Por Rodolfo Cavagnaro - Especial para Los Andes
La semana pasada se abrieron los sobres de las propuestas económicas de las propuestas presentadas en la licitación llamada por el gobierno para cubrir 1.000 MW adicionales de energías renovables, de los cuales 600 correspondían a energía eólica, 300 a solar y el resto se repartía entre biomasa e hidroeléctricas pequeñas.
Mendoza había presentado varias propuestas, la mayoría para energía solar, y con precios menores a los referenciales fijados por el gobierno nacional. Sin embargo, resultaron ser más caras a la luz de ofertas presentadas por ciertos grupos empresarios asociados con fabricantes chinos y financiados por el aparato de asistencia que el gobierno de ese país tiene para apoyar la penetración de sus empresas en el mundo.
La mayoría de estos consorcios se proveen de materiales fabricados en China pero son operados por compañías en las cuales forman parte diversos grupos empresarios argentinos.
Si bien la ley 27.191, que estableció el fomento de las Energías renovables, establece en su artículo 7 que se debe dar prioridad a las propuestas que contengan mayor contenido de tecnología y trabajo argentino, esto no fue respetado por las autoridades nacionales y Mendoza quedó descalificada solo por precio, aunque era muy competitiva por el componente nacional que ofrecía.
Quienes vieron las ofertas afirman que ni siquiera habría grandes diferencias desde el punto de vista tecnológico y que la gran diferencia venía por las forma y los costos de financiamiento que contenían las ofertas con componentes originarios de China.
Peligroso antecedente
El mecanismo de licitación está siendo utilizado en muchos países como una forma competitiva de acelerar inversiones en materia eléctrica, sobre todo por la vía del uso de las energías alternativas. Pero, en todos los casos, se señala que debe hacerse con mucho cuidado porque ofertas muy bajas pueden generar barreras de ingreso de nuevos oferentes y generar monopolios con consecuencias indeseadas hacia el futuro.
Por otra parte, ya existe una suerte de monopolio toda vez que los oferentes que ingresen al sistema solo pueden vender la energía que producen a través de Cammesa, que es un mercado único al que todos deben ir a competir y es administrado por el Estado, el cual, a su vez, ha creado un fideicomiso para garantizar pagos en caso que este mercado se quede sin recursos para pagarles a las generadoras.
El sistema, a su vez, aparece incompleto, ya que no se permite que una generadora haga contratos directos con distribuidoras o con empresas consumidoras. Todos debe pasar por Cammesa y es algo irracional porque hay un problema más grave y es el costo de la transmisión.
Las distribuidoras prefieren comprarle energía a generadoras que estén localizadas lo más cerca posible de su zona de distribución ya que, al transportarla, hay mucha pérdida por fricción y por evaporación. Distribuidoras locales preferirían comprarle a generadoras locales para tener un mejor aprovechamiento de la energía y evitar las grandes pérdidas, pero esto no está permitido. Lo que se pueda ahorrar por una vía, será mucho más caro por el transporte y su pérdida.
Otra normativa que el gobierno nacional habría violado es la que obligaba a presentar propuestas en la cuales se contemplara que el sistema de transmisión no tiene muchos lugares de ingreso, pues están faltando inversiones, mejoras tecnológicas y obras de ampliación.
La propuesta de energía solar de Jujuy, que ganaría, requiere de una gran cantidad de obras para poder volcar esa energía al sistema, contrario a lo que establecía el pliego.
El problema de transmisión troncal es serio ya que existen dos grandes líneas y hace algunos días el gobierno nacional tomó una decisión un tanto extraña. Es que decidió comprarle al empresario Cristóbal López el 50% que este poseía en Transener a través de Electroingeniería S.A., una empresa de transporte donde tiene el control Pampa Energía. Esta suerte de estatización, en momentos que el empresario lo debe 8.000 de pesos al Estado por retener indebidamente el impuesto a los combustibles no suena muy coherente.
Temas profundos sin resolver
Esta licitación solo buscaba obtener 1.000 MW y recibió ofertas por unos 6.500, aunque muy lejano a los 21.000 MW que el gobierno quiere incorporar en los próximos años. Si de ese nuevo volumen de energía el 50% fuera renovable, solo llegaría a representar el 20% de la oferta total de energía del país.
Esto significa que habrá nuevas licitaciones y que habrá tiempo para corregir distorsiones que peligrosamente se han generado y que violan el espíritu de la ley. Asimismo, será fundamental que se avance en una mayor apertura que permita los contratos directos entre generadores y empresas.
Pero el mayor avance debería darse a nivel provincial permitiendo que las familias generen su propia energía incorporándola a la red y consumiendo de ella, para luego hacer balances trimestrales. Esta posibilidad quedó abierta a través de una reglamentación del EPRE dictada el año pasado, pero hasta ahora eso no ha sido posible porque las distribuidoras no estarían tecnológicamente preparadas y, además, faltaba fijar una tarifa de referencia, tarea que le compete al Ministerio de Energía de la Nación.
Permitir que cada familia pueda generar su propia energía (de origen solar) podría avanzar en lo que hoy se denomina la “democratización de la energía” poniéndole coto a las grandes corporaciones y sus exigencias, y para ello en lugar de mega emprendimientos solo haría falta líneas de crédito familiares para facilitar la adquisición de los equipos necesarios para producir la energía y volcarla a la red.
Está claro que, en un futuro cercano, los precios del gas y la electricidad serán muy altos y hay que darles a las familias la posibilidad de un manejo racional de sus necesidades y esta es una forma de bajo costo para el Estado pero de inmensos beneficios sociales. Los barrios del IPV ya deberían preverse con este tipo de dispositivos ya que, más allá de los beneficios de puestos de trabajo, se haría una importante contribución para mejorar la salud ambiental.
