El Ministerio de Salud, Desarrollo y Deportes ,ante la llegada de los fríos intensos y la consecuente circulación de virus respiratorios, lanzó una serie de recomendaciones contra las.
El lavado adecuado y frecuente de manos, la limpieza de superficies, la aireación de ambientes, el mantenimiento de la lactancia materna y toser o estornudar cubriéndose la boca con el pliegue del codo son las medidas básicas.
Además, la vacunación contra la gripe a aquellas personas comprendidas en los grupos de riesgo es también otro factor de importancia para la prevención.
Los niños son especialmente vulnerables a las bajas temperaturas, por lo que son más proclives a contraer enfermedades, sobre todo si están a diario en contacto con otros niños.
En este sentido las autoridades sanitarias recomiendan concurrir a la consulta médica cuando experimenten síntomas como fiebre, mocos o dificultad para respirar.
Se recuerda que la atención debe ser urgente si los bebés enfermos se encuentran decaídos y rechazan el alimento; respiran aceleradamente, con ronquidos o silbidos y se les hunde el pecho al respirar.
El riesgo es mayor si tienen menos de tres meses, bajo peso o nacieron prematuramente.
La importancia de la vacunación antigripal oportuna para poder proteger a todos los grupos de riesgo de presentar complicaciones por el virus de la gripe.
La vacuna antigripal de carácter gratuito y obligatorio se incorporó en 2011 al Calendario Nacional de Vacunación para las personas con mayor riesgo de presentar complicaciones y fallecer por esta enfermedad.
Pertenecen a estos grupos de riesgo: el personal de salud; las embarazadas en cualquier trimestre de gestación y las puérperas hasta el egreso de la maternidad, los niños de entre 6 y 24 meses de edad y las personas de entre 2 y 64 años, inclusive, con factores de riesgo como enfermedades cardíacas, respiratorias, renales crónicas, inmunodepresión, diabetes y obesidad, entre otras y todas las personas mayores de 65 años.
Medidas preventivas
Hacer que el niño se lave las manos con frecuencia, especialmente antes de comer, al entrar a casa y si ha estado en contacto con otros niños.
Ventilar a diario las habitaciones, al menos diez minutos al día.
Evitar los ambientes con humo de cigarrillo.
Mantener al día el calendario de vacunación.
Mantener la lactancia materna.
Evitar los cambios bruscos de temperatura y abrigar lo justo: evitar el exceso de abrigo en ambientes calefaccionados o la falta de abrigo en la intemperie.
Cubrir boca y nariz al salir a la calle o a espacios libres.
Incluir en la dieta frutas y verduras, especialmente alimentos ricos en vitamina A y C.
Evitar sitios cerrados demasiado concurridos.
Mantener al niño alejado de personas enfermas.
Evitar que comparta utensilios con otros niños.
Enfermedades respiratorias más comunes:
Gripe o influenza
La gripe en los niños es una de las enfermedades más frecuentes y pueden padecerla varias veces durante el año.
Es una infección provocada por el virus de la influenza que afecta principalmente a las vías respiratorias y se contagia fácilmente.
Los síntomas son fiebre alta (más de 38,5 grados), dolor de cabeza, tos y mocos (al principio tos seca y congestión que luego evoluciona en tos productiva), en algunos casos pitidos al respirar (sibilancias), malestar general, dolor muscular y a veces también dolor abdominal acompañado o no de vómitos. Es frecuente en los niños que haya pérdida de apetito e irritabilidad.
Requiere de muchos cuidados ya que puede complicarse y convertirse en una enfermedad más grave como la neumonía. Se la suele confundir con el resfriado o catarro, pero a diferencia de la gripe, éstos no presentan fiebre o es muy baja.
Bronquitis
La bronquitis es ocasionada por la infección de virus o bacterias que provocan la inflamación aguda de los bronquios, que son los conductos que conectan a la tráquea con los pulmones.
Al inflamarse los bronquios la respiración se dificulta y las membranas que cubren las vías respiratorias producen grandes cantidades de moco espeso que provocan accesos de tos,dolor de pecho y congestionamiento.
La bronquitis se puede desarrollar a causa de una gripe mal cuidada, por eso, para evitar complicaciones es muy importante que el niño sea atendido adecuadamente en caso de presentar un cuadro gripal.
Es una enfermedad contagiosa que se transmite por medio de las gotitas de saliva que una persona expulsa al hablar, toser o estornudar, por lo que evitar estar en contacto con otras personas y cubrirse la boca y nariz al toser o estornudar es fundamental para prevenir el contagio.
Neumonía o pulmonía
La neumonía es una enfermedad especialmente peligrosa en los lactantes y se caracteriza por la inflamación de un segmento de los pulmones, generalmente de origen infeccioso.
La mayoría de los casos son producidos por la infección de un virus, aunque en niños menores de 6 meses y niños mayores puede ser una bacteria, una de las más frecuentes, el neumococo.
A veces se origina después de una gripe o resfriado. Entre los síntomas más frecuentes de neumonía típica encontramos fiebre alta, escalofríos, tos con mucosidad y dolor al respirar.
En la variante de neumonía atípica hay síntomas menos específicos como dolor de cabeza y malestar, cansancio, dolor muscular, tos seca y persistente o con expectoración. También puede presentar fiebre sin escalofríos y dolor en el tórax que aumenta al toser.
La principal complicación de la neumonía es la dificultad respiratoria, por lo que siempre, ante el menor síntoma, hay que consultar al pediatra.
Bronquiolitis
Es una enfermedad provocada por la infección de los bronquiolos causada por el virus respiratorio sincitial respiratorio (VRS o SRV) que afecta a menores de 2 años, en especial a los menores de 6 meses.
Es una enfermedad muy contagiosa que afecta a los bronquiolos, que se inflaman y obstruyen el paso del aire.
Comienza como un catarro de vías altas, con o sin fiebre pero a los pocos días se nota un empeoramiento a nivel respiratorio.
Hay tos, dificultad al respirar, pitos y sibilancias, aumento de la frecuencia respiratoria.
Ante el menor síntoma hay que acudir al pediatra para que confirme el diagnóstico.
En casos leves se puede controlar en casa, mientras que los más graves requieren hospitalización.