Luis Fermosel - la.fermosel@gmail.com
Las mesas de café de la Peatonal volvieron a poblarse, pero los temas de discusión siguen siendo los mismos y se centran en el acotado stock de la actualidad y lo que puede llegar a suceder en el futuro. Hubo coincidencias también en señalar que debe mantenerse la calidad en los vinos a los efectos de no perder consumidores y también en que hay que pensar en la recuperación de los mercados externos pero también en mantener la mirada en lo que sucede en el consumo nacional.
“Estamos en un escenario de escasez, muy parecido a lo que sucedió en 2009/2010, cuando se produjo la importación de caldos para poder cubrir la demanda”, señaló un bodeguero, quien advirtió el acertado criterio del Instituto Nacional de Vitivinicultura, en el sentido de profundizar el control sobre posibles vinos a granel que ingresen al país. Destacó que, de acuerdo con las últimas cifras, en Mendoza podría llegarse a junio del año que viene con 3,7 meses de despachos en los vinos tintos y a los 2,9 en el país. “Sin embargo -aclaró- estamos hablando de tintos en general, por lo que no sabemos cómo están distribuidos los varietales. Todos esperamos que haya equilibrio y que no se produzcan desfasajes”, destacó.
La situación no es la ideal, porque lo que está en juego es el mercado. Ya se han resentido las exportaciones, especialmente en el caso de las bodegas chicas y medianas que no cuentan con espalda financiera como para reducir al máximo sus porcentajes de ganancia y esas empresas debieron volcarse al mercado interno, el que está tan duro o más que el internacional. Con un hecho no menos importante: los márgenes de precios no permiten nuevos incrementos en razón de que se puede perder competitividad frente a las bebidas sustitutas.
En ese esquema, la oferta se ha ubicado en el centro de la escena y las fuentes consultadas coincidieron en señalar que si bien el precio es una buena noticia para muchos productores, esperan que esa situación no se convierta en un campo de acción propicio para los especuladores.
¿Quién tiene el vino?, fue la pregunta que hizo uno de los integrantes de la mesa, para quien surge la necesidad de respetar al mercado, no abandonar la calidad, que fue el aspecto que generó la lealtad del consumidor y cuidar algunos aspectos, como la utilización de las uvas tintoreras para darle mayor color a algunos caldos. “Si bien es una tarea que corresponde a la propia industria, no vendría mal que el Gobierno impulse reuniones para que todos nos fijemos un mismo objetivo”, señaló el bodeguero.
Con ese escenario a la vista, los integrantes de la mesa se preguntaron sobre cuál es el camino a seguir para lograr las soluciones. “Volver atrás y retornar a los viejos esquemas sería un error, porque la vitivinicultura demostró que crece cuando se adapta a los mercados”, dijo uno de los asistentes, quien destacó que es necesario “discutir el modelo”, haciendo hincapié en la necesidad de continuar con la reconversión hacia uvas de mayor calidad enológica y establecer los criterios a adoptar cuando se produce escasez, como sucede en la actualidad. “También debemos acordar que no pueden producirse años de tantas diferencias porque de la industria viven tanto el empresario como el productor. Y hasta podríamos pensar en impulsar los procesos de integración”, se indicó.
Planteo a legisladores
La charla de los integrantes de la mesa se derivó hacia lo que sucede a nivel nacional. Coincidieron en señalar que resultó importante la reunión que el sector mantuvo con el ministro de Agricultura y Ganadería de la Nación, Ricardo Buryaile, aunque destacaron que “hasta el momento no se han visto mayores avances y la historia de Mendoza está llena de promesas incumplidas”.
Es por eso que consideraron que los legisladores nacionales por Mendoza y el propio Gobierno provincial deben estar atentos. Destacaron que en el caso de la polilla de la vid aún se está a tiempo respecto de la lucha, pero hay que hacer un seguimiento respecto de establecer si estará dentro del presupuesto del año próximo y si se adelantarán los montos, tal cual lo prometió el ministro.
Destacaron que hay que establecer y trabajar sobre la excepción del impuesto a las bebidas suntuarias en el caso de los espumantes porque la extensión de la excepción se vence a fin de año y sólo quedan dos meses de tarea legislativa. “Creemos que hay que insistir en que todo se concrete definitivamente a través de una ley sancionada por el Congreso. Todos nos dicen que están de acuerdo pero no hay nada en concreto”, se indicó.
Dentro de las tareas “pendientes” hicieron alusión a los problemas planteados con la tarifa eléctrica y lo que sucede con las economías regionales.
“En el primero de los temas (el de la tarifa eléctrica) se trata de una situación de fácil solución porque sólo depende de una decisión de las autoridades, pero el segundo, el de las economías regionales, es mucho más complejo, razón por la cual debemos trabajar para ver los resultados en el mediano y largo plazo”, concluyeron.