La jornada visual de niños y adultos va mucho más allá de las 8 horas de media que solemos trabajar. Tanto en adultos como en más jóvenes, casi cualquier trabajo implica que estemos en mayor o menor medida, con algún tipo de pantalla retroiluminada, computadora, teléfono celular o tablet.
Muchos adultos pasan prácticamente toda su jornada laboral trabajando frente a una pantalla y con apenas unos minutos de descanso. Si nos referimos a niños, a veces, el tiempo es mayor, ya que pasan más de 6 horas en el colegio y luego han de hacer deberes en casa.
En los últimos años, a este tiempo de trabajo se suma el hecho de que nuestro ocio y nuestras relaciones sociales han cambiado radicalmente. Ahora usamos el celular como herramienta comunicativa y como recurso para conectar con amigos y familiares. WhatsApp, Facebook, Instagram y demás redes sociales nos hacen sumar minutos y minutos mirando a una pequeña pantalla retroiluminada.
¿Qué consecuencias puede tener esto para nuestro sistema visual?
Para contestar a esta pregunta debemos poner en contexto para qué se diseñó, funcional y anatómicamente, nuestro sistema visual. Básicamente el sistema visual está diseñado para dirigir nuestros movimientos y poder, de esa manera, seleccionar la información relevante de nuestro entorno. Cada vez que miramos de lejos, nuestro sistema visual está relajado y prácticamente no realiza ningún esfuerzo. Sin embargo, cuando miramos de cerca, para leer, ver el celular o escribir un mail en la computadora, se ponen en juego una serie de habilidades que, no sólo tienen que funcionar correctamente en el instante que miramos al texto, sino que deben poder mantenerse durante el tiempo que necesitemos estar mirando en cerca.
Las dos habilidades más importantes que usamos cuando hacemos cualquier actividad en cerca son la acomodación o enfoque y la convergencia. La convergencia es la capacidad que tenemos de dirigir nuestros dos ojos a un punto concreto del espacio. Esta alineación debe ser muy precisa para no ver doble, ya que la visión doble es intolerable y causa muchos síntomas.
El enfoque o acomodación es una habilidad de nuestro sistema visual que nos permite tener nítidos los objetos independientemente de la distancia a la que se encuentren. Podemos ajustar rápidamente nuestro enfoque a un objeto que está a 30 centímetros y rápidamente pasar a otro que está a 3 metros. Este enfoque es tan rápido y automático que ni siquiera nos damos cuenta de que lo estamos realizando. Sin embargo, si deja de funcionar es una de las habilidades que puede causar más síntomas visuales.
Para que la visión sea eficiente debe ser rápida, estable y confortable, es decir, que no tengamos molestias cuando la utilizamos. Si alguno de estos criterios no se cumple, al final de la jornada laboral o escolar, podemos tener algunos de estos síntomas:
Dolor de cabeza. Es uno de los síntomas más frecuentes en adultos y en niños de más de 10 años. Cuando la convergencia y el enfoque están sometidos a mucho esfuerzo debido al exceso de horas de trabajo en cerca, éste es uno de los síntomas que primero aparece tras la realización de la tarea. A veces se confunde con migrañas, por lo que es muy importante realizar un estudio visual completo ya que el tratamiento va a ser muy diferente. Las migrañas necesitarán un tratamiento farmacológico mientras que, si origen del dolor de cabeza es visual, el tratamiento será terapia visual.
Picor, escozor u ojos rojos. Cuando pasamos muchas horas frente a cualquier tipo de pantalla nuestros ojos se pueden poner rojos, picar o escocer. Esto puede venir acompañado por guiños frecuentes o que nos frotemos mucho los ojos cuando estamos trabajando en cerca. En muchas ocasiones se recomienda el uso de lágrima artificial para aliviar estos síntomas, sin embargo, esta solución sólo enmascara el problema ya que lo más conveniente es solucionar la causa, es decir, el problema visual subyacente mediante ejercicios visuales.
Visión borrosa en lejos. Cuando hacemos mucho esfuerzo trabajando en cerca, puede ocurrir que, al levantar la mirada y mirar de lejos, veamos borroso durante unos minutos. Este es uno de los signos más fáciles de reconocer. Si estos ocurren debemos realizar un examen optométrico completo.
Somnolencia. Si el sistema visual en cerca está fatigado, es muy normal que nos tengamos sueño.
Evitación de la tarea. Este es el síntoma más frecuente en niños pequeños. Los adultos, aunque tengamos síntomas visuales como los que hemos descrito anteriormente, continuamos realizando el trabajo. Sin embargo, en niños, el signo más común es dejar de trabajar ya que los ojos les molestan. Los niños pequeños no suelen ser capaces de verbalizar los síntomas visuales que presentan. Cuando un niño evita la tarea o tiene problemas de atención en cerca, es conveniente realizar u examen visual para descartar que la visión esté interfiriendo.
En la actualidad sumamos muchas horas de trabajo en cerca, por los que es recomendable realizar revisiones visuales completas que incluyan la evaluación de la convergencia y el enfoque, entre otros, para descartar que sea la visión la que esté fallando. En el caso de que el profesional encuentre que el sistema visual no funciona de manera eficiente, nos recomendará un programa de terapia visual personalizado para solucionar los problemas de una manera duradera.
Fuente Objetivo bienestar