Están más encendidos que nunca. ¿Quiénes? Gimnasia, (Cristian) Llama y su ilusión. Por eso, los hinchas se fueron del Víctor Legrotaglie (y el propio Maestro también) con una sonrisa de oreja a oreja. No es para menos. Gimnasia gustó, ganó y si no goleó fue por ese maldito descuido que lo obligó a remar casi toda la tarde contra la corriente.
No fue una victoria más. El Lobo se sobrepuso a todas las adversidades que le presentó una tarde que ya venía mal barajada desde los 33 grados que marcaba el termómetro a la hora que comenzó el partido.
Como suele suceder cada vez que juega en casa, el Lobo salió decidido a buscar la ventaja. Para ello, puso la pelota al piso e intentó erosionar al Violeta por los costados vía Berterame, Llama y compañía. Y así fueron llegando las situaciones perdidas, todas nacidas desde ese guante que posee en su pie izquierdo Cristian Llama: a los 5', Ojeda se lo tapó a Vera; a los 15' Carrizo entró solito para meterle un frentazo a un balón ejecutado por el calvo y este salió besando el palo derecho; a los 19', Llama enganchó y sacó un derechazo que despejó Ojeda, a los 37' mandó un centro pasado que bajó Lentini y Berterame remató yendo al piso y Ojeda despejó con sus pies sobre la línea y a los 46' Llama la tomó de volea, el balón pegó en el cuerpo de un defensor de Dálmine. Todos pidieron penal, pero Bocca dijo no. Estuvo correcto el juez.
Con el ingreso del “Bichi” González, el tucumano Lucas Carrizo retrocedió a la posición de Leandro Aguirre, González fue a la derecha y López se corrió a la izquierda.
Potenciado por la fluidez en la circulación de balón del ex Chacras, el Lobo se hizo definitivo dueño del partido. Tras un gran centro de Berterame, lo tuvo Santi López, pero su remate salió rozando el palo derecho.
Gimnasia tenía la posesión y mandaba. Se jugaba en campo de Dálmine y el empate se caía de maduro. A pesar de la lesión de Bichi (entró Santi González), Lentini metió un frentazo de pique al suelo tras un enorme centro de Llama. Y por idéntica vía llegó el 2-1 del tucumano Carrizo. Si el Lobo ya estaba de la cabeza, imagínese lo que fue la fiesta tras el golazo del "Pelado" Llama.
Más encendida, imposible.