El presidente Mauricio Macri tenía agendada una fiesta en Mendoza y vino a celebrar la inauguración de la remodelación del aeropuerto internacional de Mendoza. El marco era de fiesta, con invitados de la política y las empresas locales. Pero las caras no eran de fiesta y la cabeza estaba puesta en otro tema mucho menos agradable: el golpe furibundo del panperonismo en la Cámara de Diputados de la Nación al aprobar el proyecto opositor de reforma del impuesto a las Ganancias.
Así es que casi ni se habló del flamante aeropuerto. Ganancias se llevó toda la atención de funcionarios que refunfuñaban desde antes que llegara Macri. El ministro de Hacienda, Martín Kerchner, y el gobernador, Alfredo Cornejo, ayer blanquearon que, en caso de transformarse en ley el proyecto opositor, Mendoza perdería alrededor de 2.000 millones de pesos en 2017, de los cuales 400 millones corresponderían a la coparticipación municipal. La urgencia era la fiscal.
Macri dijo que el proyecto sancionado el martes “no es serio. Propone modificaciones impositivas sin dictamen oficial de la AFIP, diciendo cuánto es el dinero que cuesta y cuánto es lo que se recaudaría con los nuevos impuestos. Eso nunca sucedió y muestra muy poca seriedad de parte de todo el kirchnerismo y el peronismo que se ha reunido detrás de esta propuesta de reforma”.
Luego recordó que quienes trabajaron esa propuesta todos fueron funcionarios del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner: el líder del Frente Renovador, Sergio Massa, fue jefe de gabinete en el primer período; Diego Bossio fue titular de la Anses en parte del primer mandato y todo el segundo, y Axel Kicillof fue ministro de Economía en el segundo.
Hoy, sólo Kicillof sigue siendo kirchnerista, pero todos lo fueron. “Era como volver al pasado y justamente lo que no queremos los argentinos es volver al pasado”, dijo Macri.
El mandatario no habló sobre un posible veto suyo si se aprueba el proyecto opositor, pero desde Buenos Aires, la vice Gabriela Michetti fue clara: “Si sale, tendremos que vetarlo”.
Hora y media antes de la llegada de Macri, Kerchner ya estaba despotricando. Decía que el proyecto aprobado por peronismo, kirchnerismo y massismo constituía “un golpe de Estado fiscal”. Enfurecido recitaba que las modificaciones impositivas deben hacerse gradualmente, para que las arcas del Estado vayan acomodándose.
Lo que se recauda por impuesto a las Ganancias se coparticipa a las provincias. Por eso Kerchner hablaba de entre 1.500 y 2.000 millones de pesos que dejaría de percibir Mendoza, y serían menos de dos mil millones si efectivamente lo que los asalariados dejaban de pagar en impuestos iba efectivamente a consumo y si los nuevos impuestos se aplicaban. Luego, en los discursos de inauguración del aeropuerto, Cornejo dijo también lo mismo.
El Gobernador arrancó entusiasmado con los 30 vuelos diarios que tendrá Mendoza en los próximos meses y porque el aeropuerto tiene capacidad para 50 vuelos diarios, por lo que hay margen para crecer y fortalecer el turismo.
Pero luego arrancó con la responsabilidad fiscal y la “sensatez en la administración económica, es bajar el déficit fiscal tan alto que tiene Argentina, para bajar su tasa de interés. No se baja el déficit si se hace demagogia todo el tiempo con el gasto público, no se enfrenta ese debate y si se reducen impuestos como nos está afectando a las provincias y a la Nación con la rebaja de ganancias de ayer”.
En caso de que la recaudación caiga en unos dos mil millones de pesos, lo que dejarían de percibir las comunas es el 19% de ese monto total. Es decir un poco menos de 400 millones de pesos.
No es poco dinero el que perderían y obviamente tampoco es poco lo que perdería la Provincia.
Kerchner decía ayer que si al menos esto se hubiera discutido antes del tratamiento de los presupuestos nacional y provincial, se podría haber tenido en cuenta. Ahora, ambas pautas de gastos ya fueron sancionadas y teniendo en cuenta un ingreso que no existirá más en caso de que lo aprobado ayer por Diputados se ratifique en el Senado. Eso implica que los déficits fiscales nacional y provincial crecerán y habrá que cubrirlos con recorte de gastos o nueva deuda.
Cornejo ya no quiere "lidiar" con La Pampa
“Voy a arbitrar para que haya crecimiento y se respete el derecho de ambas provincias, si se le asegura a La Pampa el agua que viene del Atuel”, avisó Mauricio Macri sobre la construcción de la presa Portezuelo del Viento en una entrevista publicada ayer por Los Andes.
La postura tomada por el Presidente, que por el conflicto interprovincial debe arbitrar para definir si se hace la obra, más allá de que tiene varios miles de millones asignados en el Presupuesto nacional, sorprendió a muchos que creían que Mendoza ya tenía el sí asegurado.
Ayer, el gobernador Cornejo buscó ver el lado positivo y dijo que “el Presidente ratificó que Portezuelo se hace”, Además, contó que a pedido suyo harán un cambio al convenio original entre Nación y Provincia firmado hace diez años por Néstor Kirchner y Julio Cobos.
En aquel convenio licitaba la obra la Provincia y ponía la plata la Nación. Ahora, licitará y pondrá la plata la Nación. Cornejo explicó el por qué: “El convenio es que lo van a licitar ellos de manera tal que ellos lo arreglen con La Pampa. Para que el Gobierno nacional resuelva ese tema, porque no hemos querido lidiar más con ese tema. No obstante él (por Macri) ha puesto una salvedad en que hay que hacer algo con La Pampa. Todos estamos de acuerdo con eso pero hay que hacer obras que son inmensas”.
Otro que opinó sobre el tema ayer en la inauguración del aeropuerto fue el secretario de Deporte de la Nación, Carlos Mac Allister, nacido en la vecina provincia, quien aseguró que Macri será “mediador para que Mendoza asegure a La Pampa un caudal sostenido de agua del río Atuel”.
“Para los pampeanos es un gran noticia que sea el presidente de la Nación personalmente, quien asume el compromiso de ser el garante y mediador para que Mendoza asegure a La Pampa un caudal sostenido de agua en el Río Atuel”, manifestó el ex futbolista.