En vías de extinción

Citemos (...) en el litoral el yaguareté, que ahora, aparte de ser animal es billete, y el yacaré y el tereré al que le están dando por el mate.

En vías de extinción

Jorge Sosa  - Especial para Los Andes

Cuando un hombre mata a un tiburón decimos “¡Qué valiente!”, cuando un tiburón mata a un hombre decimos: “tiburón asesino”. Miramos los documentales que pasan los canales de bichos y nos asombramos de los violentos que son algunos de ellos cuando se degluten a otros animales, pero nosotros morfamos pollos, vacas, conejos, chivos, pavos, peces de varias especies (la paella es un acuario con arroz), centenas de animalitos más, y no nos asombramos de nosotros mismos. Porque somos nosotros los más terribles.

No hay vuelta que darle: depredador más grande de todos los animales sigue siendo el hombre. Fuimos depredadores desde el comienzo de nuestra existencia. Ahí están las uñas para recordarnos que alguna vez fueron garras.

Está muy preocupada la Fundación Cuyunche, y otras instituciones que se preocupan y ocupan de los animales, porque son varias las especies autóctonas en vías de extinción en nuestra provincia y qué decir de nuestro país. Podemos hacer una larga lista donde incluiríamos al ciervo colorado que habitaba los bosques de la Patagonia y que fue mermando su cantidad por la acción de los cazadores que no saben cómo divertirse sino asesinan. Caso parecido a lo que ocurrió hace poco tiempo atrás en nuestra Mendoza con el guanaco.

Todavía tengo la cicatriz en mi conciencia de aquella matanza de más de cuarenta guanacos que hicieron años atrás en San Carlos y por la cual nadie pagó la culpa porque, bueno, no hay abogados que esté dispuesto a defender a los bichos y menos si están muertos.

A esta gente, los valientes e intrépidos cazadores de seres indefensos, les importa un corno el daño que hacen y después de hacer popó sobre el biosistema, no tienen ningún problema en tirar la cadena ecológica. Hay varios bichos que están por desaparecer y esto no se recupera con un mosquito en el ámbar como lo hizo Steven Spielberg en Parque Jurásico. Lamentablemente el cine logrará buenas recaudaciones pero no que los dinosaurios resuciten, por ahora.

Citemos al zorro colorado que terminó resultando ser un tapado; el venado de las pampas, (el único venado que queda en esos lugares para colmo está achacado: Venado Tuerto); en el litoral el yaguareté, que ahora, aparte de ser animal es billete, y el yacaré y el tereré al que le están dando por el mate.

Entre nosotros encontrar un pichiciego es algo realmente difícil. El pequeño armadillo tiene cada vez menos compadres y eso es fruto, fundamentalmente, del stress que le provocan nuestras invasiones de diversas índoles.

Muchas aves son el objetivo de un infame comercio de alto vuelo. La lista es muy larga y muy dolorosa. Pensar que los mapuches cuando iban a matar a algún animal le pedían perdón, le decían: “Hermano, no te mato por odio ni por diversión, sólo porque tengo hambre, perdoname por esto”. ¡Qué civilizados eran los bárbaros!

En estos momentos las instituciones ecologistas de nuestro país están muy, pero muy preocupadas, a tal punto que han mandado a llamar a Greenpeace a ver si las ayuda con sus originales protestas. Es que hay una especie en nuestro país de la que quedan muy pocos ejemplares y de seguir la situación así en poco tiempo más habrá desaparecido definitivamente. Por eso pretenden dar un alerta para que los organismos e instituciones oficiales encargadas de preservarla hagan algo inmediatamente para tratar de salvarla, para intentar al menos preservar lo poco que queda de ella. Me refiero a la clase media argentina.

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