Se vienen tiempos difíciles para las billeteras, lo aseguran los economistas y los que se gastaron todo en diciembre.
Las fiestas de fin de año han ido perdiendo gran parte de su aspecto emotivo para dar más espacio al consumismo y tal cosa “se paga”. Afrontar los gastos de diciembre ha dejado el sueldo de muchos reducido a monedas y las tarjetas al rojo vivo.
Por eso algunos economistas hablan del síndrome de enero, por el cual luego del “descontrol”, al mes siguiente se entra en pánico y se ajustan los gastos al máximo.
Pero para otros, la cosa no termina ahí, sino que se pone peor: hay que pasar febrero cuando se acumulan gastos anteriores con los necesarios para retomar la actividad, por eso sostienen que los próximos son quizá los meses más difíciles del año en este plano para determinados sectores, particularmente, medios. Lo bueno es que más allá de esto se tomarán con algo de calma, porque las vacaciones predisponen a ello.
Para Patricia (37) el problema empieza ahora y luego va de mal en peor: “En diciembre hay que comprar regalos y comidas, muchas juntadas con amigos, la escuela de verano de los chicos, la seña de las vacaciones. El problema son los extra que te salen, porque para colmo el 25 se me rompió el termotanque. Para hacer frente a esos gastos usamos las tarjetas que las tengo completas y antes de ayer entré en pánico cuando vi el resumen”.
Ante la situación se pregunta: “No sé qué voy a hacer en las vacaciones. Me voy a Chile, pero las tarjetas están al máximo así que compraré menos. Averigüé para financiar el resumen, pero te cobran muchísimo así que habrá que ajustarse lo más posible”.
Alejandro (43) asumió que gasta mucho en diciembre por las fiestas, reuniones y porque, como surgen ofertas, siempre trata de aprovecharlas. Lo que sucede después es que “estás tranquilo si no tenés un sueldo fijo como es mi caso. Cuando ves que vas a ganar menos, ahí sí te ponés nervioso”, resaltó.
De todas formas, sostuvo que no se arrepiente de esos gastos, “y si se complica en enero, a pan y fideos, ajustarse”. Agregó -como el resto- que “en febrero también es difícil porque se te juntan los gastos que ya hiciste con los nuevos como comprar ropa, zapatillas y útiles para la escuela de los chicos”.
Con otra postura, Marco (32) contó que intenta no sumarse al exceso de gastos y consideró que el hecho de contar con el aguinaldo puede funcionar como un alivio para afrontar la situación o como un favorecedor del abuso. “Prefiero no dejarme llevar por eso y guardarlo para ir de vacaciones”, dio como ejemplo de administración consciente de sus ingresos. Aunque reconoció que aunque se quiera, a veces es difícil escapar a la vorágine de consumo de diciembre.
La época más difícil
De acuerdo a los especialistas, enero y febrero para muchos serán meses de pasarla probablemente bien por las vacaciones, pero en los que habrá que hacer malabares para cumplir con los compromisos adquiridos por los consumos que superan el poder adquisitivo inmediato.
La asesora de Finanzas Integrales, Fernanda Bolagay habla de síndrome de enero, el cual describe como “un efecto contrario a diciembre (cuando todo es festejo y derroche, y nos invade una sensación de ‘yo me lo merezco’)”.
Detalla que “en enero nos cae la culpa y el peso de la tarjeta en rojo y de los pagos por vencer. Es ahí cuando el pánico nos impide ver el panorama completo y sentimos que empezamos el año con el pie izquierdo”.
Señala que algunos de los síntomas clásicos de este síndrome son:
* exceso de las decisiones emocionales: ¡no tengo plata! ¡no llego a fin de mes!
* restricción total: se evita todo tipo de gastos, se ajustan las cuentas al máximo, todo recibo de cuentas genera desesperación
* conciencia del exceso en los gastos de diciembre y desespera no poder recuperarlo.
* sensación de ahogo y de que no hay nada que pueda resolver la encrucijada
* miedo a la inflación, miedo a la tarjeta, ¡miedo a todo!
Para el economista Rodrigo González, el problema no sería tanto enero sino más bien febrero, época en la cual confluyen los gastos financiados en diciembre, las vacaciones, el comienzo de clases y de otras actividades.
Desde el punto de vista del profesional, en enero la gente tiende a relajarse porque está de vacaciones, aunque haya mucho que pagar.
“El que se queda en enero está de vacaciones e intenta relajarse (pero igualmente tiene gastos porque pasea, sale se reúne o se da gustos). Hacia mediados de febrero es más crítico. Se junta lo que gastó en vacaciones y el comienzo de clases para los que tienen hijos, gastos extra que aparecen como recomenzar la actividad laboral para lo cual puede hacer falta por ejemplo ropa y la necesidad de contar con recursos para adquirirla”, explica. El comienzo de clases implica pago de matrícula, volver a pagar cuota, vestuario y útiles.
A este combo le sumó contexto: “Los salarios en Argentina se actualizan generalmente una vez al año, a veces dos; en marzo se están actualizando las paritarias y es cuando vos tenés más gastos, estás más alejado de la última vez que te actualizaron el salario y vas perdiendo capacidad de consumo”. Por eso consideró que éste es el momento más crítico del año, especialmente para los que tienen hijos.
Mecanismo de defensa
Además de la propensión al consumo que ha ganado terreno en la sociedad, el psicólogo Walter Motilla señaló que también puede deberse a un mecanismo de defensa por el cual trata de canalizarse la ansiedad, la angustia, las ausencias, entre otras cosas. “Hay un mecanismo que tiene que ver con el gasto compulsivo. Hay personas que canalizan su ansiedad gastando y buscando la satisfacción inmediata”, explicó.
Cuando se acercan las fiestas de fin de año las emociones y la ansiedad se incrementan porque es un períodos de balances, ante lo cual la compra se utiliza como paliativo. Señaló que aparece la impulsividad: “Siento el deseo, la necesidad y compro, es muy instantáneo... pero es una trampa”.
Desde su punto de vista, la tarjeta de crédito otorga un nivel adquisitivo superior al real y terminan comprándose cosas que exceden la propia capacidad económica; por otra parte, consideró que su uso hace que se pierda control de los gastos que se realizan.
Recomendaciones
La asesora financiera Fernanda Bolagay destacó que esto es algo que sucede a muchos y enumeró algunos consejos para salir airoso del “brete”:
* para revertir la situación pensá en qué estás haciendo hoy para salir adelante
* tratá de ser objetivo y evitá la emocionalidad en tus decisiones financieras
* no toqués los ahorros, tranquilizate.
* tomate un tiempo para ver cuáles son las opciones disponibles, siempre hay alguna salida.
* trabajá en un objetivo: cómo, cuándo, en qué tiempo y qué querés lograr.
* tené fe en tu capacidad generativa.
* confiá en tu capacidad creativa para generar un nuevo ingreso (¿qué podrías sumar a tu trabajo actual? ¿qué hobbie podrías convertir en una nueva fuente de ingreso?)
* tratá de prescindir de lo que puedas.