El equipo de investigadores que realizó nuevos hallazgos de una población que vivió en el sur de Mendoza hace unos 1500 años tardará de 12 a 24 meses en estudiar todas las piezas.
Además de rescatar una olla en perfecto estado de conservación, semillas de maíz carbonizadas, puntas de flechas y restos óseos de animales, pudieron establecer que al menos vivieron unas 200 personas en las nacientes de los ríos Atuel y Diamante en San Rafael.
El sitio arqueológico denominado El Indígeno se encuentra a 3.400 metros de altura, en uno de los faldeos del volcán Overo y muy próximo al Paso Leñas, en el límite con Chile, en plena cordillera de Los Andes. La campaña que encaró recientemente el doctor Gustavo Neme al sitio arqueológico es la tercera que se lleva adelante desde que el lugar fue descubierto en los años 70 por un grupo de andinistas.
"Es un lugar al que queríamos volver después de muchos años. En la expedición anterior se sacaron pequeñas muestras pero no teníamos tanta tecnología aquella vez. Gracias al apoyo de la Fundación Williams pudimos organizar una campaña con unas 13 personas que incluyó arqueólogos y documentalistas y el resultado es muy alentador", explicó Gustavo Neme.
La labor en el campo incluyó la excavación y sondeo de 4 estructuras habitacionales, recorrieron la zona y pudieron establecer que "el sitio arqueológico que estaba compuesto por unas 120 estructuras, hoy podemos decir que estamos hablando de unas 200 estructuras habitacionales. Hay un riquísimo registro arqueológico que permite caracterizar gran parte de la ocupación humana del sur de Mendoza al menos en los últimos 1500 años", agregó .
El equipo expedicionario se instaló durante dos semanas en el lugar, estuvo compuesto por 13 integrantes entre científicos y documentalistas. Por lo que pudieron establecer hasta el momento, la población era nómade ya que las condiciones ambientales son muy duras y salvó el verano está cubierto de nieve. Estiman que se instalaban allí para cazar guanacos y algunas aves y en particular para tener contacto con pobladores de la región de Chile central para hacer intercambio.
Una de las incógnitas que se abrió es por qué no utilizaban las estructuras habitacionales que ya existían. Se trata de casas semicirculares de piedra (tipo pircas) de unos 4 metros de diámetro por 1 metro de altura en promedio. Eran construcciones pare refugiarse del viento y el frío y también es posible ver el armado de los fogones próximos a las paredes para resguardarse. "Las estructuras vemos que no eran ocupadas de forma contemporánea, el sitio iba creciendo en número de estructuras en grupo de 10 a 12, nuevos habitantes llegaban y construían otras. No sabemos porqué no reutilizaban", dijo Neme.
La tarea de los investigadores en el campo fue la primera etapa ahora comienza el trabajo más minucioso en el laboratorio para analizar las muestras de cerámica, una olla intacta, cuentas de collares, restos de animales, puntas de flechas, también semillas entre otras.
"Las novedades las vamos a ver con el paso del tiempo, la primera etapa es ir al campo a buscar los materiales ahora hay que prepararlos e inventariarlos para analizar", dijo Adolfo Gil, otro de los investigadores que participó de la expedición.
"Debemos consolidar todos los restos ya que al sacarlos empiezan a ponerse más frágiles", añadió Miguel Giardina, que también fue parte de los investigadores que estuvieron en El Indígeno.
El equipo multidisciplinario que intervendrá en el análisis de los restos arqueológico estará compuesto por unas 20 personas provenientes de unas 10 instituciones argentinas, entre ellas el Conicet, la UTN y el Museo de Historia Natural de San Rafael, como así también del exterior.
Entre los estudios previstos está el de carbono 14 para determinar la antigüedad y al mismo tiempo ver si son contemporáneas a las muestras que habían sido encontradas en las campañas anteriores o se corresponden con otro periodo histórico.
Universidad de Nevada
Un equipo de expertos de la universidad de Nevada (EE.UU.) está trabajando junto a un grupo de arqueología de la UTN en Los Reyunos (San Rafael) con un equipo portátil de fluorescencia de rayos X que permite conocer la composición química de las rocas.
Permitirá establecer el volcán de dónde surgieron y saber la procedencia exacta de los instrumentos de piedra confeccionados por los pueblos indígenas.
