La Canasta Básica Total (CBT) de Mendoza acumula un aumento del 59,5% en los últimos 12 meses del año, un valor que supera tanto al ritmo de inflación registrado en ese período (56,5%), como a los ajustes salariales cerrados por paritarias.
Según información publicada por la Dirección de Estadísticas e Investigaciones Económicas de Mendoza (DEIE), la CBT de la provincia llegó a los $ 28.881,35 en agosto, un 3,28% más que en julio. No fue el incremento más alto del año, pero sí fue una suba importante condicionada por la devaluación que se dio inmediatamente después de las PASO presidenciales.
Luego de que el dólar pegara un salto de $ 46 a $ 60 en apenas dos días (posteriormente se estabilizó cerca de los $ 59), los precios de la economía se dispararon. El Gobierno Nacional logró contener parte de los incrementos con medidas paliativas, como la eliminación del IVA en 14 rubros de alimentos, el congelamiento de los combustibles en el mercado minorista (dejó de regir hoy) y la postergación de aumentos tarifarios programados, pero el impacto de la devaluación fue inevitable.
Presión sobre la pobreza
La Canasta Básica Total mide todos los gastos que debe hacer una familia tipo para cubrir el 100% de sus necesidades durante un mes, pero además establece la línea estadística que define qué hogares son pobres y cuáles no. Por eso, no es un dato menor que dos Salarios Mínimos Vitales y Móviles (SMVM) no alcanzaron para cubrir la CBT de agosto (ese mes el SMVM tuvo un valor de $ 14.125).
Además, el salario privado registrado promedio de la provincia está subiendo a un ritmo mucho menor que la CBT. Si bien aun no hay datos oficiales disponibles para el mes de agosto, las últimas estadísticas publicadas por el Indec demuestran que en junio, los sueldos acumulaban una suba del 41,9% en doce meses. Más allá de algunos ajustes puntuales, la realidad de los trabajadores no cambió como para acortar una distancia tan grande.
Escenario adverso
Para los especialistas, las medidas adoptadas por el Gobierno Nacional ayudaron a contener temporalmente el impacto de la suba del dólar sobre la inflación, pero no resuelven los problemas de fondo. El economista Carlos Rodríguez, señaló que hay varios factores que anticipan mayores aumentos para los próximos meses. "Por un lado, la suba del tipo de cambio va a seguir impactando sobre los precios de la economía. Por otra parte, es esperable que los incrementos registrados en los mercados mayoristas (el índice de precios mayoristas avanzó 11,2% en agosto), se trasladen por inercia a los valores minoristas", comentó.
"Además, hay un problema de falta de confianza sobre el peso, que hace difícil pensar en una desaceleración de la inflación para los próximos meses", advirtió.
También compartió su opinión Sebastián Laza, asesor del Ministerio de Economía del Gobierno de Mendoza. "La eliminación del IVA sobre algunos alimentos ayudó a que las subas de precios no sean tan pronunciadas en agosto, pero seguramente se seguirán viendo efectos de la devaluación durante septiembre y quizás octubre", apuntó.
"De todas formas, es positivo que los aumentos no sea más altos, teniendo en cuenta que la devaluación fue del 30%. Esto permite que los salarios privados no pierdan tanto poder adquisitivo. Los públicos, por su parte, son compensados por la cláusula gatillo", agregó el economista.
Los expertos coincidieron en que también la recesión contribuye a los incrementos no sean mayores. Al haber poca actividad económica, se acorta el margen de los empresarios para aplicar aumentos.
Fuertes alzas en alimentos
La Canasta Básica Alimentaria (CBA) de Mendoza, indicador que mide el gasto que debe hacer una familia tipo para cubrir el 100% de sus necesidades alimenticias, subió 4,47% en agosto y acumula un incremento del 65% en los últimos doce meses.
De acuerdo a los datos publicados por la DEIE, en agosto un hogar mendocino debió ingresar $ 11.108 al mes para cubrir la Canasta Básica Alimentaria. Las familias con ganancias inferiores a ese monto, pasaron a ser consideradas "indigentes".
Para los economistas, los alimentos tienden a aumentar a mayor ritmo porque son productos de primera necesidad y por tanto, su consumo no se retrae tanto en períodos recesivos.