En los últimos seis años las ventas de diésel común se contrajeron 50% en Mendoza, lo que para los especialistas es una prueba irrefutable de la caída de la actividad económica.
El análisis se centra en que el principal consumidor de ese destilado es el transporte de cargas, un sector especialmente sensible a los cambios de la economía.
A la hora de explicar la caída aparecen también otras variables, como la cada vez menor participación de los autos gasoleros en el mercado y el acortamiento de la brecha de precios entre el diésel y otros destilados, pero el mal momento del transporte de cargas es, sin duda, uno de los factores más determinantes.
"La baja (también) se debe a la preferencia de las empresas de transporte de cargas locales de llenar el tanque en Chile."
La caída de ventas
De acuerdo a las series estadísticas publicadas del Ministerio de Energía de la Nación, entre enero y marzo de 2012 se vendieron 137.898 m3 de gasoil en Mendoza, mientras que en los primeros tres meses de 2018 se despacharon 68.422 m3 de ese producto. La diferencia es de 69.476 m3 y refleja una caída de 50%.
El resultado llama mucho la atención, sobre todo teniendo en cuenta el crecimiento que tuvo el parque automotor en ese período. De acuerdo a las estadísticas de la Dirección Nacional de los Registros Nacionales de la Propiedad del Automotor (Dnrpa), en marzo de 2012 había 576.942 autos en las calles de Mendoza y en el tercer mes de este año se registraron 790.491 unidades (37% de crecimiento).
Por lógica, se podría pensar que la incorporación de 213.549 vehículos al parque automotor de la provincia debió traccionar la venta de todos los combustibles, pero como lo demuestran las datos del Ministerio, eso no ocurrió con el diésel común.
El economista Pablo Salvador explicó que eso se debe a que la actividad del transporte de cargas, sector que consume la mayor parte del gasoil que se vende en la provincia, ha disminuido considerablemente en los últimos años.
“Los transportistas se han visto perjudicados por la caída de las exportaciones y la pérdida de competitividad. Por un lado tienen menos productos que transportar y por otro, han sido reemplazados por las empresas chilenas, que al tener menores costos, ofrecen servicios a valores más bajos”, explicó.
El propio Guido Calzetti, presidente de la Asociación de Propietarios de Camiones (Aprocam), reconoció esta situación.
“Nuestros sueldos son más caros y los costos en general son mayores. Además, tenemos más presión tributaria y el financiamiento tienen tasas más altas. Todo eso lleva a que el costo de contratación a veces sea más bajo del otro lado de la cordillera y eso compromete nuestro nivel de actividad”, lamentó.
“Por eso y por el enfriamiento de la economía en general, nuestro nivel de actividad ha caído cerca de un 35% en los últimos seis años. Es una situación realmente preocupante”, agregó.
También dejó su opinión el economista Alejandro Trapé, quien coincidió respecto a que "el mal presente del transporte de cargas es el principal motivo por el cual cayeron las ventas de gasoil", pero agregó otros factores que también incidieron en la retracción.
“Tuvo mucho que ver también el acortamiento de la brecha de precios entre el diésel y la nafta. En 2012 había una diferencia bastante grande y eso hacía que la gente se inclinara por la compra de vehículos gasoleros. En los años siguientes esa brecha se fue acortando y la participación de los vehículos que funcionan con diésel común bajó”, señaló el economista.
Los registros históricos del Ministerio de Energía de la Nación respaldan el análisis de Trapé. En marzo de 2012 el litro de diésel común se vendía a $ 4,29 y la nafta premium a $ 5,77 en las estaciones de servicio de YPF, lo significaba una brecha de 34% entre un combustible y otro.
A principios de 2015, la diferencia en los precios de esos combustibles había bajado a 9%, ya que el litro de nafta premium costaba $ 11,59 y el litro de diésel común se vendía a $ 10,64.
En ese momento, como explica Trapé, cayó mucho la venta de autos diésel y se optó más por los vehículos premium, con la excepción de las 4x4, que en su mayoría siguen siendo gasoleras.
Con el paso del tiempo la brecha entre el gasoil de menor calidad y la nafta premium se fue agrandando nuevamente, hasta llegar al 28,47% actual (cuesta $ 22,93 el diésel y $ 29,46 la nafta de mayor octanaje). Aun así, la participación de los autos diésel sigue siendo considerablemente menor a la de hace algunos años.
Otro factor que incidió en la caída de las ventas de diésel común es el paso también de algunos camiones a la versión premium de ese destilado.
Guido Calzetti explicó que los camiones vendidos entre 2017 y 2018 funcionan en su mayoría con diésel premium, aunque advirtió que "son pocas las empresas que han renovado su flota".
Por su parte, Sebastián Laza, economista asesor del Ministerio de Economía, Infraestructura y Energía de Mendoza, consideró que, al menos en los últimos dos años, la retracción de la venta de gasoil no estuvo vinculada a una caída de la actividad económica, sino a otros factores.
“La baja se debe a la sumatoria de diferentes variables, como la preferencia de las empresas de transporte de cargas locales de llenar el tanque en Chile y la decisión de muchas empresas de Mendoza de contratar compañías trasandinas”, indicó.
Respaldando su análisis, Laza señaló que “las estadísticas han demostrado que la actividad económica creció en 2017”.
Mejora de otros productos
La fuerte caída de las ventas de diésel común no se repitió en otros productos. Entre el primer trimestre de 2012 e igual período de 2018, aumentó 19.148 m3 el consumo de diésel euro (representa un crecimiento de 137%) y se incrementó 10.547 m3 la venta de nafta premium (crecimiento de 48%). Al mismo tiempo cayeron 7.158 m3 las ventas de nafta súper (-12%) y se contrajeron 69.476 m3 los despachos de diésel común (50% de caída).
Según los especialistas, la mejora en las ventas de combustibles premium tiene que ver con los récords de patentamiento de autos y la enorme caída del diésel, como explicaron, está directamente relacionada con la menor actividad del transporte de cargas.
De todas formas, el balance general de los seis años fue negativo para las estaciones de servicio de Mendoza. Tanto es así, que de un extremo a otro se ve una diferencia negativa de casi 50.000 m3 (-20%).
La retracción se fue profundizando año tras año. Considerando todos los destilados de venta al público, en el primer trimestre de 2012 se vendieron 235.655 m3 de combustible.
En 2013 el volumen de ventas de las estaciones de servicio durante ese período bajó a 191.984 m3, en 2014 lograron un leve repunte (194.008 m3), pero luego cayeron en 2015 (189.127 m3), 2016 (186.236 m3) y 2017 (176.652 m3). Finalmente, en los primeros tres meses de 2018 se vendieron 188.717 m3 de naftas y gasoil.
El repunte de 2018
Un dato alentador para las estaciones de servicio de Mendoza es que a comienzos de este año se registraron datos positivos en todos los destilados, incluyendo el diésel común.
El producto que mejor resultado logró durante el primer trimestre del año fue el diésel premium, que mejoró sus ventas 17,41% con relación a igual período del año pasado, al pasar de 28.243 m3 a 33.160 m3 comercializados.
Fue contundente también la recuperación de la nafta premium. Las estadísticas oficiales indican que en el período enero-marzo de 2017 se vendieron 29.836 m3 de ese producto en las estaciones de servicio de Mendoza, mientras que en los primeros tres meses de este año se despacharon 32.691 m3. La diferencia de un año a otro marca un crecimiento de 9,57%.
No se quedó atrás la nafta súper, que registró un incremento en el volumen de ventas de 7,06%. Si bien el porcentaje de mejora fue menor al de la versión premium, la cantidad de metros cúbicos comercializada fue mucho mayor.
En los primeros tres meses de 2017 las estaciones de la provincia vendieron 50.853 m3 de ese destilado y en igual período de este año colocaron 54.442 m3.
Por su parte, las ventas de diésel común subieron 1,04% en el período analizado, pasando de 67.720 m3 a 68.422 m3 despachados en Mendoza.
Esa suba es más importante de lo que parece, ya que no sólo revierte la tendencia negativa mantenida en los últimos seis años, sino que además es una señal positiva para la actividad económica.
De todas formas, aunque las ventas del sector mejoraron en la primera parte de 2018, no hay que olvidar que se están comparando contra uno de los peores comienzos de año de la última década y que hay una brecha de casi 50.000 m3 con los buenos resultados del primer trimestre de 2012.
El “efecto precios”
Para el economista Alejandro Trapé, la caída de las ventas de los combustibles también tiene que ver con los fuertes aumentos de precios y su fuerte impacto en el bolsillo de los consumidores.
Hoy, la situación es más que delicada en ese sentido, dado que todas las variables que determinan el precio de los combustibles presionan los valores hacia arriba.
El dólar fluctúa en valores en torno a los $ 23, el precio internacional del barril está en su máximo de los últimos dos años (cotiza a U$S 71,25) y la inflación se niega a desacelerar.
Entendiendo esta situación, el gobierno nacional firmó un acuerdo con algunas de las petroleras más importantes del país para "congelar" los precios de los combustibles hasta el 30 de junio.
En el convenio participaron las empresas YPF, Pan American Energy y Shell Argentina, y se invitó a adherir a las restantes empresas refinadoras y comercializadoras que actúan en el país.
No obstante, se acordó que una vez vencido ese plazo se aplicarán las subas de precio contenidas durante estos dos meses. El incremento se hará de forma escalonada entre julio y diciembre de este año. Por ahora, todo parece indicar que el aumento no será leve.
