El cineasta, productor, doctor aeronáutico, ex piloto y actor de 58 años, Enrique Piñeyro, se encuentra en Mendoza para ofrecer una charla abierta en el marco de la presentación de la licenciatura de Realización Audiovisual de la Universidad Maza (hoy a las 18, en el Aula Magna, con entrada libre y gratuita).
Por estos días, desarrolla una adaptación de la iconográfica historieta de Robin Wood-Lucho Olivera “Nippur de Lagash” y por otro lado prepara el volumen 2 de “El Rati Horror Show” (actualmente en rodaje en Pompeya, con fecha de estreno para octubre).
Además como actor (él ya participó en 11 películas), hace un mes terminó el rodaje en Misiones de “La tierra roja”, el cuarto largometraje de Diego Martínez Vignatti, donde comparte cartel con el belga Geert Van Rampelberg y Eugenia Ramírez Miori, una especie de western del litoral, con el tema del abuso de agrotóxicos en las siembras.
No obstante, más allá del cine, Piñeyro siempre se ha caracterizado por comprometerse con la denuncia de distintos casos de corrupción. Con su trilogía de documentales “Whisky Romeo Zulu”, “Fuerza Aérea S.A.” - los dos sobre su experiencia como empleado de la empresa aeronáutica LAPA - y el mencionado “Rati”, obtuvo hace dos años el Premio Konex de Platino como “Documentalista de la década”.
- ¿Cómo es que estás filmando la parte dos de “El Rati Horror Show”?
- De hecho, me tomé una pausa para hacer esta entrevista. Estoy en pleno rodaje. No habría continuación si hubiera justicia, si el Poder Judicial no hubiera decidido seguir con el proceso, por eso no estoy filmando una comedia en la que no tendría que denunciar a nadie. Para esta segunda parte estamos llevando a cabo una investigación mucho más profunda. Ya tenemos 28 minutos grabados. Si todo continúa con el plan establecido, estreno en octubre.
- ¿Y cómo se hace para cerrar la película durante una investigación en curso?
- Siempre tenés esa incertidumbre cuando estás en plena investigación. Esas dudas de que si tenés que agregar o quitar más información, o esperar que una noticia a último momento desvíe lo que ya tenés resuelto. Pero a la vez hay que entender que un documental tiene que terminar. No podés esperar meses a que aparezca un cambio en la investigación. En realidad, ya he asumido que esas son las reglas.
- La realidad es muy inspiradora. Podrías hacer otro documental sobre la “tragedia de Once”. Hay muchos casos.
- Lo que pasa va más allá del hecho de que un caso sea atractivo o no. Por ahí se piensa que si uno tiene disponible material de archivo y videos suficientes para llevar adelante una película, ya está. Ahí corrés el riesgo de que el documental sólo sea una larga entrevista de radio filmada. Hay que darle un despliegue cinematográfico o te ponés a grabar un programa de radio. Un documental está más allá del reflejo de la realidad.
- ¿Cómo fue la experiencia de rodaje de “La tierra roja”?
- Terminé mi participación en abril. Me resultó muy interesante. La verdad es que uno escucha el tema de los agrotóxicos, acá y allá, pero cuando lo ves ahí, en vivo y en directo, te das cuenta de las verdaderas dimensiones de este desastre. La gente está pasándola mal. No es joda. Estuve en El Soberbio, el pueblo de Misiones donde se rodó casi toda la película. En realidad, no me reveló un problema, porque ya lo conocía, pero sí me reveló su gravedad.
- ¿La cinta tiene un corte de denuncia o es sólo un drama de ficción?
- Es una ficción contada con una textura pseudo-documental. Se parece a un western pero en la atmósfera de la selva misionera. Interpreto al doctor Balza, así que no me resultó tan difícil (risas), me vino bien porque no hizo falta preparme mucho en términos médicos. Según tengo entendido, el largometraje se estrenará recién el año que viene.
- ¿Cuáles son los proyectos actuales de Aquafilms, tu productora?
- Estamos a full con el “Rati” y “Nippur de Lagash”, aunque esta última todavía espera preproducción. Ya hicimos las locaciones para el diseño de producción y también estamos entrenando físicamente a uno de los actores, que no es quien interpretará a Nippur. Ya habrán más novedades.
- No podría dejar de mencionar la caída del avión malayo. ¿Qué impresión te dejó?
- Ha sido de terror el comportamiento del gobierno malayo que afirmó cosas imposibles. Igual que el vocero del avión de Air France -que cayó en el Atlántico con un saldo de 228 muertos en junio de 2009-, que dijo que el avión cayó fulminado por un rayo. ¡Pero un rayo no le hace nada a un avión! Lamentablemente (y sí lo tengo que asociar) la situación en los aeropuertos no es un problema exclusivamente argentino. Más allá de lo que nos sucedió a nosotros con el avión de LAPA, con el accidente malayo supe desde el principio que algo raro estaba sucediendo.
- ¿Te han ofrecido algún cargo político? ¿Te ha interesado postularte?
- No me interesa un cargo político por la forma convencional en que se hace política en el país. Por ese lado, tengo que admitir que hubo varias llamadas. Pero por otro lado siento que hacer política de la manera convencional es meterse en un callejón sin salida, de alguna manera la credibilidad la perdés rápidamente. Habría que encontrar una forma que no implique entrar necesariamente en ese juego. Automáticamente te empujan a entrar en una lucha de poderes.
No creo que a mí me funcione. No me refiero sólo a los gobiernos. Veo principalmente que los planteos de los políticos son endebles, muy poco vinculados a objetivos a largo plazo, más allá de su tiempo en el poder. Obviamente hay que pulir el aprendizaje en la administración pública.
