Todos esperábamos saber cómo respondería la defensa cuando uno de los rivales nos saliera a atacar y ayer Argentina mostró que está en condiciones de aguantar. Porque a diferencia de los otros partidos, Argentina fue la que se replegó y decidió apostar al contragolpe. El resultado fue que nunca Romero tuvo que resolver frente a un delantero rival
Creo que el equilibrio que le aporta Biglia al mediocampo y la solvencia de Demichelis (la voz cantante en el fondo) fueron fundamentales para que comencemos a ilusionarnos.
Biglia, de amplio despliegue en la mitad de la cancha, fue generoso y solidario para los relevos en todos los sectores del campo propio y prolijo en cada entrega. Partió al equipo belga en la línea en la que mejor se mueven.
Demichelis fue fundamental especialmente en los relevos, lo que le permitió a Zabaleta y Basanta irse con mucha más tranquilidad.
Argentina, al menos ayer, fue muy sólido. Daba la sensación de que Bélgica podía jugar cinco días y no iba a hacer un gol.
Adelante, la aparición de un Higuaín inspirado justo en el partido en el que Messi no fue el enano endiablado de otras tardes, sirvió para mostrarle a los rivales que la selección no depende sólo de un acierto de su as de espadas.
Faltó, a mi gusto, un poco de más de decisión en el segundo tiempo para buscar el arco contrario. Era un partido que se podría haber resuelto con más tranquilidad, claro que eso ya poco importa. La ilusión está más viva que nunca.