Por Néstor Sampirisi - nsampirisi@losandes.com.ar
Agotador. Mi respuesta salió en una mesa de periodistas. El desafío era encontrar una palabra que definiera a la Argentina y estaba inspirado en una encuesta de la consultora Giacobbe y Asociados, que por esas horas había llegado a nuestros correos. Alguno me saltó al cuello: que era un estado de ánimo personal, que era la mirada de un tipo maduro, que era la típica salida entre escéptica y cínica de un periodista.
Resulta que la consultora porteña entrevistó a 2.500 personas de todo el país con la idea de construir un test colectivo que ayudara a armar un mapa conceptual de la palabra "Argentina". Y el resultado fue interesante.
"La palabra más utilizada es "Esperanza", escoltada por la palabra "Futuro". Cerca, merodea "Oportunidad" remarca el informe que, además, explica que más de la mitad de quienes las eligieron tienen entre 31 y 50 años, que están en una etapa muy activa de la vida y que eligen una perspectiva que proyecta hacia lo que viene: "Como si en la Argentina estuviera todo por hacerse. Por lo tanto, a nuestra nación la encontraremos en el mañana y no en el pasado reciente ni en el remoto".
Un segundo grupo de palabras lo integran "Patria", "Grande", "Hermosa", "Maravillosa", que remiten a formas de idealización vinculada con una visión casi escolar, como desde el bronce de la historia.
Un tercer grupo, en tanto, nuclea palabras como "Corrupción", "Saqueada", "Decadente", "Incorregible", que aluden a cuestiones no resueltas, perversas, en el desarrollo como sociedad y como país. Quienes las eligen son mayoritariamente varones, pero de todas las edades. Formarían un universo diametralmente opuesto al primer grupo. Este "se aferra al pasado y lo vive de forma traumática y definitiva.
Como si el rencor impidiera otra posibilidad de salida. No puede encontrar indicios en el hoy que modifique su posición de desventura", explica el informe.
Sueltas aparecen otras palabras: "Adolescente", "Inmaduro", "Tristeza", "Frustración", "Pena", "Difícil" y "Complicada", que abren diversos caminos de interpretación. Una Argentina que son muchas Argentinas, diversa y con pluralidad de miradas. ¿Agotadora? No, agotadora (o agotador) no aparece.
Ahora, ¿por qué sería un país agotador? Una respuesta, simplificada, es porque hace demasiado tiempo que renunciamos a ser un país normal. ¿Y qué es un país normal? Cada vez más difícil saberlo, máxime en tiempos de tanto relativismo de valores. Es que, de tanto atropello, falta de respeto, rupturas democráticas, recurrentes crisis económicas, inconstancias y falta de ejemplos de vida nos parece que eso es lo normal. Casi como la rana a la que van calentándole el agua de la olla en que la hierven y cuando se da cuenta ya es tarde.
Pero, ¿qué es lo que agota? Agota ver la confrontación directa y sin filtros entre nuestros "amigos" en las redes sociales. Y el estado de enojo que se percibe como violencia latente y demasiadas veces se transforma en violencia explícita, hasta por asuntos menores. Y la pobreza que crece sin solución desde hace 40 años. Y las denuncias contra funcionarios de ayer, de hoy y de siempre. Y las verdades a medias en medios que parecen haber renunciado a la presunción de objetividad. Y los eslóganes y chicanas en vez del debate abierto, honesto y fundamentado. Y la inseguridad que nos hace naturalizar conductas paranoicas que, de tanto repetirlas, ya ni notamos. Y la falta de consecuencias acordes con las acciones positivas o negativas en cualquier ámbito de la vida.
¿Será algo de eso lo que sienten los jóvenes argentinos? Una encuesta realizada por la Fundación Varkey (publicada la semana pasada por el diario La Nación) revela que los chicos de nuestro país de entre 15 y 21 años (la denominada Generación Z) están entre los jóvenes con peor bienestar emocional del mundo. ¿Por qué? Porque más de 80% piensa demasiado en problemas, siente ansiedad, soledad y poco amor o se siente acosado. Apenas 18% de los encuestados asegura sentirse bien emocionalmente, un poco por encima de los chicos brasileños que alcanzan 16% y son los peores del ranking.
El trabajo de esta ONG con sede en Londres indaga en las actitudes, comportamientos y valores de más de 20 mil adolescentes y jóvenes de Estados Unidos, Canadá, Gran Bretaña, Francia, Alemania, Italia, Rusia, China, Corea del Sur, Japón, India, Indonesia, Turquía, Israel, Australia y Nueva Zelanda. En general, 68% aseguran sentirse felices, porcentaje que en el caso de la Argentina llega a 70%, lo que la ubica sexta en el ranking mundial de felicidad.
Otro aspecto destacable es que 70% de los "bebés del milenio" argentinos apoyan la libertad de expresión aun cuando resulte ofensiva para una religión y el 64% aun cuando pueda ofender a una minoría. En este caso, Argentina ocupa el segundo puesto del escalafón mundial.
Asimismo, 29% de los jóvenes argentinos creen que el acceso a una educación y a una docencia de calidad podría marcar la diferencia a la hora de unir a las personas. En ese rubro la Argentina es el país con el porcentaje más alto.
Pero hay una respuesta inquietante: sólo 39% de los jóvenes y adolescentes describe a la Argentina como un buen lugar para vivir, 52% como ni bueno ni malo y 9% como un lugar directamente malo para vivir. Es este dato el que debería hacernos reflexionar. Puede parecer que habla de ellos, pero en realidad habla de nosotros, los más grandes, habla del país que les estamos dejando, de lo que hemos hecho durante nuestras vidas.