En el césped del legendario club de golf de Pebble Beach, en California, pueden verse un elegante coche de los años pre-guerra, un deportivo coupé con diseño Art Deco y un auto de carreras con varias victorias en su historial.
Cada agosto, el Concours d'Elegance permite apreciar una variedad de coches antiguos de alta gama o en buen estado de conservación.
Pero antes de que dentro del club comience el desfile de los clásicos, los fabricantes exponen afuera sus novedades más llamativas.
Mercedes, por ejemplo, no eligió una feria del automóvil como Detroit, París o Fráncfort, sino Pebble Beach para el lanzamiento mundial de su espectacular prototipo Maybach, un coupé de seis metros de largo de aspecto deportivo.
El fabricante alemán decidió sumarse a la tendencia de las automotrices, que ante la amplia gama de modelos deben presentar cada vez más novedades y ante el menor interés del público en las ferias tradicionales buscan escenarios exóticos para sus lanzamientos.
Lord March puede sacar ventaja de esta situación. El conde del sur de Inglaterra organiza cada año el Festival of Speed en su finca de Goodwood, donde celebra un "Moving Motorshow". Junto a los legendarios autos de carrera se presentan allí numerosos coches nuevos. Este año, el superdeportivo Mercedes AMG GT R o el nuevo Bugatti Chiron.
A los fabricantes les gusta tanto realizar estos viajes inaugurales ante más de 200.000 espectadores que envían prototipos camuflados a la pista para llamar la atención. Y aparentemente es lo que más le gusta a la gente. Mientras los clásicos salones del automóvil enfrentan una caída en las cifras de visitantes, al menos en Europa y Estados Unidos, las cifras de Lord March suben año a año.
"Empezamos en 1993 con 25.000 invitados y ahora son alrededor de 250.000", dice, y da una sencilla explicación para su éxito: "Hay que ver a los autos andando, escucharlos, y olerlos, y no simplemente mirarlos".
A esto se suma la cantidad de corredores presentes y el hecho de que todos los coches y los famosos sean accesibles y no se escondan en zonas VIP. "Eso genera un clima que no puede ofrecer ningún pabellón ferial del mundo".
Para el experto Ferdinand Dudenhöffer, la pérdida de interés en clásicos como el Salón del Automóvil de París, que se celebra en octubre, es un problema autoinfligido. "El interés allí es previsible", considera el profesor de la Universidad de Duisburg-Essen.
Mientras que las ferias de la electrónica como la CES de Las Vegas exhiben los grandes temas de la época como la conducción automatizada y la digitalización, en las ferias tradicionales simplemente se ven cuatro ruedas y un motor. "Esto era algo que se hacía hace 20 años, pero hoy en día se necesitan ideas innovadoras para generar interés".
Algunas automotrices no sólo deciden lanzar sus nuevos modelos en otros eventos, sino que simplemente desisten de las ferias de automóviles.
Volvo, por ejemplo, borró varias de su calendario. "Las ferias son un escenario tradicional de presentación, donde las marcas pelean por el mejor momento para hacer un lanzamiento y la mayor atención de los medios", dice Alain Visser, miembro de la junta directiva de Volvo.
En la búsqueda de alternativas, el sector automotor es muy creativo. Los fabricantes han aprovechado eventos como la Fashion Week en Berlín, mientras que en Milán no hay feria de muebles en la que no se exhiba al menos un prototipo. Este año le tocó al Toyota Setsuna, pero en 2013 fue el caso del Renault Twin'z, el anuncio del Twingo.