no.
Agüero, Tevez e Higuaín no brillaron como lo hacen en sus equipos. Fue raro no ver a el ‘Apache’ en la final. Martino optó por ‘Pipita’ y no resultó. Sobre el final el “9” del Napoli se perdió un gol y después falló desde los doce pasos.
Con una generación menor que trasciende y hace ruido, no sería extraño que el recambio comience con las citaciones de Dybala, Icardi y Kranevitter. El presente es muy bueno, pero también hay futuro.
La crítica no debe ser extrema y menos superficial. Algo pasa en esta Selección que no puede sacar adelante los partidos más importantes. En Brasil la sensación después de la caída ante Alemania fue diferente. El equipo dejó todo y lo jugó como lo que fue, una final. El sábado, las diferencias con Chile fueron el carácter y la constancia.
Siete décadas más tarde, de un Martino a otro
Rinaldo Martino fue hace 70 años el autor del llamado “gol de América” con el que Argentina venció 1-0 a Uruguay en la final del Sudamericano de 1945 y se llevó el título también en Chile, algo que no pudo emular en el mismo escenario su sobrino Gerardo, pero en este caso como DT.
Rinaldo, como el Tata, nacieron en Rosario, y el tío falleció un 15 de noviembre (de 2000), cinco días antes del cumpleaños de su sobrino, que nació el 20 de noviembre de 1962.
El goleador, que fue parte de una generación de enormes futbolistas surgidos en los ‘40 como José Manuel Moreno, Armando Farro y René Pontoni, con los que conformó una delantera inolvidable del San Lorenzo de esos años a los que se los recuerda como “El Trío de Oro” o “Los Tres Mosqueteros”, marcó aquel tanto de registro histórico que en mucho se pareció al de Maradona a los ingleses en México ‘86.
Ese título fue el segundo de la serie de cuatro en fila que Argentina logró en la Copa América jugando en Chile, ya que al de 1945 lo antecedió el del ‘41 y lo sucedieron los del ‘55 y ‘91, hasta que el sábado se interrumpió esa secuencia.
A Gerardo le gusta Soda Stéreo, pero a Rinaldo lo apasionaba el tango y la noche igual que a su amigo de la Máquina de River, el ‘Charro’ Moreno, y por eso fundó ese tradicional reducto porteño del “dos por cuatro”, como se lo conocía a Rinaldo. Setenta años pasaron para que un componente de la familia Martino llegara a una final de Copa América con la albiceleste como bandera.
La familia los unió, el fútbol formó parte de su árbol genealógico, pero el destino y unos penales impidieron que el éxito los vinculara con la historia para siempre. Hubiese sido como para parafrasear la estrofa del tango Volver que interpretaba Carlos Gardel, ídolo máximo de Rinaldo, y decir que también “70 años no es nada”.
La frustración reflejada en la prensa nacional
La desilusión y los reproches al equipo de Martino acapararon los titulares de la prensa argentina, frustrada de haber perdido la final de la Copa América frente a Chile: “Una pesadilla” que recordó la derrota en el Mundial Brasil 2014 hace un año.
La Albiceleste llegó en silencio en la madrugada de ayer a Buenos Aires en un vuelo chárter que salió casi dos horas después de lo previsto desde Santiago. Si algo le faltaba a la escuadra albiceleste “era terminar perdiendo como perdió: sin haber estado totalmente a la altura de otra final, una más, la segunda en dos años”, reprochó bajo el título “Tortura de selección” el diario deportivo Olé.
Otra “frustración”, “desilusión” y “pesadilla”, dijo la prensa, vinculando los sentimientos del sábado con la derrota frente a Alemania en julio del año pasado.
“El equipo de Martino no jugó definitivamente la final que debe jugar un campeón. Los destellos de buen fútbol que tuvo durante la Copa quedaron absorbidos por la intensa presión de Chile”, agregó Olé celebrando el mérito del DT argentino de Chile, Jorge Sampaoli “que fueron al frente como a lo largo del torneo”.
“Otra ilusión que se escapa”, tituló La Nación para agregar en sus páginas interiores que “la selección de Martino tuvo situaciones, pero fracasó en el aspecto colectivo en la instancia en que no podía distraerse; extrañó la cadencia de Pastore y la explosión de Agüero; Chile, fiel a una idea, fue un justo campeón”.
En la mayoría de las portadas priorizaron la imagen de Messi y Mascherano abatidos en el Nacional de Santiago. Diarios impresos y portales web destacaron las sentidas declaraciones de ‘El Jefecito’ Mascherano al término del partido: “No le encuentro explicación, quizás sea yo, esto es una tortura”.
Con la foto de los jugadores de ‘La Roja’ celebrando el gol de la victoria en penales de Alexis Sánchez que los consagró campeones de América, Clarín imprimió, “Argentina hizo poco para quebrar la racha sin títulos”.
“Fue 0-0 en 90’ muy parejos, duros, con pierna fuerte, en los que Argentina contó con un par de chances clarísimas pero estuvo lejos de mostrar el gran nivel de juego que había llevado a cabo en el torneo”.
Entre las críticas al arbitraje durante el torneo y las polémicas servidas por jugadas antideportivas como el dedo en el trasero de Jara a Cavani en el encuentro Chile-Uruguay, ayer gran parte de la prensa argentina resaltó que ‘La Roja’ puso corazón y coraje en la final y “plantó bandera”, “con salidas limpias por abajo desde el fondo y con Valdivia como eje”, resumió Clarín.