El olor a carne en la parrilla se percibe mucho antes de llegar a esa calle de tierra en Pareditas. "Es por el inicio de obra... ya están listas las fundaciones de las 80 casas", explica Eduardo Barra. El hombre pertenece a CoTraSac, una cooperativa de San Carlos que nació hace tres años y hoy es fuente de ingreso para 16 familias, tanto que proyectan construir su propio aserradero para proveer aberturas.
Mientras que las malas experiencias con algunas cooperativas han llevado a replantear los planes de vivienda, en San Carlos muestran la contracara de esta realidad y defienden la vida de “los buenos ejemplos”. En los últimos diez años, se conformaron y establecieron en el departamento siete cooperativas, que hoy dan trabajo autogestivo a unos 120 socios. Algunas, han evolucionado tanto que participan y ganan licitaciones públicas locales.
En este tiempo, construyeron en el departamento 220 viviendas y otras tantas están en proceso. "Todas mejor terminadas, con tres habitaciones, lavaderos internos y espacios más amplios que las realizadas por empresas para el IPV", asegura el titular del área de la comuna, Miguel Funes. El dato más llamativo, que salta en las auditorías municipales, es que costaron la mitad de lo que el Gobierno paga una casa tipo.
“Todos quedamos pegados a las noticias de los malos manejos, por eso desconfían de las cooperativas”, se enoja Héctor Alvillo (55), uno de los 25 socios de Aroma Sureño Ltda.
Justamente él es el síndico de la cooperativa y asegura que la clave del éxito está en “una buena administración” y atenerse siempre a lo que dice el estatuto. “Yo invito a quien quiera a revisar nuestros documentos: tenemos los papeles al día, contratos, depósitos y nueve libros que deben estar en regla”, arremete.
Las resonancias del caso de la Tupac los golpea hoy. Empezaron a ver que su trabajo se "resentía" a fines de la anterior gestión por la inflación y, con el cambio de gobierno, se complicó aún más. "Están enviando los fondos a cuenta gotas y eso demora las obras", sostiene Héctor.
Pese a ello, en los barrios de la zona, las cooperativas son las que más han cumplido con los plazos de entrega.
“El cooperativismo es un sistema muy sabio, democrático y de distribución del poder. Pero si no existe la decisión política de acompañar estos procesos dinámicos, no se pueden garantizar buenos resultados. También se necesita el control estatal, porque con exceso de paternalismo los hijos pueden salir irresponsables”, graficó Funes, quien resaltó lo injusto de “que un escándalo tire por tierra el proceso de construcción social que se venía dando”.
Cuando arrancó el programa nacional, un grupo de la Tupac accedió a una obra en San Carlos, pero fueron desafectados por no cumplir con ciertas exigencias del contrato.
También hubo dos cooperativas que se quedaron en el camino: "Una, porque no tenía capacidad operativa y otra, no prosperó", dijo el funcionario.
Las terminaciones, el diseño, el “estirar” los materiales para agrandar los espacios son ventajas que después agradecen los adjudicatarios. “Nosotros somos vecinos también, no podemos terminar la obra e irnos. Estamos expuestos a la queja. Queremos hacer bien las cosas; mejor si nos controla el Estado y la gente. Nosotros preguntamos qué pintura o diseño quieren”, ejemplifica Héctor.
El tener los papeles en regla les ha permitido concursar en licitaciones públicas (ahora están realizando sanitarios y un consultorio en la piscina de Chilecito). Son varias las que han hecho reparaciones y arreglos en escuelas y diversos edificios públicos.