Julio De Vido se terminó de convencer de que iba a terminar preso el jueves pasado, cuando su ex colaborador y hombre de confianza, Roberto Baratta, quedó detenido por la causa que investiga el juez federal Claudio Bonadio por la compra de barcos con gas licuado.
El hombre que supo manejar durante su gestión un presupuesto millonario y que tuvo poder e influencia como pocos dentro del gabinete K, ahora está golpeado y enojado con su ex jefa, la senadora electa Cristina Fernández de Kirchner.
Los últimos días sólo encontró un poco de paz refugiado con su familia. El fin de semana se instaló en su chacra ubicada en el barrio cerrado de
Puerto Panal de la localidad de Zárate y decidió no ir a votar a Río Gallegos, en Santa Cruz, donde aún se mantiene empadronado.
“No quería pasar un mal momento y además está dedicado de lleno a la estrategia judicial”, dicen en su entorno. En la semana se queda en su departamento de Libertador y Coronel Díaz, en el barrio porteño de Palermo.
En Puerto Panal, De Vido cultiva un hobby que lo distraía y le ayudaba a bajar el estrés: la cría de canarios y de palomas mensajeras.
Además de los pájaros, los únicos que acompañaron y estuvieron en contacto con De Vido en estos días fueron su esposa Alessandra Minnicelli y sus cinco hijos.
Facundo, que solía trabajar con Jorge “Corcho” Rodríguez; Julio, que estudia economía; Valeria, abogada y que lo ayuda en la estrategia judicial, y Juan Manuel que se recibió de arquitecto como su padre. Santiago, el quinto hijo, vive en Córdoba pero está en contacto permanente.
Como estrategia de defensa “mediática”, la familia decidió encargar la preparación de un video en el que intentan explicar con gráficos y números que la maniobra de compra de barcos con gas licuado no era “ilegal” y que no corresponde que por esa causa quede detenido.
En las últimas horas lo terminaban de aprobar para empezar a difundirlo.
Nada prepararon acerca del expediente que investiga el juez Luis Rodríguez por supuesta malversación y desvío de fondos que debían ir a la mina de carbón de los Yacimientos Carboníferos Fiscales de Río Turbio ni por la causa que le siguen por presunto enriquecimiento ilícito.
Estrategia fallida
El ex ministro también está en contacto permanente con su abogado, Maximiliano Rusconi. Juntos idearon la estrategia para ganar tiempo que incluyó un pedido de licencia a la Cámara de Diputados y la eximición de prisión. Todos fueron rechazados y hoy los diputados se preparan para sacarle los fueros. Si sucede, quedará detenido.
“De Vido quiere evitar la fotos saliendo del Congreso con las esposas puestas. Es probable que si le sacan los fueros se presente espontáneamente para que lo detengan. No quiere un show”, dicen quienes están todavía en contacto con el ex ministro.
La relación con Cristina está quebrada y no se hablan al menos desde mitad de año cuando ella se metió de lleno en la campaña electoral.
El todavía diputado también está molesto con Máximo Kirchner, quien tampoco se comunicó para saber cómo estaba, a pesar de que ambos comparten la Cámara.
“Esperaba un llamado”, les dijo De Vido los pocos contactos de su entorno que aún tienen vínculos con la política.
Sí tiene palabras de agradecimiento para Héctor Recalde, el jefe de la bancada K en diputados que se ocupó de hacerle llegar mensajes de apoyo.