Cuando aún resta superar totalmente las diferencias entre las distintas líneas internas y sanar las heridas que dejaron las primeras PASO provinciales, en el peronismo mendocino están dispuestos a apoyar orgánicamente al vencedor de las primarias del Frente para la Victoria (FpV), Adolfo Bermejo. Hay confianza en que es el mejor candidato en cuanto a sus cualidades personales, pero observan con preocupación la fuga de votos del PJ en municipios clave como Guaymallén, Las Heras y Luján de Cuyo. En el radicalismo se da la situación inversa: hay confianza en que la situación política que dejaron las primarias favorece claramente al Frente Cambia Mendoza (FCM), sobre todo por lo que ocurrió en las comunas más pobladas, pero hay dudas sobre el desempeño futuro de Alfredo Cornejo como candidato.
Ningún radical, ni siquiera sus más viejos detractores, deja de reconocerle al intendente de Godoy Cruz la habilidad que tuvo para diseñar la estrategia electoral que permitió a la oposición festejar el domingo 19. Sin embargo, algunos se manifiestan alarmados. Cornejo suele cometer errores que llaman la atención de su entorno y hasta de sus socios nacionales. Preso de sus impulsos y de la inquina que tiene con la gestión de Francisco “Paco” Pérez, transforma su recientemente ganada candidatura a gobernador en un vehículo para augurar momentos difíciles. Ni sus amigos de toda la vida, ni los gurúes que aconsejan a Mauricio Macri en su plan de transformarse en presidente, dan crédito de la cantidad de veces que Cornejo ha dejado saber a la ciudadanía que quien gane las elecciones -dando por descontado que será él- deberá realizar un importante ajuste, palabra que incluso los economistas más ortodoxos que rodean al jefe de Gobierno porteño se privan de mencionar en público. “No hay forma de convencerlo de que como candidato debe transmitir esperanza”, dicen los radicales de Mendoza que día a día trabajan con el godoicruceño. En el búnker nacional del PRO piensan lo mismo.
Sin embargo, la expectativa en la UCR mendocina y en el PRO nacional es que el Frente Cambia Mendoza (FCM) se impondrá con facilidad el próximo 21 de junio. A Cornejo lo favorecen, además de la ventaja obtenida en las PASO, las realidades políticas que dejaron las primarias en los tres departamentos del Gran Mendoza antes mencionados. En Guaymallén, la guerra sin tregua entre los ex socios políticos Alejandro Abraham y Luis Lobos por la candidatura del FpV genera un conflicto de difícil solución. Por esto, todos dan por descontado que quien salga perdidoso no trabajará a favor de su verdugo, lo cual le dará una importante ventaja al candidato radical, Marcelino Iglesias, quien tiene además a su favor el apoyo explícito de Julio Cobos, el dirigente que mayor imagen positiva tiene en la provincia. En Las Heras el problema para el peronismo es directamente Cobos, no Cornejo. El ex gobernador salió a recorrer los barrios con su candidato a intendente, Daniel Orozco. La presencia de Cobos en el histórico bastión peronista preocupa al tándem Rubén Miranda-Carlos Ciurca, pero estos creen que las acusaciones que lanzó Cornejo esta semana sobre supuestos vínculos delictuales del gobierno municipal terminarán por colocar al candidato a gobernador del FCM -y al propio Orozco- en un lugar extremadamente incómodo. Algunas voces radicales creen que los caciques peronistas tienen un poquito de razón. “¿Por qué el Alfredo hace el trabajo sucio? Eso lo tienen que hacer los candidatos a concejales o a legisladores”, se quejan. En Luján, la diferencia entre el FCM y el FpV fue muy grande, por lo que Cornejo está convencido del retorno del macrista Omar de Marchi a la intendencia. Otros dos municipios menos poblados en los que también el radicalismo espera ganarle al peronismo gobernante son Tupungato y General Alvear.
Quienes más conocen a Cornejo creen que el candidato de Cambia Mendoza actúa movido por el temor de tener que pagar él los platos rotos del despilfarro peronista. Como sabe que deberá enfrentar una larga serie de problemas económicos en los primeros meses de gestión si llega a la Casa de Gobierno, pretende que sea Pérez quien realice el ajuste antes de dejar el poder. De ahí que se haya precipitado, el mismo día de las elecciones primarias, a exigir al PJ que se haga cargo de la situación provincial, lo que sonó como un pedido de transición ordenada y hasta de cogobierno muy inoportuno que el peronismo supo aprovechar políticamente. A coro, la dirigencia oficialista salió a decir a Cornejo “soberbio” y “autoritario”. En el comando de campaña del polo opositor aún no entienden por qué el “Petiso” no utilizó el festejo para hacer lo que hacen quienes ganan las elecciones: celebrar y dar un mensaje que ilusione a todos.
En el peronismo, en tanto, el reordenamiento que lleva adelante Bermejo, el candidato ungido en las primarias, marcha a fuego lento. El senador nacional consiguió el visto bueno del líder del kirchnerismo provincial, Guillermo Carmona, para oficiar de nexo con la Casa Rosada. El martes, el hermano menor de Bermejo e intendente de Maipú, Alejandro, viajó a Buenos Aires para entrevistarse con el diputado mendocino más mimado por la Presidenta. El entendimiento entre los Bermejo y Carmona es pleno, hasta el momento, porque hay voluntad política de quien deberá confrontar con Cornejo en rever casi por completo la campaña del FpV para “kirchnerizarla” o, al menos, para dejar de lado la idea (instalada por Carlos Ciurca y Juan Carlos Mazzón durante las primarias) de hacer una repulsa de Cristina Fernández.
Sin embargo, Bermejo tiene una difícil tarea por delante que le es pedida por sus interlocutores con la Casa Rosada: correr al gobernador Pérez de la campaña, convencerlo de que ocupe un silencioso lugar tal como hizo en 2011 el entonces mandatario Celso Jaque. Si logra este cometido, el candidato peronista podrá recibir el apoyo de la Presidenta y de sus ministros, incluso ayuda financiera para su campaña.
La promesa que le hacen en Buenos Aires a Bermejo es contar con las ventajas de la polarización que todos dan por descontado quedará instalada en las próximas semanas entre el modelo kirchnerista y el “cambio” que promete el macrismo. El candidato radical, Cornejo, también está escuchando de parte de sus socios nacionales del PRO las mismas bondades de polarizar con la Casa Rosada. De modo que es inexorable que la campaña nacional se entrometerá en la elección provincial, pese a que ésta se adelantó justamente para que esto no ocurriera.
Con una paridad entre Daniel Scioli y Mauricio Macri en las encuestas que se hacen en Mendoza, se descuenta que ambos dirigentes nacionales visitarán la provincia antes de la elección del 21 de junio, no una sino varias veces.
Así como en el peronismo mendocino las candidaturas del intendente Miranda al Senado y del gobernador Pérez a Diputados han quedado entre paréntesis para no despertar nuevamente la ira de la Presidenta y poder permitir a Bermejo tender puentes con la líder del FpV, en el radicalismo mendocino también hay un tema del que por ahora no se habla: la posibilidad de que Cobos se postule como senador nacional. Todos saben que si el ex Vicepresidente se lanza, esto ayudará a que Macri gane en Mendoza y de ese modo a que las dos bancas que el radicalismo renueva en la Cámara Alta queden en manos de la oposición. El problema a resolver será, en ese caso, si la escolta -debe ser una dama por la Ley de Cupo Femenino- proviene del riñón cobista o de las filas del PRO. Como el ex gobernador tiene una relación fría con Macri, el tema deberá ser solucionado con mucha pericia por Cornejo y por el garante del acuerdo de la UCR y el PRO, el sanrafaelino Ernesto Sanz.