Enduro, pedemonte y protección

El uso de los ambientes naturales de la zona pedemontana por parte de enduristas en moto y cuatriciclos, debe ser vigilado por el Estado.

Enduro, pedemonte y protección
Enduro, pedemonte y protección

El programa de manejo ecológico del pedemonte mendocino es una de las tantas alternativas para proteger zonas de alto valor en fauna y flora silvestre de nuestro campo y zona montañosa.

Son áreas muy valiosas desde el punto de vista de la vegetación y los animales que se reproducen y crían en esas vastas extensiones.

Pero no siempre las personas que frecuentan esos sectores con motos enduro o vehículos todo terreno respetan la fragilidad de esos ambientes, que tienen sus propios problemas desde el vamos, por las características del terreno, sometido a distintos factores, entre los que se cuentan los aluviones que, como definen los expertos, son "grandes avenidas de agua y lodo que destruyen todo a su paso".

Prescindiendo de esos problemas naturales -hay muchos más por supuesto, como por ejemplo el pastoreo de veranada del ganado caprino y la creciente destrucción de las vegas o mallines (humedales) de altura- tenemos la intervención de los practicantes de disciplinas todo terreno. Con sus máquinas desplazándose a campo traviesa suelen causar perjuicios a esos ambientes sin desearlo, por supuesto, y sin tener una determinada conciencia ambiental. Son motos, cuatriciclos y camionetas todo terreno.

Por eso, siempre desde esta columna hemos propuesto al pedemonte como como el escenario apropiado para la práctica del senderismo educativo y de esparcimiento de caminatas y el avistamiento de aves, como una forma de encarar una vida sana al aire libre, pero respetando la flora y fauna autóctonas.

Sin embargo, ante la evidencia de que el deporte extremo en el pedemonte no se puede impedir ni limitar, en razón de que es una realidad que supera las propias normas de protección, por lo menos propender a que se practique con la meta de minimizar los daños y proteger el entorno lo más que sea posible. Dentro de esos cultores con sentido de protección de los lugares que recorren en las serranías, se puede citar a los integrantes de la Asociación Corredores de Enduro Mendoza (ACEM).

Estos apasionados tanto de las bicicletas como de las motos han ordenado y señalizado circuitos en la zona del dique Frías, al suroeste del Cerro de la Gloria, como lo ha destacado Los Andes en una nota publicada el 27 de octubre. El grupo se ha encargado de colocar cartelería tanto en los ríos secos como en las sendas realizadas por animales y en las denominadas picadas de evacuación.

Repetimos el concepto: el estado ideal sería que esos puntos pedemontanos no fueran agobiados por decenas o centenares de cultores de las unidades de dos ruedas, pero ante la realidad preferimos que haya autogestión entre los practicantes y que se fijen reglas mínimas que tiendan a causar la menor destrucción porque, lamentablemente, siempre habrá un impacto negativo.

También es esperable que las autoridades ambientales, que están tratando de lograr el mayor cuidado de nuestros recursos, se esfuercen en detectar con inspectores y guardaparques el proceder de aquellos a los que nada interesa el terreno por el que pasan, ni la suerte de sus habituales moradores, animales de la más variada especie y una flora maravillosa, pese a la sequedad del suelo.

La Dirección de Recursos Naturales Renovables, el organismo competente en esta área, debería interpretar que los enduristas a los que consideramos 'buenos', pueden ser los ojos que cuiden el ambiente en aquellos lugares donde el Estado no puede llegar con todos sus recursos.

Dentro de los "depredadores sobre ruedas" no se debe olvidar a los cuatriciclos y las camionetas doble tracción que, en determinados sitios, abundan y son una pesadilla del entorno y mucha gente. A esto se agrega que muchos cuatriciclos son guiados por menores de edad y por personas sin carnet de conducir.

Creemos que parte de la solución pasa por un cumplimiento más estricto de las normas, y de habilitar circuitos en distintos sectores de la provincia, con medidas de seguridad y servicios para los amantes de estos vehículos, a fin de no dar el resto del territorio y reducir ese daño a zonas donde no interfieran con el normal desenvolvimiento turístico y de los ciclos de la naturaleza.

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