Enorme frontera inhóspita y accidentada

Enorme frontera inhóspita y accidentada

La promesa del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de construir de inmediato un "muro físico contiguo" a lo largo de toda la frontera con México se topa con la realidad de Washington: ¿quién va a pagarlo y cómo? Nosotros no, dicen los mexicanos.
Los contribuyentes estadounidenses pagarán la factura, comenzando con el dinero existente en la cuenta del Departamento de Seguridad Nacional, que equivaldría a un pequeño pago inicial.

Después dependerá del Congreso, controlado por el Partido Republicano, encontrar los miles de millones de dólares más que se podrían necesitar, recortando fondos de otros proyectos nacionales para financiar el muro.

Hasta ahora se han construido vallas y bloqueos de vehículos a lo largo de 1054 kilómetros, con dinero asignado por el Congreso en la década del 2000.

Cientos de kilómetros de la frontera son tan accidentados e inhóspitos que no tiene sentido ni intentar construir en ellos.

Y, en Texas, casi la mayoría de las tierras de la frontera son propiedad privada. Cuando el ex presidente George W. Bush intentó levantar vallas fronterizas a partir de 2006 enfrentó una férrea oposición de rancheros y granjeros locales, muchos de los cuales llevaron al gobierno a los tribunales por sus planes para usar sus tierras.

Trabas geográficas

En muchas áreas a lo largo del río Bravo, la valla se adentra hasta un kilómetro y medio en territorio estadounidense para asegurar que la estructura no interfiera con el cauce del río o se construya sobre terreno sólido. El centro del canal marca la frontera y un tratado de 1970 con México requiere que las estructuras construidas en la zona no pueden interferir con el río.

Un popular campo de golf próximo al límite, en Brownsville, quedó separado del resto de la ciudad por la cerca y se vio obligado a cerrar en 2015.

En la frontera sur hay instalados aproximadamente 563 kilómetros de vallas para peatones y 482 más km más para vehículos, que se levantaron en las zonas más sensibles a los pasos ilegales.

Las estimaciones de costos preparadas hace una década sufrieron ya amplias variaciones. Un análisis de la contraloría del Congreso de 2009 elevó los costos a 6,5 millones de dólares por kilómetro para vallas peatonales y a 1,8 millones por km para barreras para autos. Una pared real de concreto o ladrillo sería más cara y difícil.

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