Un pequeño asteroide se está precipitando hacia la Tierra. Y aunque la NASA dice que esencialmente no hay ninguna probabilidad de impacto, podría pasar muy cerca.
Se prevé que el asteroide 2013 TX68 visite nuestro planeta el 5 de marzo. Podría pasar a 14 millones de kilómetros, cómodo trayecto 35 veces mayor que la distancia a la Luna. O podría acercarse a 17.000 kilómetros, que es aproximadamente la mitad de la altitud que tienen nuestros satélites de órbita geosíncrona (pero no se espera que corra peligro ningún satélite).
La causa de la amplia variación en las estimaciones es, esencialmente, la falta de datos. El asteroide fue descubierto y visto por última vez en 2013 por el Sondeo Espacial Catalina. En ese entonces, los científicos solo pudieron reunir datos durante tres días, antes de que pasara frente al Sol y se perdiera en el brillo.
“Aunque los astrónomos pudieron determinar una órbita para el asteroide, hubo algo de incertidumbre en los parámetros orbitales (trayectoria de vuelo específica)”, dice Patrick Taylor, científico de asteroides del Observatorio de Arecibo, en Puerto Rico.
Desde entonces, dice Taylor, las predicciones sobre su camino “han divergido un poco”. Y agrega que es improbable que los astrónomos puedan identificar la distancia exacta del acercamiento máximo antes del encuentro porque el 2013 TX68 actualmente se está aproximando desde la dirección del Sol, y seguirá oculto en su brillo hasta que pase.
“El día del sobrevuelo debería iluminarse drásticamente conforme se aleje del Sol y con suerte volverá a ser detectado por uno de los programas de sondeo de asteroides grandes que inspeccionan el cielo cada noche”, subraya Taylor. “Nuevas observaciones reducirán tremendamente las incertidumbres sobre la órbita y determinarán qué tan cerca estuvo de la Tierra el asteroide”, considera.
Una vez que sepan más, Taylor cree que los investigadores van a poder echarle un ojo telescópico durante períodos más largos y determinar qué tan rápido rota, cuán grande es y de qué está hecho. Los astrónomos son aficionados a hacer este tipo de observaciones para tener un mejor manejo de los asteroides y cometas que atraviesan la órbita de la Tierra, conocidos colectivamente como objetos cercanos a la Tierra.
Las mejores estimaciones ponen el tamaño del TX68 en aproximadamente 30 metros de ancho. Eso sería aproximadamente 50 por ciento más grande que el que explotó sobre Cheliábinsk, Rusia, hace tres años, enviando ondas de impacto que rompieron ventanas y que lesionaron a casi mil personas. Un evento similar de explosión en el aire de un asteroide del tamaño del TX68 contendría dos veces más energía.
“Podría haber un orden de un millón de asteroides cercanos a la Tierra de aproximadamente esta clase de tamaño (de decenas de metros de diámetro), y solo hemos descubierto 10.000 de todo tamaño”, explica Taylor.
Aunque los científicos han eliminado cualquier probabilidad de colisión en esta ocasión, los cálculos que proyectan las órbitas futuras del asteroide muestran que cuando éste vuelva a pasar cerca de la Tierra el 28 de setiembre de 2017, tendrá una probabilidad muy remota (una en 250 millones) de chocar con nuestro planeta. Las probabilidades son aún más bajas en sobrevuelos subsecuentes hasta el 2047.
Las autoridades de la NASA creen que con futuras observaciones, estos riesgos probablemente se reduzcan todavía más. Eso es exactamente lo que ha pasado antes con otros asteroides.