Un empleado de una empresa petrolera encontró un llamativo explosivo en Plottier, provincia de Neuquén, y decidió llevárselo a su casa con el objetivo de tenerlo de adorno. Días más tarde dio aviso a la Policía, quienes llamaron a un especialista en explosivos de la Dirección de Bomberos y advirtió sobre los peligros de estas cargas.
El elemento fue encontrado hace cuatro días por un obrero en San Patricio del Chañar al costado de una ruta. El hombre vio un proyectil de mortero militar antiguo, por lo que le llamó la atención y decidió llevárselo a su casa, pero, por recomendaciones de otras personas, decidió darle aviso a la Policía.
Un especialista en explosivos de la Dirección de Bomberos de la Policía terminó advirtiendo que en estos casos lo primero que se debe hacer es avisarle a las autoridades ya que estos elementos suelen estar cargados, por lo que son muy peligrosos y no se debe manipularlos.
El explosivo estaba en el área petrolera denominada El Coirón, fue por eso que el obrero lo encontró. Según informó el diario Río Negro, el oficial principal Héctor Valdez, perito de explosivos de la Policía, explicó que el hombre encontró el proyectil a un lado del camino, se detuvo a sacarle fotos y después decidió llevarlo a su casa como adorno.
El martes en la tarde, el petrolero decidió llevarlo a la comisaría 7 de Plottier para informar lo que había encontrado y consultar si había algún riesgo. Inmediatamente las autoridades comenzaron a investigarlo. "Un explosivo de estas características, si está activo, puede matar a una familia", advirtió Valdez.
Bomberos decidieron secuestrar el proyectil para analizarlo profesionalmente y como resultado explicaron que el mismo estaba sin carga iniciadora y sin carga propulsora, por lo que estaría inerte. Luego hicieron un rastrillaje por la zona y encontraron otro similar.
Hoy por la mañana, la Dirección de Bomberos de la Policía de Neuquén y los peritos de explosivos del mismo cuerpo, explotaron ambos proyectiles para prevenir una desgracia.
El procedimiento se realizó en la zona donde el hombre encontró el primer artefacto. Profesionales decidieron que los mismos fueran precintados y se le colocaron cargas explosivas en el exterior para realizar la detonación.
Valdez, perito en explosivos, explicó se trataba de un proyectil de cañon de 105 milímetros de calibre, con una altura de unos 50 centímetros y un peso aproximado de 15 kilos, mientras que el proyectil de mortero de 81 milímetros de calibre, de unos 15 centímetros de largo y con un peso aproximado de 7 kilos.
Este tipo de proyectiles es sumamente peligroso porque son de uso militar y suelen estar cargados con explosivos C3 y C4, que tiene mucho poder explosivo y genera esquirlas que pueden provocar lesiones gravísimas.