Entidades recuperadas, un aporte a la comunidad

Clubes y uniones vecinales se rearman y vuelven a participar en la vida comunitaria. Estas iniciativas deben ser apoyadas oficialmente para que sus labores no decaigan.

Entidades recuperadas, un aporte a la comunidad

Con cierta lentitud, denodado esfuerzo y gran dosis de paciencia, en la geografía provincial se están recuperando clubes, uniones vecinales y otras entidades de raigambre social. Como no podemos abordar todas las experiencias, referimos como casos testigo lo ocurrido en los clubes Unión y Patria, Las Heras, San Roque, Maipú, y la unión vecinal del barrio Villa Hortensia, Gutiérrez.

Estas instituciones, como tantas otras, estaban prácticamente cerradas, en penoso estado de conservación, definitivamente condenadas a la inacción y el olvido. Ciudadanos de mediana edad, adultos mayores y también jóvenes se pusieron en la difícil misión de despejar las telarañas del abandono y comenzaron a abrir las puertas de las organizaciones, tratando primero de ordenarlas jurídicamente: rescatar la personería jurídica y destrabar deudas y hasta posibles embargos.

Hoy, muchas de las entidades que volvieron a actuar son un interesante ámbito de contención de niños, adolescentes y jóvenes, y también refugio adecuado para muchas personas con varios años de vida. Una veterana actriz de teatro, vinculada a una de éstas, decía: “Vivimos tiempos difíciles, los hijos se dedican a su vida y nos vamos quedando solas y solos, y estas asociaciones nos proponen cosas que nos distraen y nos hacen reír”.

En algunos ejemplos del volver a vivir de agrupaciones que estaban perdidas, se consiguió el apoyo del Estado, a través de los municipios, que proporcionan profesores para distintas disciplinas deportivas y de interés general, y en otros se apela a la autogestión, cobrando pequeños cupos de dinero para pagar la asistencia de docentes en actividades manuales, culturales y deportivas.

El primer servicio de estos grupos humanos, ciudadanos de base puestos a trabajar en la comunidad es atraer a adolescentes y jóvenes a la práctica deportiva y al aprendizaje de determinadas destrezas y disciplinas. De otra forma tal vez estarían en la calle exponiéndose a diversos peligros, que incluyen el acceso a las drogas, el alcohol y hasta caer en la delincuencia.

Entonces, clubes y grupos vecinales asumen con un fuerte compromiso el desafío de promover un desarrollo comunitario y mejorar la calidad de vida de los núcleos urbanos o suburbanos donde están insertados.

Sin embargo, no todas son rosas en el camino de la reapertura y el mantenimiento de organizaciones civiles, sin fines de lucro. Abrirlas diariamente es un constante esfuerzo al que se suman las dificultades económicas para arreglar los edificios, que en la mayoría de los casos están maltrechos por ser viejos.

Con las adversidades que se puedan calcular de por medio, estas entidades subsisten y avanzan, compensando lo que en muchas ocasiones el Estado no puede brindar o cubrir, abriendo espacios de solidaridad, trabajo comunitario y amparo.

Les iría mejor si pudieran contar con más ayuda estatal para poder desarrollar sus fines y alcanzar a más ciudadanos, mejorando sus infraestructuras edilicias y consiguiendo el aporte de los formadores que necesitan para llevar adelante sus cometidos.

Igualmente la adhesión de más personas del medio en estas tareas también sería de utilidad para clubes y centros culturales porque en ocasiones quienes los movilizan son un puñado de dirigentes, verdaderos militantes sociales a quienes no les vendría nada mal estar acompañados en sus desempeños por más vecinos.

Tenemos algo para ofrecerte

Con tu suscripción navegás sin límites, accedés a contenidos exclusivos y mucho más. ¡También podés sumar Los Andes Pass para ahorrar en cientos de comercios!

VER PROMOS DE SUSCRIPCIÓN

COMPARTIR NOTA