Elena Spadoni, investigadora y bromatóloga de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNCuyo, advirtió acerca de la posibilidad de existencia de algunas bacterias y parásitos en el agua de balnearios, piletas y espejos de agua de uso público que generan enfermedades gastrointestinales.
Spadoni recalcó en un artículo publicado por el área de divulgación científica de la UNCuyo que "las aguas sometidas a cloración como único tratamiento no pueden ser consideradas microbiológicamente puras ante la ausencia de bacterias, ya que podrían contener y transmitir parásitos protozoos resistentes a tratamientos de desinfección, lo cual se podría incrementar durante la época estival por el aumento de la temperatura ambiental y de las precipitaciones pluviales".
Los consejos brindados por la bromatóloga Elena Spadoni a fin de evitar enfermedades provenientes de aguas infectadas son:
- No nadar cuando se padece diarrea: esto es especialmente importante para los niños que usan pañales ya que pueden propagar los gérmenes al agua y hacer que enfermen otras personas.
- Si es necesario cambiar pañales, hacerlo en el lugar reservado para ello.
- Lavarse las manos con agua y jabón después de ir al baño o de cambiar pañales: de este modo se favorece la protección de otras personas teniendo en cuenta que los gérmenes de su cuerpo terminan en el agua.
- No acceder a la zona destinada a bañistas con ropa o calzado de calle.
- No tragar el agua de la piscina: se debe hacer todo lo posible para evitar que el agua entre a la boca.
- Antes de cada baño es obligatorio el uso de gorro y ducha, asegurándose el usuario de eliminar cremas y suciedades que pudieran quedar en los pies después de andar descalzo por el recinto.
- No arrojar papeles o residuos al suelo o al agua. Utilizar las papeleras.
- Por último, hay que tener en cuenta que las piscinas son un servicio que todos utilizamos, por lo tanto, las condiciones higiénico-sanitarias dependen en gran medida de los propios usuarios.
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